Novela en emisión! No está terminada... No se impacienten.
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Cap 15
Mientras decía esto, sus ojos normalmente llenos de seguridad se suavizaron, mostrando una leve vulnerabilidad. Sus labios se curvaron en una sonrisa triste, y una sombra de preocupación cruzó su rostro. Bajó la mirada por un momento, como si no pudiera sostener el contacto visual, y apretó ligeramente mi mano, acariciando con su pulgar, trazando círculos lentos y nerviosos en mi piel de mi muñeca.
—No estoy acostumbrado a sentirme así, ¿sabes? —Continuó, su voz apenas perceptiblemente solo para nosotros dos —. Siempre he tenido el control, siempre he sabido que tenía el poder en cualquier situación. Pero contigo, todo eso desaparece. Me haces sentir… inseguro.
Su otra mano se movió hacia su cabello, despeinándolo ligeramente, un gesto que nunca había visto en él antes. Parecía casi incómodo, como si no supiera qué hacer con su cuerpo.
Sus hombros estaban ligeramente caídos, y la postura erguida que siempre mantenía se había relajado, dándole un aire más accesible y humano. —Y eso me asusta —confesó, levantando finalmente la mirada para encontrarse con la mía—. Me asusta porque no quiero perderte, no quiero que alguien más te vea y se dé cuenta de lo hermosa que eres, y trate de arrebatármelo, me gustaste desde el momento que te vi bailando sobre esa jodida mesa.
Había una honestidad cruda en sus palabras, una emoción genuina que me desarmó. No era el Jasper seguro y dominante al que estaba acostumbrada a ver; este era un hombre que estaba mostrando una parte de sí mismo que probablemente no revelaba a menudo. La inseguridad en sus ojos, la manera en que su voz se vio afectada al final de su “confesión”, todo contribuía a la imagen de un hombre que realmente estaba luchando con sus propios sentimientos.
Tomé su mano y al estar tan cerca uno del otro no fue problema para mí darle un pequeño beso en los labios. No quería que pensara que cualquiera podía tenerme si lo intentaba, después de todo dejé mis reglas para darnos una oportunidad.
—Bueno, no deberías sentir eso, porque anoche acordamos algo y dejé mis reglas por ti, y con respecto a eso, no recuerdo que me hayas pedido ser tu novia, ni tampoco recuerdo haber aceptado tal cosa. ¿Entendí mal o le estabas marcando el territorio a Ethan? —Hice un puchero—. Necesito amigos, Jace.
El camarero vino por nuestro pedido y se llevó las cartas justo antes de que Jasper me respondiera y en cuanto se fue, toda la expresión de su cara me mostró seriedad.
—Conocernos es lo que estamos haciendo, pasar tiempo juntos, también. Te traje aquí para que almorcemos y para después llevarte a donde quieras y consentirte, porque te dejé claro que serías mía, mi bebé, y yo… también soy tuyo —hizo una pequeña pausa y ya más relajado, continuó—. Con respecto a mi hermano, me disculparé después por ser un idiota, pero por muy hermano mío que sea, no deja de ser un hombre.
Entendí que no se sentía cómodo hablando del tema, entonces sin recalcarle lo que no éramos, asentí sonriéndole y dejé mi mano sobre la suya.
—Me gustas tú, no tu hermano, y si no quieres que los demás me vean como lo hacen, no me hubieras traído aquí y ya —me encogí de hombros quitándole importancia a las miradas poco discretas de todos los que nos observaban en ese restaurante—. Pero vas a tener que bajarle un poquito a los celos y confiar en mí. Haré amigos, estudiaré en una universidad y también tienes que comprender que esto para mí es algo nuevo. ¿Podrás hacerlo?
¡Claro que no! Su edad le pateaba el trasero a la mía y era algo que él no podía asumir. Yo era más joven y no peco de creída, porque no lo soy, pero a mis 21 fui una bomba con curvas, pechos generosos, piernas bien ejercitadas y ni qué hablar de mi aspecto. Entendía sus celos y sabía que en algún momento yo sentiría lo mismo porque él era el hombre más hermoso que había visto en mi vida.
—Lo intentaré, pero no prometo nada, bebé —le puso mala cara a todos cuando recorrió sus ojos a toda persona que nos observaba—. Te traje aquí, porque quería que vieran que ya no estoy solo, todas ellas dejarán de ofrecerse y que no se comparan contigo.
Eso sí me molestó un poquito, porque todas ellas cuchicheaban entre ellas y lo miraban a él.
—Entonces yo también marcaré territorio —le sonreí y me levanté de mi asiento para pararme frente a él, me incliné y puse ambas manos en su cuello y lo besé.
—Te ves preciosa cuando me demuestras que te gusto, bebé —dijo, cuando nos separamos, sentándome sobre sus piernas con una facilidad que me hizo sentir como una pluma—. Pero hazlo bien para que se convenzan de una vez.
Su sonrisa era una mezcla de dominio y posesividad, y me di cuenta de que, aunque estaba jugando el papel del hombre inseguro, todavía había poder detrás de sus ojos verdes. Jasper entrelazó sus dedos con los míos, sus manos cálidas y suaves, y yo me perdí en el y en su mirada.
—No quiero que te sientas presionada, Cassie, pero quiero que entiendas cuánto quiero intentarlo. —dijo, su voz bajando a un susurro íntimo que solo yo podía oír—. Este lugar, estas personas... no importan. Lo único que importa eres tú.
Me sentí tan bien con Jasper, como cuando pasaba tiempo con… el otro chico. Al principio me costó adaptarme a que me tome de la mano, a que me agarre de la cintura para besarme y, obviamente, a sus atenciones. Después de almorzar, paseamos por la ciudad, me mostró los sitios más importantes, fuimos juntos a la universidad y de compras a la librería. Lo dejé pagar mis cosas, porque en cuanto saqué mi tarjeta de crédito me la quitó.
—Déjame consentirte, bebé. Son cosas pequeñas que no cuestan tanto.
Entonces me reí, porque aún nos quedaban muchas horas por delante y quería ir a un concesionario.
—Vas a tener que devolverme la tarjeta, porque lo que quiero comprar no es pequeño. —Tendí mi mano para que me la devolviera. — Además, no soy pobre y tengo lo mío. Quiero comprarme ropa, porque como viste no traje más que una maleta, necesito una MacBook, zapatos y… — Negó con la cabeza otra vez.