una misteriosa casa donde constantemente desaparecen las personas que entran en su interior.
Sara es una joven introvertida. a la que constantemente molestan sus compañeros de clases. un día, cuando camina sola de regreso a casa. se encuentra con un grupo de chicos que la llevan hasta la misteriosa casa del bosque donde como una broma. la hacen entrar para ver si es capaz de volver a salir.
ella y otro dos chicos se aventuran dentro de la casa. para descubrir que paso en realidad con todas esas personas que desaparecieron allí.
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capitulo 18: El reino perfecto
Jessy llegó a la casa, cuando solo contaba con nueve años de edad, entro siguiendo a su mejor amigo Jeff, el hámster. Que la llevo por muchos lugares aterradores para ella.
Pero aun así, ella no lo abandonó. Siguió buscando lo de manera incansable, hasta que llevo a aquel lugar donde cansada de tanto caminar, callo rendida.
Mientras dormía, soñó que se encontraba en un reino mágico, donde ella era la reina.
Sonriendo de manera inocente, quiso visitar ese lugar tan mágico - desearía que fuera real - murmuro entre sueños.
Cuando despertó unas horas después, se encontró con la grata sorpresa, de que su sueño se había hecho realidad.
Emocionada por esto, comenzó a imaginar, que ella era la reina y poco a poco su vestimenta sucia se transformó en un precioso vestido de seda.
- quiero tener muchos sirvientes - grito la niña e inmediatamente la magia del lugar creo para ella un grupo de personas, con partes de ramas y hojas.
- también deseo que mi castillo sea el más grande y el más hermoso de todo el mundo.
El reino poco a poco iba tomando forma, hasta que la niña estuvo satisfecha - perfecto - dijo al terminar su labor de crear un reino perfecto.
-ahora soy la reina - las personas plantas se inclinaron ante ella y la niña sin darse cuenta tomo la decisión de quedarse allí, reinado para siempre.
El tiempo comenzó a pasar y la pequeña se hizo mayor, convirtiéndose en una joven dama, cuyas únicas ocupaciones se limitaban a ser atendida como una reina y a mandar sobre los otros. Convirtiéndose así. su vida en algo aburrido y rutinario.
Con el tiempo comenzó a perder el interés por salir de su habitación y se confinó en ella. Pasando el mayor tiempo posible en su cama.
El reino comenzó a caer en el abandono, ya que sin su líder, las criaturas que allí vivían, no eran capaces de dirigirse por sí mismas.
Mientras tanto en la habitación de Jessy, las plantas comenzaban a esparcirse por el suelo. Ella, apenas se enteraba de nada, también había perdido la costumbre de moverse demasiado. Ya que sus sirvientes se encargaban de alimentarla cuando tenía hambre. Y luego ella solo volvía a dormir.
Así, el tiempo siguió corriendo, hasta que la pequeña, se dio cuenta de que ya no era más una jovencita, quiso levantarse de la cama una mañana, para retomar su vida, pero sus piernas no le respondieron.
Miró horrorizada todo su cuerpo, cubierto por malas hierbas. Que trataban de enterrarla.
- basta, suéltame - ordeno. Pero las hierbas no estaban vivas y no podían escucharlas
- auxilio - grito la chica, mientras trataba de apartar las plantas de su cuerpo, estás al tener espinas, se clavaron con fuerza en su piel. Causándole un insoportable dolor.
Su sirvienta más fiel, entro a la habitación y observo a su señora - pronto será como nosotros majestad, solo resista un poco - dijo la mujer cubriendo sus ojos con una venda hecha con hojas negras - pronto pasara, renacerá.
- no por favor, esto no es lo que pedí - gritaba la mujer mientras era tragada por completo por las plantas.
Jessy resistió, todo lo que pudo, pero al final decidió que no sería como ellos deseaban. Así que con las pocas fuerzas que aún le quedaban.
Arranco una de las espinas de la planta, y comenzó a cortar la piel de sus brazos, derramando su sangre quemó la planta - Deseo marcharme de esta - dijo con su último aliento anulando su deseo.
El castillo tembló, pero Jessy murió antes de que su deseo fuera anulado.
Dejando el lugar un poco gris y marchito, pero aún en pie.
- noooo - grito la sirvienta, al ver que su señora había muerto.
Trato de revivirla, pero eso era imposible. Así que allí mismo, se prometió que no morirían, esperaría a la siguiente persona que visitará el lugar y traería de vuelta a su señora, para restaurar el reino.
En sus momentos de emoción, Jessy les había contado que ella solo era una de las muchas personas que existían en el mundo. Así que, solo debían esperar.
Y eso hicieron, esperaron, hasta el día que aquella chica les cayó, literalmente del cielo.
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En la actualidad.
- no te llevarás a nuestra reina - grito la sirvienta, mirando con odio al chico. Sara trató de hablar, pero su garganta dolía por los múltiples arañazos recibidos por las espinas de la planta.
Thiago que no estaba de humor para discutir con aquellos monstruos, solo se limitó a mirarlos con asco - trata de detenerme - dijo el chico sin un atisbo de emoción en su voz, se sentía molesto, por lo que le habían hecho
A su amiga, pero tenía miedo de dejar salir su ira, ya que podía lastimar a Sara mucho más.
- bien, como quieras, detenerlo - ordeno la sirvienta a los dos guardias que la acompañaban.
Los hombres se movieron hacia ellos, pero Thiago con gran habilidad consiguió esquivarlos y llegó hasta la salida, empujando a la sirvienta en el proceso.
- no dejen que se la lleve - grito la mujer tratando de incorporarse. Pero había caído sobre la cama donde antes estaba Sara y las ramas de la planta la envolvieron - aaaah- grito la mujer cuando las espinas comenzaron a clavarse en su piel.
Todos se quedaron paralizados mirando la escena.
La mujer gritaba miserablemente, pidiendo ayuda, pero Thiago al darse cuenta de que los guardias estaban distraídos tratando de ayudarla a salir, aprovecho para salir de allí. Con Sara, que se había desmayado por el dolor.
El chico corrio hacia el bosque y cuando sintió que por fin estaban lo suficientemente lejos se dejó caer sobre sus piernas sin soltar a su amiga.
- lo siento Sara - dijo con pesar, mirando las múltiples heridas que la chica tenía en la piel - te prometo que te sacaré de aquí.
La acostó junto a un gran árbol y fue por agua a un río cercano para limpiar a la chica.
Sara no despertó ese día, ni el siguiente, solo se limito a dormir, pensando en sus sueños que debía abandonar aquel lugar a cualquier costo.