La joven Yasí era una chica esclava de la familia más importante de la ciudad, cuya madre era indígena y cuyo padre era el dueño de ellas y de todo cuanto las rodeaba. Ella y su madre sufrían los maltratos de la familia por lo que Yasí soñaba con ser libre. ¿Logrará Yasí obtener su libertad y la de su madre?
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Capítulo 18 Búsqueda incesante
Felipe regresó, con el ejército exhausto pero feliz, al campamento militar después de una batalla sangrienta pero victoriosa. Nuevamente las bajas no fueron muchas para el ejército libertario. El ejército imperial se fue derrotado y con la moral por el piso, cuya frustración los debilitó cada vez más, lo que se tradujo en más pérdidas.
En el campamento:
Soldados: ¡Bienvenidos! Los saludaron todos rindiendoles honores.
Felipe: —¡Ha sido una batalla difícil, pero nuestro esfuerzo, valentía e inteligencia no ha sido vano!. ¡Dios está de nuestro lado y nos da la victoria! Sigamos teniendo fe y luchando con más fuerza, ¡Estoy seguro que obtendremos la victoria!
Comandante Peña: —General también hay buenas noticias de la capital, del sur y la cordillera. Aún falta caminos por recorrer y batallas que luchar pero nuestras victorias nos animan a confiar en que es posible vencer al ejército realista y derrumbar el Gran Imperio.
Soldado Fernández: —Mi general nos alegra enormemente que hayan llegado victoriosos, pero tengo una mala noticia para usted.
Felipe: — ¿Le pasó algo malo a mi mujer y mi hijo?
Soldado Fernández: —La señora Yasí fue con el niño a buscar hierbas medicinales al bosque para curar a los heridos. Pero no regresó, la hemos ido a buscar y encontramos su cesta con las hierbas tiradas en el suelo. Temo que la llevaron prisionera los realistas. Hemos buscado con los demás hombres y mujeres en los alrededores pero no tenemos noticias. También hemos preguntado en pueblos aledaños pero nadie la ha visto. Todos los días salimos un grupo de soldados a buscarla pero aún no damos con su paradero. No sé qué más podemos hacer, por favor discúlpenos general.
Felipe: —Hay que seguir buscándolos. Si no están cerca quiere decir que se la llevaron a otro lugar... Averigüen todos los paraderos del ejército enemigo...
Soldado Fernández: — Sí mi general.
Felipe: —Que los hombres que llegaron de la batalla descansen en sus habitaciones, luego, que continúen entrenando... Quiero, además, que enseñen a las mujeres del campamento a usar las armas... Yo iré a seguir con la búsqueda de mi mujer y mi hijo, voy a necesitar que vengas conmigo, también dos hombres más. Llama a Navarro y Aguilar.
Soldado Fernández: —Como usted mande mi general. El soldado Fernández fue a buscar a los soldados Navarro y Aguilar.
Comandante Peña: —Quédate tranquilo hermano, ten fé en que nada malo les pasará. Dios está con nosotros, tú lo has dicho. Le dijo dándole un abrazo.
Felipe: —Se que estás cansado, pero, necesito que te quedes a cargo por favor.
Peña: —Cuenta conmigo hermano. Te diría que descanses y luego que vayas a buscarlos pero sé que es en vano. Ve tranquilo.
Felipe: —Muchas gracias hermano
Felipe, Fernández, Navarro y Aguilar fueron en búsqueda de Yasí y del pequeño Felipe. Comenzaron a interrogar a las personas que podrían haberlos visto de camino hacia algún lugar con el enemigo.
Felipe: —Hemos recorrido bastante, solamente nos falta ir a la ciudad que está cerca del puerto...
Fernández: —Señor ¿porqué no descansamos aquí y luego continuamos viaje hasta el puerto? Los caballos necesitan descansar, alimentarse y tomar agua, y nosotros también. Ya llevamos muchas horas buscando.
Felipe: —Discúlpenme, estoy muy ansioso por encontrarlos que no me dí cuenta de la hora y que ni siquiera hemos comido. Descansemos aquí y mañana antes de que salga el sol continuaremos buscándolos. Estoy seguro de que aún están vivos.
