Esta es la historia de 6 lobos, que con ayuda del buscador de mates Nolan Suche, parten en busca de sus parejas destinas, llegando a lugares a los que nunca se imaginaron visitar y experimentando todo tipo de experiencias que los podrán a prueba, pero para estos 6 lobos, ninguna prueba es lo suficientemente difícil, si la recompensa es esa personas que estuvieron esperando toda la vida.
Esta es la continuación de mi historia “La Buscadora de mates” espero que les guste.
Esta historia se concentrara en los hijos de Susana y Malik, los de Donia y Kalil, y los de Elizabeth y Julian.
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Capítulo 3
EMMA
La escuela termina y Eli y yo nos dirigimos a la entrada, para esperar, ella a su madre y yo a Haran, quienes vendrán a recogernos y al salir veo algo que no me gusta para nada, allí frente a mí está la ofrecida de Marisol, coqueteando descaradamente con mi Haran.
Marisol es la hermana mayor de una de mis compañeras, y también es una modelo en ascenso, en pocas palabras es toda una belleza, una belleza resbalosa, que no duda en coquetear con mi hombre cada vez que lo ve, pero lo que más me molesta de verlos juntos, es darme cuenta de que una chica Marisol, es seguramente el tipo de mujer que Haran busca, y no una niña como yo.
Afortunadamente, antes de que comenta alguna tontería, Haran se aleja de Marisol y va hacia mí con una hermosa sonrisa.
- ¿cómo está la chica más linda? – me pregunta Haran cuando llega hasta donde estoy, mientras me quita mi mochila para llevarla él.
- Bien – le contesto, y bueno, solo le digo eso, y me siento como una tonta nada más decirlo.
- Eso me tranquiliza, hola Elizabeth ¿Cómo has estado? – le pregunta Haran a mi amiga.
- He estado bien, gracias por preguntar – le contesta mi amiga.
- Y bueno, Eli, dime ¿Qué tal se portó mi muñequita? – le pregunta Haran a mi amiga, y yo no puedo evitar sonrojarme ante el apodo que me dio, su muñequita, me ha llamado así desde que soy una niña, y cada vez que lo hace mi corazón se acelera.
- Pues, te diré, Emma no puso atención ni a la mitad de sus clases, pero aparte de eso, creo que se portó bien – le dice mi amiga, y yo solo quiero ir y ahorcarla por haberle dicho eso.
- ¿En qué estabas pesando para no poner atención a tus clases? – me pregunta Haran, y yo solo puedo mirar mal a mi amiga por ponerme en esta posición, a lo que Eli, quien nota su error, se disculpa con la mirada.
- En cosas – le contesto, rezando porque no me pida detalles, puesto que no se me ocurre nada para inventarle.
- Está bien, bueno en ese caso, lo prometido es deuda, tú te portaste casi bien en la escuela, por lo que tú y yo tenemos una cita – me dice, y mi corazón brinca ante la palabra cita, como si fuéramos una pareja – Eli, ¿nos quieres acompañar?, vamos por un helado – le pregunta Haran a mi amiga, y yo la miro, intentando entrar a su mente para que diga que no, cosa que parece funcionar, porque declina la oferta.
- No, gracias, tengo cosas que hacer, ustedes diviértanse – nos dice, mientras se aleja de nosotros, y puedo ver como su madre llega por ella.
- Bueno, señorita, vamos por ese helado – me dice Haran, quien camina a su auto, y una vez deja mis cosas en la parte de atrás, los dos nos dirigimos a nuestra heladería preferida
Esta más decir que pase una tarde hermosa a su lado, puesto que no solo fuimos por un helado, sino que también me llevo a mi restaurante favorito a comer, al llegar a casa estaba en las nubes, y como no estarlo, tuve una cita con el hombre al que amo, “no fue una cita”, me susurra esa molesta voz en mi cabeza que intenta mantener mis pies en la tierra, y aunque sé que no debería, la hago a un lado, y sigo rememorando cada detalle de nuestra salida.
HARAN
Estoy muy molesto, lo bueno es que en pocas horas podre desquitar mi mal humor, en unas pocas semanas se cumple un año más de que conocí a Emma, y por ende es el día en que debo renovar mi marca, el problema es que con el paso del tiempo, Emma ya no se deja morder tan fácilmente.
Los tres primeros años fueron fáciles, puesto que ella se dejaba morder de buena gana, pero después de que cumplió 13 ya no fue así, puesto que se alejaba de mí cada vez que me acercaba a ella, asa que tenía que tomarla por sorpresa para morderla, lo que causaba que Emma se enojara conmigo, y yo odio que esté molesta, pero poco podía hacer, sin mi marca, había grandes posibilidades de que su enfermedad volviera y nadie quería eso.
Este año, con la esperanza de que no se enojara conmigo, planeaba intentar convérsela de que se dejara morder, con alguna apuesta, o algo por el estilo, pero surgió un problema, en la manada Luna Rosa, desde hace unos meses había habido avistamientos de renegados en los alrededores, pero nada que la manada por sí sola no pudiera manejar, pero hace unos días la alfa de la manada se dio cuenta de que eran más renegados de lo que creyeron en un principio, por lo que le pido ayuda a mi hermana, quien con mi padre decidieron mandar un escuadrón para encontrar y acabar con los renegados, y debido a que yo soy quien está más cerca de la manada Luna Rosa, me toca a mí comandar el escuadrón, puesto que si bien no soy el heredero de mi padre, soy su hijo, y es mi deber, esta misión obviamente me alejará de mi mate por varios días, incluso puede que semanas, lo que me impedirá planear algo para marcarla sin que se enoje conmigo y eso me molesta, ya que una vez más tendré que márcala a traición.
- Ten mucho cuidado, hijo – me dice el señor Armando, obviamente él sabe la verdadera razón por la que me voy, puesto que a Emma, simplemente le dije que era una emergencia familiar, sin entrar mucho en detalles.
- Lo tendré, no se preocupe, volveré lo más pronto posible – le digo mientras me agacho para quedar a su altura y ambos nos unimos en un abrazo, porque aunque se queje de mí, sé que el señor Armando me tiene aprecio.
- No te apresures, por unos días más, a Emma no le pasará nada, pero si algo te llegara a pasar a ti, por comentar alguna imprudencia con el afán de volver pronto, no solo te condenarías a ti, sino que también a mi niña, ella depende de ti, no lo olvides, así que cuídate mucho y vuelve a salvo – me dice el señor Armando cuando nos separamos.
- Tendré mucho cuidado, no se preocupe.
Después de mi charla con el señor Armando, me dirijo hasta la habitación de mi compañera para despedirme de ella.
- ¿Se puede? – le pregunto a Emma, mientras abro un poco la puerta de su habitación.
- Sí, se puede - me contesta ella, desde dentro - ¿ya te vas? – me pregunta.
- Así es, vine a despedirme – le digo.
- En ese caso, que tengas un buen viaje, y vuele pronto – me dice Emma, mientras llega hasta donde estoy y me rodea con sus brazos, en un abrazo que me sabe a gloria.
- Así lo haré, ya verás que estaré de vuelta cuando menos te lo esperes – le digo correspondiendo a su abrazo, la voy a extrañar muchísimo cuando esté lejos, pero sé que no será por mucho tiempo, yo mismo me aseguraré de eso.