Las cosas pueden cambiar muy rápido, en un solo segundo puedes estar en un lugar para después caer en otro, esta es la historia de como sobrevivir a un mundo lleno de ratas sucias qué buscan aprovecharse de la debilidad.
"no voy a permitir que se aprovechen de mi, no más, protegeré a mis hijos de todas esas bestias, por que yo soy la duquesa de este lugar."
Reencarne en un cuerpo que no es el mio y una vida que no me pertenece, pero eso es lo de menos hay personas que necesitan mi ayuda y yo los ayudaré sin importar que suceda lo haré hasta que pueda volver a mi vida original."
NovelToon tiene autorización de ackerman daria :D para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Las preguntas del pasado. 8
—¿cómo sigue mamá?. —pregunto Dylan sentándose en la cama después de que Lilly se metiera al baño enojada.
—ella estará bien pronto, solo necesito un buen descanso.
—ya veo. —Dylan intento ponerse los
zapatos que el duque le había traído para que se pusiera.
Una sirvienta entró en la sala y le entrego al duque un conjunto de ropa para que Dylan lo usará.
—¿es lo único que había?
—si mi lord, el mayordomo dijo que eso es lo mejor que pudieron conseguir ya qué las tiendas están cerradas por las festividades.
—ya veo, puedes retirarte.
La mujer salió de la habitación y el duque se acercó a Dylan para darle su ropa y poder ayudarlo a vestirse.
Al quitarse la camisa sucia qué no se había podido cambiar el duque pudo notar una cicatriz qué tenía bajo el hombro no muy grande pero si lo suficiente como para qué se notará a simple vista.
—¿qué te paso ahí?
—una sirvienta me quemo con un sartén cuando le dije que era una tonta por escupirle a mi comida fue hace mucho y ya no me duele.
—ya veo, tú ¿tienes más cicatrices?
—no, gracias a mamá me pude curar de todas mis heridas y solo me quedo está porque creo que fue muy profunda, el mayordomo me cuido por varias noches hasta que me recuperará cuando recién me la había echo.
—hiciste lo correcto, en el futuro no debes dejar que nadie te insulte, si alguien te dice algo tú les contestas igual.
—¿y si me quieren hacer algo malo?
—entonces dejas que tu padre se encargue del resto, nadie se atreverá a tocarte un solo cabello, porque yo te protegeré.
—gracias, papá.—dijo esbozando una enorme sonrisa.
—de verdad me llena de orgullo que me llames así, tú y Lilly son mi más grande tesoro.
—¿qué? ¿Vas a llorar?. —dijo burlon.
—no, un hombre jamás debe de llorar.
—¿por qué?
—porque los hombres deben de ser fuertes y jamás doblegarse ante nada esa es la voluntad de un caballero.
—eso no es cierto, mamá me dijo una vez que no importa si eres hombre o mujer, todos tenemos sentimientos y tenemos que sacarlos de vez en cuando para sentirnos mejor, no todo se trata de guardárselo para uno mismo, eso está mal.
—valla mi hijo si qué es inteligente, no me sorprende porque lo sacaste de mí. —dijo el duque con orgullo.
—no creo que lo haya sacado de ti, padre.
—¿qué? ¿Por qué?
—digamos que no eres la persona más inteligente que he conocido, eres mejor que eso, papá es muy fuerte y puede acabar con cualquier cosa con su espada y su increíble fuerza.
—me alagas demasiado, no creo ser tan fuerte como dices.
—es verdad, lo digo en serio, en el futuro quiero ser como tú o como mamá, igual de fuertes y valientes, pero me falta mucho para alcanzarlos.
—no digas eso, yo creo en ti se que podrás lograr todo lo que te propongas, yo y tu madre te apoyaremos siempre, no importa la decisión que tomes, hijo.
La ropa que el duque le había dado Dylan le quedaba perfecto y aunque no era especialmente bonita, era cómoda con unos pantalones cortos de color verde de tirantes y una camisa blanca con un moño como corbata y unas calcetas blancas hasta la rodilla.
Lilly salió del baño con un camisón cubriéndola pues no había logrado ponerse el complicado vestido que la sirvienta le había dado.
—hermano este vestido es horrible no me lo pondré jamás me aprieta, dame tus pantalones.
—de ninguna manera, Lilly eres una señorita debes llevar vestido. —dijo el duque.
