Todos amamos de distintas maneras.
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Capítulo 22
—Quiero que me expliques en este mismo instante Christopher ¿Qué haces con otra? —Mar estaba perdiendo la paciencia. —Ahora todo tiene sentido, ahora entiendo porque estabas tan distante estos últimos días.
Luna se quedó paralizada en el lugar donde se encontraba. Las palabras de Mar resonaban como un eco interminable, cada una con más peso que la anterior. Sentía que todo a su alrededor se tambaleaba, como si el suelo bajo sus pies estuviera a punto de ceder, intentó respirar hondo, pero el nudo en su pecho se lo impedía.
—¿Qué está pasando, Christopher? —Preguntó, sintiéndose la persona más tonta del planeta tierra.
Christopher se giró hacia ella, con las manos levantadas, como si estuviera tratando de apaciguar la situación.
—Luna, te juro que puedo explicarte todo esto. — Se defendió. —No es lo que parece.
Mar soltó una risa amarga.
—¿No es lo que parece? —Preguntó con sarcasmo, cruzando los brazos frente al pecho—. Porque desde aquí parece que estabas en la cama con otra mientras yo… mientras yo pensaba que estabas mal, o que tal vez algo te pasaba en tu casa, y por eso habías estado tan distante estos ultimos días, que estupida que fui.
La voz de Mar se quebró, pero rápidamente se recompuso, levantando la barbilla con desafío. Luna sintió un vacío abrirse en su estómago.
— ¿Ustedes están juntos?—Luna levantó la voz, más en un intento desesperado por encontrar una explicación más que por buscar una pelea. Las lágrimas se acumularon en sus ojos, pero se negó a dejarlas salir.
Christopher pasó una mano por su cabello.—Mar, por favor, este no es el momento.
—¿No es el momento? ¡Claro que no lo es! —Gritó Mar, dando un paso más hacia él—. Pero lo hiciste de todos los modos. ¿Crees que me voy a quedar callada? ¿Crees que voy a fingir que esto no es nada? Ni tú, ni nadie se va a burlar de mi.
Luna se levantó lentamente de la cama. Sus piernas temblaban, pero se obligó a permanecer firme, no iba a mostrar debilidad.
—¿Qué está pasando aquí, Christopher? —Exigió, mirando directamente a los ojos de él. Su voz temblaba, pero esta vez no lo ocultó—. ¿Qué significa todo esto? Dime la verdad de una vez, no quiero que juegues conmigo, no me lo merezco.
—Luna… oye. —Trató de acercarse a ella.
—¡Dímelo de una vez! —Lo interrumpió, dando un paso hacia atrás. Las lágrimas finalmente comenzaron a caer, calientes y pesadas, recorriendo sus mejillas.
Mar soltó una carcajada fría.
—¿De verdad no te lo ha dicho? —Preguntó, mirando a Luna con una mezcla de lástima y rabia.— ¿No te ha contado que él y yo…?
—¡Mar, basta! —Intervino Christopher, su voz llena de desesperación.
-No, no voy a callarme. —Mar se giró hacia Luna, sus ojos brillando con furia y dolor.— Christopher y yo estábamos juntos, bueno, al menos eso pensé, o eso me hizo creer él.
—Entiendo. —Murmuró Luna, dando un paso más hacia atrás. Ella ya sabía que esa era la verdad, pero escucharlo, no hacía que doliera menos.
—Luna, no es lo que piensas. —Christopher intentó acercarse a ella, pero Luna levantó una mano, deteniéndolo. — Si nos vimos un par de veces, pero no es nada serio, Mar, tu y yo no tenemos nada. —Soltó, mirándola con rabia.
—No te acerques. —Su voz era fría, pero temblorosa, sentía como si una mano invisible estuviera apretando su garganta.— ¿Estaban juntos? Aunque no fuera algo serio ¿Estabas con ella?
—Luna… —Christopher intentó explicarse, pero su tono titubeante lo traicionó.
—¡Solo dimelo! —Gritó, incapaz de contener el dolor que la estaba consumiendo.— Terminemos con esta estupidez de una vez.
Mar no habló, Christopher tampoco.
—Eso es un sí. —Luna dejó escapar una risa amarga, llevándose las manos al rostro. Las lágrimas caían sin control ahora, y su respiración era rápida y errática. —Que bueno que lo de esta noche noche no pasó. — Señaló la cama. —Que bueno que toda esta mentira solo duró un momento.
—No, no fue una mentira. —Christopher dio un paso hacia ella. —Ni lo de hoy, ni lo anterior.
— ¿Cómo puedes decir eso? —Su voz se rompió mientras lo miraba. — Es una chica hermosa ¿Por qué la traicionaste?— Señaló a Mar, que cada vez veía con más lastima a Luna.
—¡Yo no estoy con ella! —Exclamó Christopher, desesperado—. Solo nos vemos de vez en cuando, no tenemos nada serio, Mar di la verdad te lo pido.
—Ah, ¿sí? —Interrumpió Mar, levantando las cejas con incredulidad.— Porque eso no es lo que yo creía, o al menos nunca me lo dijiste de esa manera.
Luna sentía como si un cuchillo se clavara cada vez más en su corazón.
—No puedo hacer esto. —Su voz era apenas audible mientras negaba con la cabeza. Dio un paso hacia la puerta, pero Christopher la detuvo, agarrándola suavemente del brazo.
—Luna, por favor, escúchame, salí con Mar cuando no estaba contigo, pero luego te conocí, y te juro que lo que pasó esta noche es real, lo que siento por ti es real.
Luna lo miró, con los ojos llenos de lágrimas y una tristeza indescriptible en su expresión.
— ¿De verdad esperas que crea eso? —Preguntó, su voz era apenas un susurro—. Porque en este momento, todo lo que siento es que fui una más en tu juego, y casi caigo, completa en él.
Mar observó la escena en silencio, con los brazos cruzados. También se sentía usada por él.
—Déjame ir, Christopher. —Luna retiró su brazo con firmeza. Él la soltó, su mirada suplicante, pero a Luna no le importó, y salió corriendo de la habitación. Quería volver a casa, y fingir que los últimos días simplemente no habían existido.
Descendió las escaleras casi tropezando y atravesó el salón lleno de gente sin detenerse, el alcohol seguía en su cuerpo, lo cual hacía aún más difícil todo.
Buscó a su amiga desesperadamente por todas partes, y cuando finalmente la vio, corrió a su lado. Camila estaba cerca de la mesa de bebidas, charlando con alguien, pero en cuanto vio el rostro de Luna, supo que algo andaba mal.
—¿Luna? ¿Qué pasó? —Preguntó, dejando lo que tenía en las manos y acercándose a ella.
Luna no pudo responder. Apenas llegó a su lado, rompió en llanto, cubriendo el rostro con las manos, Camila la rodeó con los brazos, sosteniéndola con fuerza mientras Luba se aferraba a ella.
—Shhh… estoy aquí, estoy aquí. —Camila la abrazó, acariciando su cabello. —¿Alguien te hizo algo?
—Soy una tonta.—Sollozó Luna, incapaz de articular algo más.
El mundo seguía girando a su alrededor, las risas y la música llenaban el aire, pero para Luna, todo había dejado de tener sentido. Su corazón estaba roto, y no había nada que pudiera hacer para repararlo. Era la primera vez que se había enamorado, y era la primera vez que le habían roto el corazón.
vale la pena esperar muy buena novela