Mi Único Cielo Eres Tú

Finalmente, Azael decidió no intervenir, después de todo ni siquiera sabía quién era aquel sujeto ni porqué razón estaba allí. Pero lo iba a averiguar.

Adalyn se retiró a su habitación, se dejó caer en la cama, suspirando de alivio por la tranquilidad relativa que ofrecía su refugio privado.

Cerró los ojos y la imagen de Ethan apareció en su mente. Recordó cómo había sido su encuentro reciente, recordó su sonrisa cautivadora, sus ojos penetrantes y la forma en que había jugueteado con las palabras mientras conversaban. Ese recuerdo lo llevó a preguntarse ¿Por qué él se comportaba así con ella? ¿Qué quería realmente?

Adalyn se sentía confundida y un poco nerviosa. Ethan era muy guapo y encantador, eso no podía negarlo, pero también sabía que debía ser cautelosa. Después de todo, era el socio de su padre y las intenciones detrás de su coqueteo podrían no ser tan inocentes como parecían.

Mientras reflexionaba sobre todo esto, una pregunta persistente se instaló en su mente...

¿Qué juego estaba jugando Ethan y cómo encajaba ella en él? Determinada a descubrir la verdad, Adalyn se prometió a sí misma estar alerta y no dejarse llevar por el encanto del joven.

El suave golpeteo en la puerta anunció la llegada de la nana de Adalyn a su habitación.

- Ady, cariño , la cena está lista- le dijo parandose a su lado- Tu padre tiene un invitado, así que asegúrate de bajar presentable- le aconsejó con una sonrisa amable, para luego marcharse.

Adalyn bufó, no le gustaba que la obligaran a vestirse diferente solamente por algun invitado, pero de todas maneras se acercó al espejo y se observó detenidamente. Llevaba puesto un vestido verde esmeralda que resaltaba sus ojos, combinado con unos zapatos negros de tacón moderado. Decidió que lucía lo suficientemente bien y descendió las escaleras hacia el comedor.

Al entrar, notó las voces de su padre y la de un hombre que se le hacía conocido. Un suspiro escapó de sus labios cuando reconoció a Ethan, el nuevo socio de su padre. La muchacha entró al comedor sonriendo. Con cortesía y respeto, saludó a ambos hombres y tomó asiento en la mesa.

Mientras servían la cena, Adalyn levantó la mirada y captó una mirada furtiva de parte de Ethan. Negó levemente con la cabeza y se concentró en su plato. Su padre inició la conversación, preguntándole sobre su progreso en la universidad.

-Todo va bien, papá- respondió Adalyn con una sonrisa- Estamos en una etapa crucial del semestre.

Ethan intervino, rememorando una anécdota de su época universitaria.

-Recuerdo cuando estaba en la universidad, siempre hay algo emocionante sucediendo. ¿No es así, Adalyn?

Ella asintió con cortesía, aunque interiormente deseaba que la cena terminara pronto. Mientras continuaban conversando, Adalyn mantuvo una actitud educada, pero no pudo evitar sentirse incómoda bajo la mirada insistente de Ethan.

La cena consistió en un exquisito filete de salmón al horno, acompañado de una guarnición de verduras asadas y una ensalada fresca con aderezo balsámico. El aroma tentador llenaba la habitación, haciendo que los sabores se mezclaran en un festín para los sentidos. Adalyn saboreó cada bocado con elegancia, tratando de ignorar la incomodidad que sentía en presencia de Ethan.

Cuando terminaron de cenar, el padre de Adalyn invitó a Ethan a tomar un café en su despacho, el muchacho aceptó, y mientras estaban caminado hacia la oficina del hombre este se detuvo porque su móvil sonó con una llamada que él debía atender, así que se disculpó unos minutos.

-Ady, cariño. Por favor, puedes acompañar a Ethan al despacho- le pidió amablemente- Hazle compañía hasta que me desocupe.

-Está bien, papá- respondió ella no muy de acuerdo con el pedido de su padre- Por aquí, señor...

-Ethan- dijo él- solamente Ethan.