—porque tengo que ponerme este tonto vestido apretado cuando Dylan se puede poner un bonito atuendo.
—papá dale unos pantalones o va a llorar.
—pero no puedo ponerse eso es ropa de hombre.
—papá es solo ropa, que se la ponga no la hace hombre si no se la das yo me enojare contigo.—dijo Dylan un poco molesto por la actitud de su padre.
—bien, bien, Lilly ven para acá, papá te ayudará a ponerte los pantalones. —el duque le quiso atinar a la idea de que Lilly no sabía ponérselos pues era demasiado raro que una dama llevara algo que no fuera un pesado vestido.
"Oh, vamos Edmund no seas tonto si a Lilly le gusta está bien, si alguien se atreve a decirle algo indebido le cortaré la lengua, si, eso haré". —pensó el duque.
—Lilly sabe ponérselos, solo dámelos.—dijo Lilly extendiendo la mano para que el duque le entregará la prenda.
—esto es demasiado. —el duque suspiro y se sentó en la cama para tomar un respiro, criar niños era más difícil de lo que parecía.
—gracias por no enojarte papá. —dijo Dylan tocando el cabello rojo intenso del mayor.
—no es que me enoje hijo, solo que es raro para mi ver que una pequeña dama quiera usar pantalones.
—ja, ja, te falta mucho más por aprender, pero no te preocupes no es difícil aprender algo nuevo.
—¿hay más por aprender? —el duque no podía creer que su hijo le estuviera enseñando a él como ser un mejor padre, pero no le molestaba porque su único deseo era verlos felices a ambos.
Cuando Lilly salió del baño llevaba el mismo atuendo qué su hermano le quedaba muy bonito y la hacía lucir muy tierna todo lo contrario a lo que el duque creía, sus prejuicios no lo dejaban ver más halla y eso le apenaba.
—bien vámonos ya, que se está haciendo tarde.
Los tres salieron de la habitación hasta llegar a la entrada de la mansión en donde un elegante carruaje los esperaba.
—¿y bien a donde vamos papá?
—vamos a bajar al pueblo para comprar más ropa para ustedes y ver algunas artesanías.
—¿vamos a ir en caballo?. —pregunto Lilly.
—no, nos iremos en un carruaje.
—yo no me subiré a esa cosa, prefiero caminar. —dijo Lilly cruzándose de brazos en señal de berrinche.
—deja de quejarte y sube al carruaje. —dijo Dylan harto de la actitud mimada de Lilly.
—no, no lo haré y no puedes obligarme. —Lilly comenzó a llorar y se sentó en el piso haciendo que toda la casa escuchara su llanto.
—está bien, Lilly nos iremos en caballo, pero por favor deja de llorar.—dijo el duque sin saber qué hacer para calmar la situación.
—genial. —Lilly se levantó del piso como si nada hubiera pasado.
—maldita sea, Lilly vamos tarde por tu culpa cuando mamá despierte le diré lo que has echo. —le comento en vos baja Dylan a Lilly.
—¿estuvo mal?
—si, muy mal, eso fue grosero.
—perdón ya no lo volveré a hacer, lo juro.
—suspiro—siempre dices lo mismo.
El duque regresó del establo con un caballo blanco bien cuidado que se notaba a leguas qué era un animal muy caro, el duque bajo del caballo y subió a Lilly junto a Dylan al asiento del caballo para cabalgar hasta el pueblo por el mismo camino qué sacha usaba para escapar.
—esto me trae recuerdos. —comento Dylan observando el paisaje a su alrededor.
—¿porque lo dices, hijo?
—mamá usaba este camino para ir a trabajar a una cafetería cerca de aquí en donde yo solía jugar con una niña de cabello rojizo.
—tu madre te llevaba con ella a trabajar, eso si es algo sorprendente de saber.
—mamá trabajo muy duro para conseguir algo de dinero y comprar una gran casa en un pueblito, ahí nos mudamos en cuanto salimos de la mansión, yo supongo que estuviste molesto por eso ¿no?
—al principio si me enojaba el hecho de que ya no vivieran más en la mansión, pero después de saber todo lo que en esta ocurría agradecí enormemente qué sacha los haya sacado y los llevara lejos.
—me alegro de que pienses eso, papá.
Al llegar a pueblo los dos niños se bajaron del caballo y lo amarraron a uno de los árboles cerca del bosque.
