LA MESERA DEL BAR.

Al ser sacada Brenda de la oficina en la manera en que la sacó Ariel, se sintió indignada salió furiosa se encontró con una de las secretarias y sin importarle le tiro unos documentos que traía en las manos.

No le importa que ella no tuviera la culpa de nada, lo único que quería era desquitar su coraje y su frustración con alguien.

La pobre secretaria no hizo nada se quedó petrificada por temor a que le fuera peor.

Y mientras salía no paraba de decir.

- Te vas a arrepentir maldita perra por haberme quitado a mi hombre, yo tendría que ser la esposa de Ariel y no tú, no sé que fue lo que te vio Ariel para fijarse en ti. Ahora entiendo por qué Ariel no me quería en la empresa, todos estos días solo ha buscado pretextos para mantenerme alejada de la empresa y de él.

Te borraré esa estúpida sonrisa que tienes Soledad.

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ARIEL

Estos días al lado de Soledad han sido maravillosos, no sé cómo no me pude dar cuenta antes de la gran mujer que es Soledad. La verdad es que me buelbe loco es un martirio aguantarme para no hacerla mía cada que me le acercó, la deseo como nunca imagine.

Solo que hay algo en ella que aun, no puedo comprender su fragancia es embriagadora y esos hermosos ojos que me hechizan, me encanta pero también los siento como una tortura.

Hace bastante tiempo que no he buelto al bar, tengo que olvidarme de una vez por todas de esa chica, no sé por qué me obsesione tanto con ella cuando solo fue una noche la que compartí con ella.

Me hice el propósito de olvidar la y no volver a buscarla pero aun así algunas veces aparece en mis sueños.

He decidido volver una vez más y serrar este capítulo en mi vida, yo sé que no la veré es inútil sin embargo siento la necesidad de ir una vez más al bar y serrar este capítulo darle buelta ala hoja para empezar una vida con Soledad mi Sol en la oscuridad.

Que distinto es, ella fue una noche obscura que se esfumó al paso del día, y Soledad es un radiante día dulce y tierna con un gran corazón, pero puede llegar a ser tan fuerte y decidida.

Yo sé que no le he dado completamente el lugar que se merece, pero ya no más estoy dispuesto a entregarle mi amor completamente, solo viviré para hacerla feliz.

Solo espera una noche más, solo una más te pido y seré eternamente tuyo.

Le pedí a Soledad que se adelantara que tenia asuntos por resolver, no podía decirle que iriia una vez más al bar.

Ya no espero encontrarla ya no deseo verla solo vine a dar por concluido mis noches de insomnio esperando algo que nunca llego.

Hoy como siempre pido la misma mesa y pido un trago lo tomo mientras, veo muchas bailarinas pasar por el escenario, pero ninguna es ella.

La noche trascurre lenta y pido unas cuantas copas más.

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Soledad estaba sola en el comedor cenando cuando llego David, la saludo y preguntó por Ariel.

Soledad bajo la mirada ocultando su tristeza, y para evadir el tema invito a David a cenar con ella.

David se disculpó y Soledad estaba por terminar al terminar ambos pasaron a la sala estuvieron platicando hasta que David, volvió a preguntar por Ariel.

- No lo sé, solo me pidió que me adelantara que tenía algunos pendientes por resolver, pero hasta ahora no ha llegado.

David suspiró imaginando donde podría estar.

- No te preocupes no a de tardar en llegar.

-Supongo que sí. Dijo un tanto desanimada Soledad.

David, en su pensamiento como es posible que Ariel sea tan idiota y no se de cuenta de quien es Soledad, me duele tanto verla sufrir si no fuera por que Ariel la ama, mas de lo que el mismo cree, si no fuera por es, yo hace mucho que te hubiera declarado mi amor.

David estuvo un rato más pero, ya era tarde y se retiró.

Soledad se retiró a dormir aunque le era imposible conciliar el sueño, solo podía imaginar que Ariel en esos momentos estaría con su amante.

Después de estar dando bueltas el la cama decidió dar un paseo por el jardín, esperando que así volviera el sueño.

Camino un rato apreciando las flores y disfrutando del clima fresco. Después de un rato se sintió más relajada y dio un gran bostezo y creyó que era hora de volver ala cama.

Soledad caminaba a punto de subir las escaleras, para ir a su recámara cuando escucho unos pasos que se acercaban a ella acompañados de la voz de Ariel.

- Sol que haces, fuera de tu recámara a estas horas.

Pregunto Ariel extrañado y acercándose a ella la abrazo por la espalda y se acercó dándole un beso en el cuello a Soledad.

Ella estaba molesta y no podía ni quería disimularlo, así que trato se soltarse de su abrazo.

Ariel por fin había serrado ese capítulo en su vida para estar únicamente con Soledad, su deseo por ella era mucho así que se dejó llevar al verla solo con la bata puesta.

Y hábilmente metió las manos por debajo de la delgada bata que la cubría y las movía delicadamente acariciándolo su suave y delicado cuerpo.

Soledad se molestó bastante por lo que intentaba hacer, y dándose la vuelta para ponerse de frente a él le dijo, en un tono molesto.

- Basta Ariel no quiero que me toques después de haber estado con tu amante, acaso aún no has saciado tus déseos.

Ariel sonrió con sarcasmo, y tomándola por la cintura la pego a él dejando sus cuerpos tan cerca que ambos podían sentir el calor que desprendían, se acercó a besarla, pero Soledad volteo la cara evitando así su beso.

- ¿Estás celosa mi amor?

Preguntó Ariel riendo coquetamente, haciendo que Soledad se pusiera aún más molesta.

