Katherine es una joven que tiene un pasado secreto, decide escapar de Argentina y llega a Italia donde tiene parientes lejanos. consigue trabajo cuidando una abuela, pero el nieto de esta es el mayor mafioso Siciliano de la historia.
Siendo dos personas completamente opuestas, de mundos distintos, pero con un corazón que ha pasado por muchas cosas... ¿Puede haber algo más entre ellos?
¿Podrán encontrar juntos el amor? ¿O ella volverá a escapar?
NovelToon tiene autorización de pitufina para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
16
El día transcurrió sin ningún otro altercado por parte de "Soy un Mafioso y acá hacen todos lo que yo digo", al parecer piensa que al igual que sus perros, va a venir a darme órdenes y yo las voy a cumplir moviendo la cola como los demás. Se nota que solo tuvo mujeres que se fijaron en su billetera y por eso dejaban que él las manejara a gusto, lástima que se metió con alguien a quien siempre le inculcaron a pelear y trabajar por lo propio. El solo recordar su orden de dejar mi otro trabajo me hierve la sangre, por suerte no se dignó a venir cuando con Sofía hacíamos las galletas, sino que creo que le hubiese estampado la masa en su cara.
¿Estás bastante distraída hija?- me dijo Amelia mientras tomaba su te.
Abuela, no me pasa nada, tengo varias cosas en que pensar, es solo eso- le contesté.
Supongo que mi nieto no ocupa ninguno de esos pensamientos- por dios acaso es Bruja en vez de mafiosa.
No sé dé que me estás hablando- bufé, ni que me conociera tanto.
Supongo que él también te dijo que dejarás la mensajería ¿verdad? Aunque conociéndolo, no te lo dijo lo ordeno- mientras sorbía el té se reía de la situación.
Supongo que no sabe o no está acostumbrado a que le digan que no- le dije mientras terminaba de poner las galletitas en la mesa.
A veces suele ser un poco intimidante, pero es muy buena persona hija, no dejes que su frialdad nuble tu pensamiento- se levantó de la silla y se iba a retirar de la cocina.
¿Dónde vas abuela?- pregunté curiosa.
Pues a buscar a Sofía, aún no ha bajado a merendar- se que se estaba riendo cuando se iba, pero quien podía contradecir a esta señora.
Me quedé sola en la cocina con mis pensamientos, realmente era complicado entender a esa familia, pero con el pasar del tiempo había sabido llevarme bien con Amelia, Nataly y Sofía. Obvio que Mario e Isabella eran un caso aparte, y bueno estaba Don Mandón creyéndose dueño y señor de todo.
Me puse a lavar todo lo que había usado para cocinar, no sé en que momento use tantas cosas, ah si cuando olvidaba donde dejaba el tenedor o la cuchara agarraba otro, malditos pensamientos que me hacían ser descuidada. Bueno lavo todo lo que use y empiezo a juntar mis cosas para irme, hoy no me voy a quedar a cenar.
Las sirvientas son las encargadas de lavar ¿eso los sabías no?- su voz penetrante me hizo asustar y más apareciendo así de sorpresa.
No veo por qué otro tiene que lavar lo que yo ensucie- contesté sin voltearme, aunque me imagino que se dio cuenta de mi tono de voz enojado.
se su trabajo, para eso les pago- si estaba enojado.
¿Cuál es el problema?- ya me había hartado su actitud de prepotente. Me di vuelta para mirarlo a los ojos y por primera vez un escalofrío recorrió toda mi espalda.
Estaba sentado en donde minutos antes había estado Amelia y me miraba como si fuese a matarme en ese mismo momento. Sé que a veces soy una persona de expresar todo lo que siento y sin medir consecuencias, pero por primera vez pensé si realmente estuvo bien hablarle de esa manera.