A día siguiente, antes del amanecer, Felipe y los soldados partieron rumbo a la ciudad del puerto. Muchas personas iban y venían, entre pescadores y comerciantes.
Felipe: —Bueno, parece que hemos llegado. Entremos a esa cantina y pidamos algo para beber...
Los hombres entraron al lugar:
Cantinero: — Buenos días ¿Qué les sirvo?
Felipe: —Unos tragos está bien
Cantinero: —En seguida
Entra un hombre sobresaltado: —¡Don Eustaquio! ¡Don Eustaquio! ¡No sabe lo que aconteció anoche en la ciudad! Toda la gente está afuera mirando espectante y asombrada por el hecho.
Las personas en el bar sorprendidas al ver al hombre entrar gritando. Todos se preguntaron si algo malo había sucedido.
Cantinero: —¡Alfonso, ya te he dicho muchacho que no andes así a los gritos dando noticias! Ya creo debes considerar trabajar para la Gaceta de Buenos Aires. ¡Agradecería que te fueras y no volvieras por estos pagos!. Le dijo molesto.
Alfonso: —¡Pero Don Eustaquio es importante! ¡El juez Don Álvarez de Toledo ordenó que se realicen las investigaciones en toda la ciudad y seguramente vendrán aquí!
Cantinero: —¡Alfonso vete que molestas a los clientes!
Rato más tarde Felipe y los soldados seguían en el lugar esperando con disimulo las noticias. Tenían esperanzas de que tuviera que ver con Yasí y el pequeño Felipe.
Soldados del Gobierno Patrio entraron a la cantina.
Sargento Gutiérrez: —Buenos días, soy el Sargento Gutiérrez y tengo orden del juez en la investigación del caso de los soldados realistas que fueron encontrados muertos en la posada donde se quedaban. Según las investigaciones en la posada funcionaba un burdel con esclavas sexuales, las cuales lograron escapar utilizando unas hierbas venenosas que se encontraron allí.
Cantinero: —¡Dios mío! Dijo sorprendido de espanto. Lamento mucho lo ocurrido Sargento, y que no tengo información al respecto más la que usted me proveyó. De todas maneras quiero que sepa que estoy a su disposición si así fuera necesario. Eustaquio para servirle. Le dijo estrechando la mano al Sargento
Sargento: —Muchas gracias, seguiré investigando. Dijo retirándose.
Felipe y los hombres al escuchar el hecho ocurrido se miraron asustados, y rápidamente salieron del lugar.
Felipe: —Soldados,estaa noche cuando no haya nadie en la posada iremos a investigar... Quizás encontremos pistas...
Soldados: —A su orden mi General.
A la noche, cuando no había nadie en la posada, Felipe y los soldados ingresaron allí cuidadosamente. Entraron en una habitación donde parecía ser que tenían cautivas a las mujeres, allí encontraron pertenencias algunas pertenencias femeninas que habían dejado. De pronto, en una de las camas Felipe puede reconocer una manta que Yasí había tejido para el niño.
Felipe: —Soldados miren, encontré la manta de Felipe, dijo preocupado. No pudo contener las lágrimas y comenzó a llorar desgarradoramente, mi bebé y mi mujer estuvieron en las manos de estos criminales y no pude hacer nada.
Fernández: —No se culpe mi general, usted hace lo mejor que puede y todos lo sabemos...
Navarro: —Además, lo importante es que por lo visto la Señora logró escapar... Ella también ha dado lo mejor arriesgándose por la causa libertadora.
Felipe: —Lo sé soldados, gracias por darme ánimo. Pero no puedo evitar pensar en las cosas perversas que pudieron sufrir aquí y eso me duele en el alma.
Aguilar: —No piense en lo malo mí general, mejor sigamos con la búsqueda, todo indica que están vivos.
Espero que esa tranquilidad les dure un poco, al menos hasta que Yasí se recupere y pueda seguir la marcha en caso necesario.
👏💖👏💖👏
Cambio de palabras: Oidor en lugar de Virrey.
Necesito saber si la autora es Correntina, tiene alma correntina, si es correntina por adopción, si tiene parientes o algo en corrientes porque las canciones son bien del chamame de esos lados....
Hasta lo leí cantando en mi cabeza, hasta música le puse 🤣🤣