Una Reencarnación Tranquila

La luz dorada de la tarde se filtraba por las cortinas de la pequeña habitación del barco, tiñendo todo con un resplandor suave, casi nostálgico. Artemisa sostenía a Leo sobre su regazo mientras lo ayudaba a abotonarse su pequeña camisita azul. El bebé no dejaba de jugar con el botón superior, haciendo ruiditos entre dientes, hasta que una risa bajita escapó de sus labios redondos. Su patito de peluche estaba acomodado sobre la almohada, vigilante como siempre.

Faltaban apenas unas horas para llegar al puerto de Malmar, su destino. Artemisa había observado la costa aproximándose lentamente desde la cubierta esa mañana, y aunque no quería admitirlo, tenía un nudo en el estómago.

El sonido de pasos suaves y seguros interrumpió sus pensamientos, seguido por un golpecito educado en la puerta.

—¿Puedo pasar? —La voz de Elian, tranquila y familiar.

—Adelante —respondió Artemisa, intentando que no se le notara lo cargado de emociones que empezaba a sentir.

La puerta se abrió y Elian entró, vestido con su chaqueta oscura de viaje. Traía consigo una pequeña caja negra en una mano y algo más envuelto en tela en la otra. Sus ojos se posaron de inmediato sobre Leo, quien lo reconoció al instante y agitó los brazos con alegría.

—¡Aaaah! ¡Aaah! —balbuceó Leo, haciendo pucheros de emoción mientras extendía sus manos hacia él.

Elian sonrió con ternura y caminó hacia ellos, sentándose al borde de la cama. Dejó la caja a un lado.

—Hola, campeón. Veo que estás tan travieso como siempre —dijo, acariciando con suavidad la mejilla del bebé.

—¡Papaaa! —dijo Leo de repente, abrazando su patito de peluche como si se lo mostrara a Elian.

Artemisa sintió el corazón encogérsele por un momento, pero Elian solo bajó un poco la mirada, con una sonrisa temblorosa.

—Sí, pequeñín… pero ya no por mucho tiempo —susurró más para sí que para el niño.

Elian se recompuso y se volvió hacia Artemisa. Sacó primero el objeto envuelto en tela y lo desplegó con cuidado: era un brazalete elegante, de metal oscuro con pequeños detalles que brillaban discretamente. Parecía una joya, pero tenía un diseño moderno y preciso, como salido de otro tiempo.

—Este es para ti —le dijo—. Está conectado con el mío. Puedes comunicarte al presionar esta parte —señaló un pequeño botón lateral con forma de hoja plateada—. También puedes proyectar imágenes si mantienes presionado unos segundos.

—¿Y… tiene alguna protección? —preguntó Artemisa, casi con culpa por aceptar algo tan fino.

—Sí. Reacciona a tu pulso y tiene una función de escudo si percibe peligro. También graba y envía alertas si detecta magia inestable cerca. Kael se esmeró con el diseño, claro —dijo Elian con una sonrisilla, recordando a su amigo.

Leo se había inclinado sobre las piernas de su madre para mirar la pulsera, boquiabierto.

—¡Uuuuoh! —dijo, mientras tocaba el brazalete con un dedito.

Elian entonces abrió la caja negra. Dentro, sobre un suave cojín, había un pequeño reloj dorado en forma de pato. El cuerpo era redondo, con ojitos grabados y una correa de tela suave que claramente podía ajustarse a medida que el niño creciera. A un costado, como si fuera parte del diseño, colgaba una pequeña bolita de cristal brillante, unida por una cadenita fina.

—Y este… es para él.

Artemisa lo tomó con delicadeza. El reloj brillaba suavemente con un encantamiento cálido. Leo, al ver el pato, soltó una carcajada encantada y aplaudió.

—¡Cua cua! ¡Cua!

—Tiene magia de rastreo y protección. Si se rompe o se fuerza, esa bolita enviará una señal de alerta a mi brazalete y al tuyo. También puede emitir un escudo si el niño está en peligro, aunque de forma limitada. No quería dejarlo sin algo que lo cuidara —explicó Elian, con la voz más baja al final.

—Elian… —Artemisa apenas podía hablar. Sentía la garganta apretada, pero se obligó a sonreír—. Es perfecto. Gracias… por pensar en todo esto. Por… por pensar en él.

Elian asintió sin hablar. El silencio entre ambos se llenó con los balbuceos de Leo, que ahora intentaba abrazar su reloj nuevo y al patito al mismo tiempo.