Deberías cuidar la manera que tienes de dirigirte a los miembros de esta familia, al parecer mi abuela te malcriá demasiado- pero que carajos me estaba diciendo, llego recién ayer, me beso sin mi consentimiento y ahora me reclama el hablarle mal.
Me di vuelta a terminar de lavar lo que me quedaba, si hoy me iría antes. Era más que obvio que no íbamos a poder convivir en la misma casa. Su actitud altanera me molestaba increíblemente, él podía decir cosas fuera de lugar y hasta obligarme a renunciar a mi trabajo y pretendía que le diera respeto, el mismo respeto que él perdió cuando decidió besarme a contra de mi voluntad.
Disculpa, pero tengo que retirar- no me dijo nada, pero cuando pase a su lado, nuevamente me agarro de la muñeca, a este estúpido se le estaba haciendo costumbre detenerme de esa manera.
¿Creí que te quedabas hasta después de cenar?- me dijo sin mirarme, pero tampoco me soltaba.
No, hoy me voy antes, permiso- dije soltándome bruscamente de su agarre. Me encaminé al patio donde sabía que estaba Nataly con Sofía y suponía que también iba a estar Amelia. Pero antes de llegar a la puerta del jardín trasero, él me agarro de los hombros y me dio vuelta para quedar cara a cara.
Si hay algo que detesto es la desobediencia y que me dejen hablando solo- sus ojos destellaban furia y sabía que solo estaba dirigida a mí, pero al parecer Don Idiota pensaba que le iba a bajar la mirada.
Si hay algo que yo detesto, es que la gente que posee plata piense que puede pisotear a los que trabajan para ellos- moví mis brazos para liberarme de sus manos y me fui. Si pensaba que le iba a suplicar estaba demasiado equivocado, nunca fui una persona que se dejara pasar por encima y esta vez no sería ninguna excepción.
Llegue a salir al jardín trasero sin que nadie me siguiera, a lo lejos cerca de los grandes árboles de flores rosas estaban sentadas la niña y su abuela, al parecer por lo que llegaba a divisar, la más grande le contaba una historia a la pequeña. Me encaminé hacia ellas, cuando de repente choque con Mario, era justo lo último que mi tan desastroso domingo necesitaba.
Fui bastante claro cuando te advertí de las porquerías que le cocinas a Sofía, ya estuvo enferma por tu culpa y sigues haciendo esas cosas ¿acaso estás envenenándonos de a poco?- me acuso mientras me había agarrado de las muñecas y empezaba a ejercer presión que sinceramente me dolía.
sé que podría soltarme de su agarre y golpearlo, pero eso solo haría que me echen y no quería perder el contacto con la gran familia que me había abierto las puertas.
Primero no envenenó a nadie, Sofía se descompuso la última vez por comer cuando la masa aún estaba caliente y segundo no veo nada de malo en preparar diversas cosas para la merienda- le dije mirándolo a los ojos, que demonios pasaba con los hombres de esta familia.
Si querés seguir viviendo en esta casa y gozando de la plata de mi hermana, te recomiendo que la sueltes- y ahí fue cuando las piernas me empezaron a temblar, esa voz tan profunda y autoritaria, salía de atrás mío y no necesitaba voltear para ver quien era el que las había dicho.
Ella enferma a tu sobrina, deberías averiguar si no pertenece a los españoles o quizás a los rusos, en vez de estar amenazándome- le dijo apretando más mis muñecas y haciendo que yo haga muecas de dolor, si seguía así estaba segura de que me las torcería.
No soy de repetir las cosas Mario- vi de reojo como por el costado de mi cabeza aparecía un arma apuntándole al papá de Sofía en la cara su agarre fue de a poco cediendo hasta que me soltó.
sé que dijo algo en voz baja, pero la verdad estaba asustada, por primera vez tenía miedo de donde estaba, Mario dio dos pasos hacia atrás y se empezó a alejar con rumbo adentro de la mansión. Caí de rodillas en el suelo y las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos ¿dónde carajos me había metido?