La Esclava Del Virrey
La joven Yasí era una chica con ascendencia indígena de parte de su madre, cuyo padre era el Oidor de la Real Audiencia de las Indias Americanas. Yasí era muy parecida a su padre español, pues tenía la piel blanca; sus cabellos negros y lacios como su madre, sus al igual que sus ojos que también eran negros; tenía una hermosa figura y una altura de una mujer de mediana estatura.
Ella vivía en la casa de su padre en las habitaciones pertenecientes a la servidumbre junto con su madre. Ambas se levantaban muy temprano antes que los dueños de la casa porque trabajaban en labores domésticas limpiando, cocinando, lavando y sirviendo allí. El trabajo era duro y muy agotador pues la esposa del Oidor las maltrataba al igual que las hijas del matrimonio.
La madre de Yasí era una mujer de mediana edad, de unos cuarenta años, de piel morena, cabellos negros y los ojos combinando en un negro profundo, muy hermosa. El Oidor a pesar de ser un hombre de carácter frío y duro, siempre serio, con la madre de Yasí, solía ser diferente y le preocupaba la situación de ella y su hija, porque él no podía hacer nada para darles una mejor vida. El Oidor pasaba todo el día en la Real Audiencia resolviendo los conflictos que se presentaban, pues su labor consistía en ser juez. Era un hombre muy instruido, apuesto, de piel blanca, sus cabellos y su barba blancos mostraban una edad mayor, cincuenta y cinco años, y sus ojos de un color verde claro.
La esposa del Oidor era una mujer de cuarenta y ocho años, instruida, española, que se había casado con el Oidor por un matrimonio arreglado por sus padres, ambos pertenecientes a la clase alta de la sociedad. Era muy fina y elegante, solía pedir que le trajeran de Europa los mejores vestidos y trajes para ella, sus hijas y su marido. Por lo general era de muy mal carácter al igual que sus hijas, y solían maltratar a los esclavos, pero en las reuniones sociales se mostraban amables, y buscaban constantemente quedar bien y aparentar ser bondadosas.
La casa en la cual vivían era una mansión muy grande y lujosa. Las hijas del matrimonio eran dos, Catalina y Candelaria, de 22 y 24 años. Aunque tenían la apariencia de dulces y hermosas princesas, eran despiadadas y crueles al igual que e su madre. Sentían celos y envidia de Yasí y su madre porque su padre tenía un afecto especial por ellas.
Se acercaba el día de Pascuas, y la esposa del Oidor ordenó que prepararan un gran banquete al cual iban a asistir personas importantes de la nobleza, el clero y el Virrey. La Fiesta de Pascua se celebraba con una ceremonia religiosa presidida por el Obispo en la Basílica Nuestra Señora de los Ángeles, acto seguido, se dirigían a la Mansión del Oidor dónde se servía un banquete.
Esposa del Oidor: —¡Yasí si algo sale mal mañana tú y tu madre pagarán las consecuencias, y no solo eso, me encargaré de que mi esposo las devuelva a la selva donde pertenecen, par de salvajes! ¡Vamos a ver si sobreviven con el ejército realista dando vueltas no creo que vivan mucho tiempo! Ja, ja, ja
Yasí: —Sí mi Señora, no se preocupe. Asintió con la cabeza agacha, Yasí.
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Comments
Verónica Acosta
Hola ☺️Espero que disfruten cada capítulo. Besotes 💋
2025-01-30
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