El duque saludaba enérgicamente a cada comerciante como si fueran sus mejores amigos y de igual manera todos saludaban al duque con respeto, pero sin miedo a él.
Los aldeanos no sabían que el duque estaba casado por lo que fue una sorpresa para todos cuando el duque lo anuncio públicamente, pero lo que más le sorprendió a todos fue saber que el duque tenía dos hijos que había decidido sacar a pasear.
—buenos días, señorito quiere una manzana.
—buenos días, príncipe del ducado ¿no quiere un juguete?
Dylan se asustó por la amabilidad de los aldeanos, pues él recordaba que jamás fueron así con él o con su madre, nadie los reconocía como parte del ducado por lo que eso era nuevo para él.
—¿pasa algo, hijo? —dijo el duque a verlo un poco pálido parecía mareado o sofocado. —¿quieres que te cargue?
—no, no es eso es que me siento raro, la gente de este pueblo jamás fue así de buena conmigo.
—ya lo creo, deja te explico que en el pasado a tu madre le daba vergüenza decir que era duquesa de un ducado tan pobre como el nuestro por lo que yo tome la decisión de no anunciar nuestro matrimonio a la población hasta que pudiera juntar el suficiente dinero para que ella pudiera presumirlo.
—la madre de la que hablas no es la mía, mamá jamás diría eso, ni de chiste.
—ya lo creo, oh es aquí, entremos aquí. —dijo el duque entrando a una sastrería para poder comprar ropa para sus dos hijos.
—buenos días, duque ¿quiere que le traiga el catálogo?. —dijo un empleado.
—no, tráigame al sastre qué quiero pedirle pedidos especiales.
—bien espero aquí por favor. —el sirviente los guio a una sala de espera en donde había dos cómodos sillones para descansar.
—extraño a mamá. —dijo Lilly triste.
—pronto despertará y cuando lo haga la traeremos con nosotros para que se divierta ¿qué les parece?
—si, si, espero que a mamá le gusten las calabazas dulces tanto como a Lilly.
El sastre llegó y se quedó conversando un largo rato con el duque alejado de los niños, el duque le explicaba qué necesitaba pantalones cómodos para una pequeña dama lo que dejo más que sorprendido al sastre, al principio se negó, pero terminó cediendo por la gran insistencia del pelirrojo.
Después de terminar de hablar con el sastre los tres salieron en busca de un restaurante para poder desayunar tranquilamente.
Se acercaron a un punto del centro del pueblo en donde se concentraba demasiada gente, Dylan se quedó atrás tratando de empujar a las personas cuando una mano lo sujeto del brazo y lo jalo con fuerza en dirección opuesta al duque y antes de que pudiera gritarle a su padre el hombre le tapó la boca con su mano.
El pánico lo paralizó por completo y no le permitió pensar de manera coherente.
"no de nuevo, por favor Dios que no me secuestren de nuevo".
Después de pasar la turba enardecida de gente el duque pudo notar que solo sostenía la mano de Lilly quien volteaba para todos lados en busca de su hermano.
—Lilly ¿dónde está Dylan?
—no lo se, no lo vi ¿y si se lo llevaron?
"Mierda, soy un idiota dije que lo protegería y ahora pasa esto, los niños son demasiado escurridizos."
El duque sacó un collar en forma de silbato qué tenía guardado entre sus ropas, lo silbo con fuerza y al instante aparecieron varias sombras qué se transformaron en caballeros.
—necesito que hagan algo por mí.
—A sus órdenes, mi lord.
—cuiden a mi hija mientras regreso, alguien secuestro a mi pequeño y debo rescatarlo.
—¿qué?. —los caballeros estaban sorprendidos ante tal pedido, tantos años de entrenamiento y matar a sangre fría para terminar cuidando a una niñita.
—duque ¿no es mejor si usted la cuida y nosotros vamos por su hijo secuestrado?
—¿estás dudando de mis decisiones, caballero?
—no, no, no, mi señor eso no es lo que quise decir.
—entonces no te quejes y cuida a mi niña.
—si, señor.
—Lilly escucha muy bien a papá, estos hombres de aquí son tus amigos juega con ellos, pero no te alejes, si alguien se te acerca les dices de inmediato para que te protejan ¿entendiste?
—si papá, aquí te esperamos yo y mis hombres de negro.
El duque corrió en la dirección en donde probablemente estaría su hijo.
"espera que papá ya va por ti, hijo"