—También quiero darte esto —agregó Elian, sacando un papel doblado de su bolsillo—. Es una lista. Si Leo vuelve a tener síntomas, debes seguir estos pasos. No darle ciertos alimentos. Y si su temperatura cambia rápido, usa el hechizo que está aquí anotado. No te asustes si le brilla la piel por momentos, es parte de su magia… pero si eso se vuelve constante, escríbeme de inmediato.

Artemisa recibió la lista con manos temblorosas y comenzó a leerla

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...Lista de cuidados para Leo (Enfermedad de Cristal)...

...1. Evitar cambios bruscos de temperatura....

...— Fiebres y sensibilidad: Leo puede presentar fiebre repentina al enfrentar cambios climáticos, emocionales o físicos. Mantén el ambiente cálido y estable....

...Posible remedio natural:...

...Té de menta y manzanilla (ayuda a mantener la temperatura estable y relajante para el cuerpo)....

...Infusión de raíz de jengibre y cúrcuma (potente antiinflamatorio que ayuda a regular la temperatura y reduce fiebre)....

...2. Control emocional:...

...— Crisis de fatiga: Evita que Leo pase por situaciones emocionales intensas o estrés. Los gritos, sorpresas o ruidos fuertes pueden agotarlo y causarle debilidad extrema....

...Posible remedio natural:...

...Té de valeriana y flor de pasiflora (calman el sistema nervioso y ayudan a mantener la tranquilidad)....

...Extracto de ashwagandha (adaptógeno que ayuda a regular las respuestas del cuerpo al estrés y mejora el ánimo)....

...3. Mantener su piel protegida:...

...— Piel sensible: La piel de Leo se vuelve extremadamente sensible. No lo expongas a calor directo o al sol por mucho tiempo. Mantén su ropa suave y cómoda....

...Posible remedio natural:...

...Ungüento de caléndula y aceite de rosa mosqueta (alivia la piel irritada, acelera la regeneración celular y protege contra la sensibilidad)....

...Infusión de manzanilla y aceite de oliva (para aliviar cualquier irritación o enrojecimiento en la piel)....

...4. Tos y dificultades respiratorias:...

...— Tos seca y con sangre: Si Leo comienza a toser, observa con atención. Si la tos se torna húmeda o con sangre, cúbrelo con una manta y llévalo a un lugar tranquilo para que repose. Mantén agua cerca para ayudarle a hidratarse....

...Posible remedio natural:...

...Jarabe de miel, jengibre y raíz de regaliz (alivia la tos, mejora la respiración y suaviza la garganta)....

...Infusión de flores de malva y hinojo (espectacular para calmar la tos seca y ayudar a la descongestión)....

...5. Sueño profundo:...

...— Descanso prolongado: Leo dormirá mucho más de lo normal. Esto es parte de su proceso de descanso. Evita despertarlo de repente, y asegúrate de que su lugar de descanso sea seguro y cómodo....

...Posible remedio natural:...

...Té de lavanda y melisa (favorece el descanso profundo y calma el sistema nervioso)....

...Infusión de flor de tilo y bálsamo de limón (relaja el cuerpo y ayuda a inducir un sueño reparador)....

...6. Evitar caídas o golpes:...

...— Fragilidad física: Aunque Leo no siempre notará el daño, sus huesos son más frágiles y puede lastimarse sin darse cuenta. No lo dejes solo sin protección....

...Consejo: Coloca almohadas o cojines alrededor de su espacio de descanso para evitar golpes en caso de caídas....

...7. Alergias repentinas:...

...— Reacciones alérgicas: Leo puede presentar reacciones alérgicas de manera inesperada. Mantén cerca las hierbas que pueden aliviar estas reacciones (como la manzanilla y la lavanda), y si ves que su piel se pone roja o le brota algo extraño, mantenlo tranquilo hasta que la reacción pase....

...Posible remedio natural:...

...Infusión de manzanilla y hierba de San Juan (alivian las reacciones alérgicas, ayudan a reducir la inflamación y la irritación)....

...Pasta de arcilla verde y aceite esencial de eucalipto (aplicada sobre la piel irritada, alivia el enrojecimiento y las picaduras)....

...8. No usar magia curativa....

