Elieth, es brillante e irradia luz por donde va; sus escasos recursos no le impiden soñar con ser una profecional y salir de la pobreza, ella sabe muy bien, que no es la única cuya familia vive con tantas limitaciones, pero no esta dispuesta a vivir de esa manera, su madre la quiere ver casada con algún hombre del pueblo, pero Elieth sabe muy bien que es lo que quiere, así que decide ir en busca de un mejor futuro, Ella jamás pensó, que en su lucha por obtener lo que siempre soñó, encontraría al amor de su vida, un Italiano multimillonario, que agoniza en la oscuridad del odio y la amargura; su alma rota necesita un chispa de luz y la encuentra en una mujer de la que ya no podrá separarse jamás.
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Lo más bello que he visto en mi vida
(Elieth)
Y Bueno, aquí estoy en un hotel con un hombre que acabo de conocer, sola y con los nervios de punta.
¡¡Dios esto es una locura!!...
Sé que no es cosa del otro mundo, estamos en el siglo 21, pero fui criada a la antigua y eso me hace pensar, si es correcto lo que estoy haciendo.
Karlo es un Italiano que está de paso, ni siquiera sé por qué vino a mi país.
Pero en realidad eso es lo que menos me importa.
Él me gusta, me gusta mucho, y es que hay que ver como me mira, como si yo soy indispensable para Él, es raro, pero ese hombre me adora con su mirada, yo lo siento así.
Y creo que por primera vez quiero estar con un hombre, quiero estar con Karlo.
Me dispongo a darme un baño, porque así estoy acostumbrada a darme un baño antes de dormir.
Estando en la regadera, no dejo de pensar en lo que estoy haciendo, y debo reconocer que tengo un poco de miedo; pero esta atracción tan grande que siento por Karlo es más fuerte que cualquier temor.
Salgo de la ducha, donde aparte de bañarme pensé en todo lo que está pasando.
Creo que esto es como un sueño, y no de los que sueño despierta, porque si siempre soñé con conocer un Italiano, como el de mi película favorita, pero esto superó la ficción... sigo en mi aseo personal y sigo pensando en todo esto.
Uso un cepillo de diente nuevo que está en la cómoda, me seco el cabello, aunque no tengo mis cremas y lociones que uso, creo que no importa la vida a sido generosa conmigo y mi piel es prácticamente perfecta, no necesitó mucho.
Cuando estoy lista para dormir, abro la puerta y escucho al Italiano hablar en su idioma natal.
Quizá deba decirle, que yo hablo Italiano también.
Habla con su amigo, y están hablando de mí, al oír lo que está diciendo me tranquiliza saber que no tiene malas intenciones conmigo, es más hasta puedo saber que es un buen hombre.
También escucho que padece de ansiedad y ataques de pánico.
A sufrido mucho con todo lo que le pasó.
Y sigue sufriendo las consecuencias de los traumas, la verdad es que hay gente tan desgraciada, que por tener a como de lugar, dinero, poder, o cualquier otra cosa, daña sin miramientos, sin remordimientos.
Y habemos personas, que pensamos que los millonarios no tienen problemas, solo porque no les falta el dinero.
Digo habemos, porque en un tiempo yo creí así, cuando pensaba, que el más grande de los problemas es la pobreza.
Sin embargo, me di cuenta de que la gente pobre muchas veces son más felices, más unidos, más solidarios, menos egoístas.
A veces, creemos que nuestros problemas son los más grandes del mundo, pero nos damos cuenta de que hay personas que tienen unos peores, quizá nosotros solo comíamos un tiempo al día... hay muchos que no comen días completos.
Creo que a veces nos falta gratitud, nos quejamos, por lo que nos falta, y no agradecemos lo que si tenemos.
Pero nunca es tarde para aprender, a ser agradecidos.
En mi caso, pasé mucha escasez económica, recuerdo que cuando Papá murió hubo ocasiones en los que solamente comíamos un tiempo de comida al día.
Nuestra pobreza fue extrema, pero fuimos amados, y cuidados por nuestra madre.
También fuimos enseñados a cuidarnos y defendernos inteligentemente, no con violencia.
Recuerdo un dicho que mi Madre nos decía siempre.
El sabio ve el mal y se aparta.
Y yo aquí estoy, quizá esto esté mal.
Pero no me quiero apartar, no quiero dejar a mi Italiano, Yo lo acabo de conocer, pero esta conexión que siento con él es muy fuerte, quizá es el destino que estaba trazado para nosotros.
Lo que siento en mi piel cuando me toca es maravilloso, algo que jamás había sentido.
Nunca en mi vida, había tenido tantos deseos de ser abrazada por un hombre.
Yo siempre, me alejaba, el único que me abraza es mi amigo Daniel, pero es mi amigo y tiene claro que no puede propasarse conmigo.
Me acerco muy despacio, pues estuve parada por un momento y el Italiano no se dio cuenta.
Camino hasta estar un poco cerca, cuando veo Al Italiano con sus ojos fijos en mi, pero esta vez no en mis ojos, esta vez me ve completa.
Ve mi cuerpo, de arriba abajo, ve mis labios, y respira con agitación, como si acabará de correr 10 kilómetros.
No deja ve verme, es algo que me hace estremecer. —Mi Italiano rompe el silencio.
—Elieth, eres una mujer muy hermosa.
Verte así de pie, frente a mi es como tener un Ángel.
Eres lo más bello que he visto en mi vida.
—Karlo, tú eres, muy bello también.
Me llevas a la cama.
—Será el mayor de los placeres, Mi Amor...
(Karlo).
No se como ni por qué, pero salio de mis labios, cuando le dije, Mi Amor Elieth fijo sus ojos en mi.
Yo la tomé en mis brazos, con delicadeza, sin quitar mis ojos de los suyos y de sus labios, pequeños, carnosos, y lo mejor de todo naturales.
Y no puedo evitar pensar que los últimos labios que bese fueron los de Patricia, ya eran más implantes que naturales y no... nunca quise, nunca se me apeteció besar a nadie.
Hasta ahora aquí en este momento, quiero, deseo con todas mis fuerzas besar los pequeños labios de mi Pequeña y preciosa Mujercita.
Camino despacio y llego hasta la cama...
Con sumo cuidado rrecuesto a Elieth y me quedo tan cerca de su preciosa cara, totalmente limpia, sin una gota de maquillaje, y eso la hace tan celestialmente Hermosa.
No quiero alejarme, deseo sentirla así, su respiración entrecortada, y agitada como la mía.
Tengo un brazo debajo de su cabeza y con la mano que tengo libre aparto unos mechones de su cabello sintiéndolo tan sedoso, y llevandolos atras de su oreja, aprovechando de rozar con mis dedos su lobulo, puedo sentir el aroma de mi champú, que en ella se siente mucho más delicioso y fascinante.
Me quedo tan cerca disfrutando esto que hace años no siento.
Elieth me acaricia el rostro pasa sus dedos tan delicados y suaves por mis ojos.
Llega a mi cabello y con sus dedos lo cepilla.
Suspira y siento como que quiere pedirme algo, cruzamos una vez más nuestra mirada.
Este es el momento más excitante, que he vivido en toda mi vida, es demasiado fuerte.
Ella pone sus ojos color miel en mis labios, y me dice con una voz entrecortada...
—Karlo...Por favor...
Be...besame...