¿Amor O Venganza?

...BELLA ROSELLI...

Acabó la reunión finalmente y no fue muy sencilla. Mi jefe muestra ser una persona amable con los demás pero la realidad es que no lo es para nada. El señor Vladimir por otro lado es muy diferente, es serio pero puede ser amable también, contrario a su hijo. Debo admitir que me cae mucho mejor él como persona, pero cualquier ser humano me agradaría más que Máximo Novikov.

Un hombre español fue el que al terminar la reunión me habló con cortesía y pudimos tener una una mínima conversación pero muy amigable. De verdad extrañaba hablar en mi idioma porque eso es lo que me hace sentir en casa. Por ello es que puedo admitir que venir a España fue algo que no me desagradó, o al menos no tanto, excepto por tener que hacerlo con mi jefe.

Cuando abordamos el avión yo podía notar que había bastante tensión entre padre e hijo pero no era algo en lo que yo pudiera opinar. Solo me quedé en mi asiento y cuanto más lejos pude. Me sorprendió que el señor Vladimir viniera a mi lado pero conversamos de un modo amigable, ni el soportaba a su hijo.

Me parecía un señor bastante entrometido, lo asumo, pero también descubrí que con él se puede tener una amena conversación; sin que tenga la necesidad de interferir en temas personales de mi vida privada. Me pone un poco nerviosa sentir que él puede llegar a conocerme y no como precisamente una simple intérprete, porque al parecer estuvo en el servicio militar en algún momento de su juventud, hay cosas que no se olvidan.

Al legar fue un alivio no tener que ver más a mi jefe y poder ir a descansar. Debí morderme la lengua para no decirle bastante improperios a mi jefe ya que ni siquiera fue capaz de agradecer todo lo que había hecho. Teniendo en cuenta que hasta tuve que traducirle todas las cosas que las otras secretarias le decían a sus jefes y no precisamente de temas laborales.

Pasaron algunos días mientras seguí trabajando lo más alejada posible de mi jefe, siempre traduciéndole los contratos que llegaban para que él pueda tomar una decisión respecto a ellos, si aceptaba esos trabajos o no lo hacía. No puedo quejarme porque la paga como intérprete es mucho mejor que en el área de limpieza aunque debí también en oportunidades darle su café al señor; porque él no era capaz de hacer algo por su cuenta y cuando Vivian no estaba me tocaba esa tarea a mí.

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Al cabo de varios días un mensajero vino a traer un paquete a presidencia algo que era solamente para entregar en manos del jefe debido a su contenido. Desconozco que contenía el paquete pero al ver ese mensajero sentí una conexión muy especial y me atrajo de inmediato. Tenía algo en su personalidad que me resultaba agradable y que me daba ganas de conocerlo. El cuando posó sus ojos en mí y me sonrió fue lo más fascinante que había vivido hasta el momento.

El es alto, apenas un poco más que yo. Tiene su piel morena, su cabello negro, ojos preciosos que transmiten calidez, barba prolija muy corta y una simpatía que me resulta aún más atractiva. Además de ser muy guapo hay algo en su personalidad que me da muchas ganas de conocerlo.

Pasaron unos pocos días más donde estuve a la espera de si él llegaba a llevar algún paquete importante, se había quedado grabado en mí memoria y mis pensamientos.

Salí de la empresa como cada día justo un viernes, que era el último día laboral que tenía que ver al jefe gracias a Dios. Llevaba algunas cosas en la mano y eso hizo que no mirara por dónde iba y acabara chocando con él. Consideré eso un hermoso accidente porque además usaba un perfume que me encantaba.

-¿Estás bien? Creo que los dos íbamos distraídos- me dijo y sonrió, me quedé perdida mirándolo, cuánta perfección

-Si discúlpame, yo no miré por dónde iba. Mucho gusto, Bella Roselli- me presenté y extendí mi mano para saludarlo

-Oliver Rowland, mucho gusto hermosa- sentí que la sangre se acentuó en mis mejillas, hasta su nombre era perfecto

-Debo irme, espero que tengas buen día- le dije nerviosa sin saber que más agregar, jamás me había sentido así con nadie

-Espera, ¿Te gustaría que vayamos por un café? Mi turno acaba con ésta entrega para el señor Novikov- me sorprendió demasiado pero no podía rechazar la invitación aunque acababa de beber un café justo antes de acabar mi horario laboral

-Me encantaría, hay un café muy cerca de aquí- le dije aceptando de inmediato