...— Evitar la magia: La magia no puede curar la enfermedad de Leo. No emplees hechizos ni pociones mágicas, ya que la enfermedad reacciona negativamente a estos y podría empeorar la condición. Solo usa magia para calmarlo si es necesario para su bienestar emocional, pero nunca para intentar sanarlo....

...Nota importante: La enfermedad de cristal es incurable y no puede ser sanada por medios mágicos....

...9. Alimentación estable:...

...— Dieta: Mantén a Leo alimentado con comidas suaves y fáciles de digerir. Evita los alimentos azucarados o muy procesados. Las frutas frescas son buenas, pero las cítricas deben evitarse....

...Consejo alimenticio:...

...Sopas suaves de pollo o vegetales (nutritivas, fáciles de digerir y reconfortantes para el sistema)....

...Puré de zanahorias, avena y manzana (bajo en azúcar, fácil para el estómago y rico en vitaminas)....

...10. Señales de alerta:...

...— En caso de emergencia: Si en algún momento su condición empeora (tos con sangre persistente, fiebre que no baja, o desmayos), usa el brazalete o reloj para alertarme de inmediato. Mantén la calma y asegúrate de que Leo esté cómodo mientras esperas asistencia....

...Recomendación urgente: En caso de que Leo presente un colapso o desmayo prolongado, evita usar magia de cualquier tipo. Simplemente colócalo en una posición cómoda y llama por ayuda....

...— En caso de asfixia o pérdida de respiración: Si Leo comienza a tener dificultades graves para respirar o se pone azul, indicando que está perdiendo la capacidad de respirar correctamente, debes usar inmediatamente el reloj para notificarme. En este caso, no hay tiempo que perder y es crucial que me avises, ya que podría estar en peligro mortal. Asegúrate de mantenerlo en una posición estable mientras esperas mi llegada o asistencia adicional....

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Recuerda: Esta enfermedad no tiene cura, pero con el cuidado adecuado, paciencia y amor, Leo puede llevar una vida tranquila y saludable, aunque limitada en ciertos aspectos. Solo ten en cuenta que cualquier cambio brusco de temperatura, estrés físico o emocional puede agravar su condición y causarle una recaída grave.

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Por un momento, no supo si era la ansiedad, la tristeza… o la esperanza lo que sentía.

Por un momento decidió no pensar en eso y volteo a mirar a Elian.

—¿Y tú…? ¿Tú estarás bien? —preguntó, sin saber cómo formular esa preocupación.

Elian no respondió de inmediato. En cambio, se inclinó hacia Leo, quien lo abrazó por el cuello sin pensarlo dos veces.

—Estaré bien —susurró, con la frente apoyada en la del niño—. Pero voy a extrañar sus patitas ligeras por todos lados. Y esos “cua cua” a medianoche.

Leo soltó una risita y luego le dio un pequeño beso baboso en la mejilla.

Elian se limpió el rostro con una risa suave. Luego se puso de pie, respirando profundo.

—Ya casi atracamos. Es hora de despedirse.

—Ya casi —repitió Artemisa en voz baja, como si aún le costara creerlo.

Leo, al ver que Elian se alejaba, comenzó a moverse inquieto en los brazos de su madre. Cuando Elian llegó a la puerta, Leo se inclinó hacia él con fuerza, sollozando.

—¡Paaa… paaa…!

Elian se volvió de inmediato, pero su sonrisa temblaba.

—Shh, pequeñito… no llores —dijo, acariciándole la cabecita—. Vas a estar bien. Y yo… también.

Pero Leo no se calmaba. Su rostro empezaba a enrojecerse, sus bracitos temblaban de frustración. Artemisa lo acunó rápidamente, tratando de mecerlo, de calmarlo con besos.

—Elian… se va un ratito, mi amor. No llores, que si te agitas mucho te vas a enfermar —murmuró, acariciándole la espalda.

Elian se acercó otra vez, con cuidado. Puso una mano sobre el pecho del bebé, y su magia cálida envolvió a Leo. Poco a poco, el niño dejó de llorar, suspirando como si hubiera comprendido algo muy profundo.

—Gracias —susurró Artemisa.

Elian se quedó ahí un momento más. Luego dio un paso atrás, recogió su chaqueta… y salió por la puerta.

-Nos vemos mañana, descansen- dijo Elian.

-Tu igual Elian- dijo Artemisa un poco triste

El tiempo de estar juntos ya se estaba acabando.....

El sol comenzaba a caer sobre Malmar, y con él, se cerraba una etapa que jamás olvidaría.