-Oookkk, por aquí, Ethan- replicó ella haciendo una mueca de disgusto porque en esos momentos lo que ella quería era estar acurrucada en su cama, leyendo un libro o escuchando música y no haciéndole compañía a un hombre que apenas conocía.

Una vez en el despacho del padre de Adalyn, Ethan buscó entablar conversación con la joven.

-Así que estudias en la universidad, ¿verdad? ¿Qué carrera estás cursando?- preguntó con una sonrisa amable.

Adalyn respondió con cortesía.

-Sí, estoy estudiando abogacía, por pedido de mi padre.

-¿Ah, si?- indagó él- Al parecer eso no es lo que te gustaría estudiar- comentó, ella se encogió de hombros restando importancia al asunto- ¿y qué es lo que te gusta?

-El arte, amo el arte- respondió ella con un brillo de emoción en su mirada- Me encanta pintar, crear, jugar con las formas y los colores- confesó, pero luego se quedó en silencio. Después de eso ninguno de los dos volvió a pronunciar palabra alguna, la muchacha comenzó a caminar de un lado a otro con cierta incomodidad, por alguna razón compartir el mismo espacio con aquel hombre le resultaba algo extraño e incómodo.

Ethan notó la distancia de Adalyn y se acercó a ella con curiosidad.

-Parece que algo te está molestando. ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?- le preguntó

Adalyn titubeó por un momento, pero decidió ser honesta.

-Bueno, es solo que me siento un poco incómoda. No estoy acostumbrada a tener invitados en casa, especialmente a socios de mi padre, menos si son tan guap...- respondió cortando la frase al darse cuenta de lo que estaba a punto de decir.

Ethan la miró con intensidad y luego soltó una leve risa.

-Adalyn, déjame aclararte algo- dijo él acercándose aun mas a ella y tomando un mechón del cabello de la muchacha entre sus dedos para ponerse a juguetear con él, cosa que a ella le resultó mucho más incómodo- No soy solamente un socio de tu padre. Pronto seré mucho más que eso- afirmó con mucha seguridad.

La joven frunció el ceño, confundida por sus palabras.

-¿A qué te refieres con eso?- le preguntó la muchacha desconcertada.

Ethan sonrió misteriosamente.

-Ya lo descubrirás a su debido tiempo- dijo él- Por ahora, solo relájate.

Mientras tanto, Azael se encontraba en su habitación teniendo una charla con Jofiel.

-¿Entonces me vas a ayudar con eso?- preguntó Azael mentalmente a su amigo.

-¡Qué si!- respondió Jofiel encontrándose en las alturas celestiales- Pero tienes que dejarme ver como es.

-Ok, apenas lo tenga en frente me contacto contigo para que lo veas- afirmó Azael, y de pronto sintió una incomodidad extraña en su interior, era como si un gran peligro estuviera cerca, así que dejó de hablar con su amigo y salió rumbo a la sala presintiendo la presencia de Adalyn en alguna parte. Algo en su interior le decía que ella estaba en problemas, entonces sin detenerse a pensarlo la buscó, primero en la sala, luego en el comedor, y cuando estaba a punto de subir a su habitación pasando por uno de los amplios pasillos oyó voces dentro del despacho del padre de la muchacha. Azael detuvo su andar e intentó oír la charla que en el interior se llevaba a cabo, se posicionó discretamente fuera del despacho del padre de Adalyn, intentando captar cualquier fragmento de la conversación que se desarrollaba dentro. Mientras tanto, en el interior del despacho, Ethan se acercó sigilosamente a Adalyn, quien estaba absorta mirando los libros en la estantería de su padre. Se detuvo a pocos centímetros de ella y le susurró al oído con una voz suave y profunda

-¿Sabes que cada vez que te veo, el mundo entero parece detenerse?- le dijo, Adalyn sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras sus mejillas se coloreaban ligeramente. Se dio vuelta y sus ojos se encontraron con los de Ethan, reflejando una mezcla de sorpresa y desconcierto ante sus palabras inesperadas.