- No tienes por qué estar molesta, no vengo de estar con ninguna amante, solo necesitaba un tiempo a solas y tomar unos tragos de licor es todo lo que estaba haciendo, perdóname por no decirte donde estaba.

Soledad aún no estaba contenta; sin embargo, Ariel no le importo y le dio un suave beso, beso que no rechazo Soledad, la estuvo besando por unos segundos hasta que poco a poco fue subiendo de intensidad haciendo que Soledad emitiera unos gemidos, eso hizo que Ariel se prendiera aún más y sin poderse contener siguió acariciando su cuerpo metiendo las manos por debajo de la delgada bata sus manos eran hábiles moviéndose por todo su cuerpo produciendo en Soledad un sinfín de sensaciones.

Ariel la cargo y besando su cuello se dirigió a su recámara se acercó ala cama para después dejarla delicadamente, sin dejar de besarla comenzó otra vez con la sesión de caricias.

Soledad aunque aún estaba un poco molesta no podía parar lo que estaba pasando, y las caricias de Ariel hacían que su cuerpo ardiera en pasión y deseo.

Ariel se deshizo de la bata de Soledad, dejándola desnuda y así poder apreciar su hermoso cuerpo.

Retirándose un poco desabrocho su camisa para en un hábil movimiento tirarla al suelo.

Rápidamente, se despojó también de su pantalón y las demás prendas para quedar completamente desnudo y acomodarse encima de Soledad.

Besaba apasionadamente su boca sin olvidar su cuello mientras sus manos calientes se deslizaban por su cuerpo tomando entre ellas los suaves pecho de Soledad arrancándole gemidos de placer.

Soledad quien no tenía mucha experiencia, movía torpemente sus manos por la espalda de Ariel, disfrutando de su bien cuidado cuerpo.

Entre caricias y besos Ariel fue abriéndose paso por entre las piernas de Soledad metiendo suavemente su mano haciendo que todo el cuerpo de Soledad se estremeciera, la poso suavemente pudiendo darse cuenta que estaba lista para él.

No la hizo esperar más y suavemente fue posesionando su miembro para en un hábil movimiento penetrarla, Soledad se quejó un poco ya que después de aquella noche nunca más había estado con alguien más.

Ariel esperó un poco dando tiempo a que su cuerpo se adaptará al de él, para después empezar a moverse suavemente, quiso intensificar sus movimientos, pero al sentirla tan estrecha, tubo miedo de lastimarla y tubo que hacer uso de toda su fuerza para controlarse lo más que pudo.

Aunque deseó hacerlo con más vigor, no quería lastimarla, quería que lo disfrutará dejando un bonito recuerdo de su primera vez con él, aunque en realidad ya era la segunda vez.

Siendo la primera vez más doloroso para Soledad ya que ella aun era virgen y ese día Ariel no había controlado su fuerza y su vigor.

Y aunque lo disfruto también había sido muy doloroso para Soledad.

Soledad no entendía por qué al tiempo de estar con Ariel a su mente volvían las escenas de aquella noche, no savia si era por su falta de experiencia, ¿o por qué tenía la sensación de estar con la misma persona?.

El sentir su espalda ancha y fuerte esos músculos y sobre todo la fragancia que emanaba su cuerpo. Aunque aquella noche fue algo dolorosa pues él se movía con tanto vigor.

- No le importaba destrozarme completamente.

Soledad movió un poco la cabeza tratando de sacar aquella noche de sus pensamiento y disfrutar el momento.

Ariel por su parte, aunque trataba de no pensar más en aquella chica no podía a su mente volvían las escenas y al tocar a Soledad todo se sentía igual, lo único que había cambiado es que Soledad ya no era virgen, sin embargo, estaba tan estrecha como la chica del bar y en un impulso por comprobar que no era la misma chica Ariel tomó a Soledad y dándole la vuelta la dejo boca abajo.

Y lo que vio lo dejo realmente helado, al ver el lunar de Soledad exactamente en el lugar y la forma que lo tenía la chica del bar, se puso blanco como si hubiera visto un fantasma, un fantasma de su pasado.

Ariel enderesandose un poco se espabilo, tratando de recobrar sus sentido y tallandose los ojos, quiso comprobar que realmente el lunar de Soledad era real y no producto de su imaginación.

Y acercándose a ella agarro sus glúteos y acaricio el lunar tal como lo habia hecho aquella noche, Soledad sintió esa caricia extraña ya que en esa forma la había acariciado aquel hombre.

Por instinto Soledad se giro quedando tumbada en la cama de frente a Ariel, y al verlo pálido creo que casi a punto de desfallecer Soledad pregunto.

- ¿Pasa algo?.

- No, no es nada lo siento, y en su rostro se dibujo una amplia sonrisa, intuyendo que ella era la misma chica y dejándose hechizar por esos hermosos ojos negros, se inclino para volverla a besar y continuar con esa hermosa noche de pasión.

Ariel disfrutaba cada caricia, cada centímetro del cuerpo de Soledad como si hubiera sido el más exquisito manjar, la había imaginado tantas veces que ahora que ka tenía entre sus brazos, aún le costaba asimilar que fuera real y no producto del alcohol que había bebido.

Sin embargo, sueño o realidad, lo estaba disfrutando al máximo y le costaba llenarse de ella cada que la poseía aumentaba más su deseo por ella y necesitaba más.

La noche fue corta para saciar todo su deseo y aunque quisieron seguir, el sueño los venció.

Para después quedar rendidos durmiendo abrazados plácidamente después de haber hecho el amor muchas veces saciado su deseo que había reprimido por mucho tiempo.