Mi Castigo

Hay momentos que a uno lo cambian para siempre. Eso pasó con mi vida, el desvió de mi rumbo, no sabía a donde me estaba llevando, mi pensamiento excesivo solo me quitaba la felicidad.

—Buenos días, ¿Dormiste bien?— Demian me preguntó trayendo una bandeja con el desayuno.

—Después de varias noches pude dormir bien— respondí sentándome en la cama.

—Te traje algo para comer.

—Se ve todo rico.

—Perdiste mucho peso, es hora de recuperarte.

—¿Cuanto tiempo tenia mi bebé?— pregunté tomando un poco de café.

—Un par de semanas, lamento mucho tu perdida.

—No sabía que estaba embarazada, de haberlo sabido me hubiese cuidado más.

— Eres muy joven, puedes tener más hijos.

— No sé si quiero tener hijos, solo sé que perdí a uno, y me duele mucho.

—Todo lo que te pasó fue muy duro, pero ánimo, un día volverás a sonreír.

—Gracias por ser tan bueno.

—Yo ya me tengo que ir al hospital, si necesitas algo solo llámame deje mi número a lado del teléfono.

—Tuvieras una computadora para prestarme por favor.

— Si claro, te la dejo ahí en la sala, cuando quieras la utilizas.

—Muchas gracias.

Demian antes de irse me tomó de la mano y me dio un beso en la mejilla. No entendía por qué tanta amabilidad, pero me alegraba tenerlo en estos momentos.

Realmente quería saber que es lo que había pasado con Darío, ese recuerdo había muerto en mi cabeza, encendí la computadora y abrí mi correo, ahí tenia muchos videos guardados de la cámara de seguridad del departamento que compartí con Darío.

Abrí el primer video, ver que Darío obligaba a una joven a tener relaciones en la misma cama donde muchas noches dormimos fue aterrador, el nunca lo supo, pero yo había puesto cámaras de seguridad, no porque desconfiaba de él, sino para saber si mis padres vendrían por mi para obligarme a volver a casa. Más mi sorpresa fue otra. Estaba tan enamorada de él, que no veía la cruel realidad.

No estaba preparada para ver más, pero tenía que saber que es lo que había pasado, abrí otro video, Darío con otra joven, violándola de la peor manera, sometiéndola al peor de los castigos que una mujer podría sufrir. De este video había más, ya no quería escuchar el llanto de esas chicas, fui al último vídeo, donde mi crimen estaba muy gravado, era verdad que yo había matado Darío, dentro de mi había despertado un brote psicótico, sabía perfectamente lo que iba a hacer, lo hice sin ningún remordimiento, no estaba enferma, solamente estaba cansada de tanta mierda.

Había tanta información para hundir a ese enfermo de mierda, pero yo había tomado la justicia por mi cuenta. Apague la computadora, no quería ver más, esos recuerdos me dañaban más la cabeza. Enzo y su madre no sabían nada de esto. Pero Enzo no se quedaría sin hacer nada, tenía que saber quien era realmente su hermano. Cree un correo falso y de ahí le mande los videos al correo de Darío, sabía que tarde o temprano Enzo lograría entrar a las redes sociales de su hermano. Yo podría habérselo pasado, pero lo quería fuera de mi vida.

Me tomó una semana poner mis pensamientos de nuevo a bordo, era momento de seguir con los caos de la vida.

—Demian, fuiste la única persona que estuvo a mi lado durante estos días, y te lo agradezco mucho, jamás olvidaré lo que has hecho por mí, pero llegó el momento de volver a las calles, ahí afuera mis padres me necesitan— le dije tomando de su mano para agradecerle antes de que se valla al trabajo.

—Aurora, cuando llegué a casa a la noche será extraño no verte—respondió algo triste.

—Hay una linda amistad entre nosotros, esto no es el final, nos volveremos a ver, no estés triste.

—Obvio que nos volveremos a ver, espero que no me hagas esperar mucho.

—No creo ja, ja, ja— le sonreí y le di un gran abrazo.

—Me voy al hospital, ¿quieres que te deje en algún lugar?

—No, pero salgamos juntos vienen a buscarme.

En silencio subimos al ascensor, Demian era un hombre muy atractivo, pero con tantas cosas en mi cabeza no me di cuanta de eso, ahora que lo miraba con tanta atención, seguro tendría muchas mujeres tras de él.

—¿En qué piensas, que tanto me miras?— preguntó al notar que lo miraba.

—Pienso en que me hubiese gustado tener un hermano como vos.

—Ja, ja, ja... ¿Enserió?

—Sí.

—Pensé que me veías con otros ojos no como un hermano.

El sonido de la puerta interrumpió nuestra pequeña conversación.

Enzo me dio un fuerte abrazo para despedirse, de pronto alguien lo apartó bruscamente de mi lado.

—¡Te dije que no vuelvas a tocar a mi esposa!— grito Enzo con la mirada fruncida por los celos.

—¿Quién te crees que sos para decirme que hacer o no?— respondió Demian a Enzo.

—Aurora es mi esposa, que no se te olvide.

Me puse en medio para evitar que se desate una pelea.

—Demian, se te hace tarde para ir al trabajo, pronto nos volveremos a ver— le dije y lo abracé una vez más.

—¿Estarás bien?— susurro en mis oídos.

—No te preocupes estaré bien.— le di un beso y lo solté.

La gente caminaba por la vereda queriendo saber que era todo lo que estaba pasando, pero pronto Demian se subió a su coche y se fue.

—¿Aquí te estabas escondiendo estos días?— me preguntó mi esposo algo molesto parándose en mi frente.

— No tengo ganas de pelear contigo Enzo, por favor deja de castigarme.

— Aurora.

—Por favor Enzo, basta.

—Te metiste en mi cabeza, y no puedo sacarte de ahí, dime, ¿que hago?

— Te Acostumbraste a herirme, y ahora que ya no estoy sientes ese vacío. No puedes ser tan cruel.

—Estoy confundido, hay sentimientos que dentro de mi no me permiten estar tranquilo.

— ¿Después de todo lo que me hiciste crees que tengo ganas de quedarme a tu lado?. Enzo te odió, eres la última persona que quiero tener en mi vida.