Me Odio Por Amarte

Escuchar al hombre que ama llamarla con otro nombre es devastador para Ximena. La pasión fluía con naturalidad o por lo menos eso creía ella. La realidad es que llegó a quitarse las ganas con ella porque seguramente con Sophie no tuvo éxito.

Se encierra en su habitación y las lágrimas corren por su rostro. El dolor que siente es indescriptible y la humillación es mil veces peor.

Él se atreve a argumentar preocupación por ella, mentira. Se siente engañada, burlada. Hace apenas unas horas se atrevió a presentarle a su hija, ¡cuánto cinismo!

Le exige que se marche, no quiere verlo. Escucha pasos alejarse por el pasillo y minutos después el sonido de la puerta principal al cerrarse. Se ha marchado por fin.

Da rienda suelta a sus emociones y llora amargamente. Así transcurren un par de horas, el llanto cesa poco a poco, se levanta de la cama, busca una bata para cubrir su cuerpo y camina al cuarto de baño.

La imagen frente al espejo es la de una mujer que no reconoce; sus ojos hinchados por el llanto, su nariz roja y una expresión de dolor innegable.

Lava su rostro y camina hacia el comedor, ahí están los rastros de lo que sería una noche de pasión y que se convirtió en la peor noche de su vida.

Después del engaño de quien fue su prometido no recordaba haber sentido tanto dolor.

Recoge las prendas del suelo, es humillante recordar lo sucedido. Él estaba pensando en otra, deseaba el cuerpo de otra mujer. ¿Cuántas veces desde que volvió a ver a Sophie habrá sucedido esto? Es una pregunta que se repite una y otra vez.

Recuerda las advertencias de su padre y quisiera más que nunca haber seguido sus consejos.

El día de mañana tiene varias Audiencias programadas. Estaba terminando de prepararse cuando él llegó. Decide continuar estudiando los casos, al fin y al cabo, no podrá dormir así lo intente.

Pasa la noche en vela, a primera hora de la mañana toma una ducha y se viste, un traje sastre color gris obscuro es el atuendo adecuado para pasar el día en la Corte.

Disimula sus ojeras con corrector y aplica más maquillaje de lo habitual. Prepara suficiente café para beber una taza aquí y el resto llevarlo en un termo.

Llega a la oficina y para Gretchen es evidente que algo le sucede. Su semblante habla por ella.

- ¿Estás bien? ¿Quieres hablar?

- Ahora no, necesito mantenerme concentrada. Quizá al final de día pueda contarte.

- Seguro tiene que ver con tu adorado tormento.

- Gretchen, por favor.

- Entiendo, ¿nos vamos?

- Sí, vámonos.

En cuanto llegan al edificio, desactiva el sonido de su celular. Son llamadas a la primera Audiencia y así consecutivamente a lo largo del día. El resultado es el esperado, en cada uno de los casos se augura el triunfo.

- ¡Somos dinamita, amiga!

- Hacemos un muy buen equipo.

- Cuánto entusiasmo.

- No es mi día, discúlpame.

- Supongo que no iremos a celebrar.

- La verdad es que no tengo ánimo de nada.

Pasan por la oficina para dejar ahí documentos importantes.

- Licenciada Sánchez, le entrego sus mensajes- la recepcionista entrega varias notas- Más temprano llegó un repartidor y dejó algo para usted en su oficina.

- Gracias, Lauren.

Revisa los mensajes y no le extraña darse cuenta de que la mayoría son de Aiden. Sobre su escritorio descansa un ostentoso arreglo floral con una tarjeta.

- Veo que fue grave lo que hizo- asegura Gretchen- Vamos a tomar algo, te hará bien despejar tu mente.

- Tienes razón, no quiero volver a mi apartamento.

Deja los mensajes sobre el escritorio y ni siquiera lee la nota que acompaña las flores.

Llegan a un bar cercano y ambas ordenan una Margarita.

- ¿Me vas a contar qué sucedió?

Después de beber la primera copa, Ximena le relata lo sucedido la noche anterior.

- ¡Maldito bastardo! No puedo creer lo que te hizo. Hay que ser muy caradura para hacer algo así.

- No te imaginas la decepción y el dolor que siento.

- Y no es para menos. Pudo haber sido sincero y evitar el daño colateral.

- Exacto, siempre le pedí sinceridad ante todo.

- ¿Qué piensas hacer? Es claro que te pedirá perdón y otra oportunidad.

- Eso es lo peor, no sé qué hacer y siento que me estoy engañando al considerar que lo nuestro tiene futuro.

- Estás enamorada, es normal tener esperanzas. ¿Te ha llamado?

- Constantemente, ha enviado infinidad de mensajes que no quiero leer.

- No sé qué decirte. Siguiendo la voz de la razón te aconsejaría que lo dejes, mereces algo mejor. Sin embargo, sé que el corazón se rige por otras normas y solamente tú sabes lo que sientes.

- A lo largo de este año me hice muchas ilusiones, de verdad creí que nuestra relación estaba basada en el amor y la confianza. Ahora no tengo certeza alguna. ¿Cómo podría amarme y desear a otra mujer? Sí, entiendo que no es cualquier mujer, es además, la madre de su hija, pero no se puede amar a dos personas a la vez. ¿Estás de acuerdo?

- Completamente. Me duele verte pasar por esto. No es justo para ti, eres una mujer extraordinaria.

- Ya no estoy segura de eso. Hasta el día de hoy cada una de mis relaciones ha fracasado.

- No digas eso, no es culpa tuya.

- Pongo mis ojos en los hombres equivocados.

- Son ellos los que están mal, no tú. No hay que hablar más, el tema solo te desgasta. Dejemos los problemas de lado y vamos a divertirnos que a eso hemos venido.

A pesar de ser lunes hay más gente de lo que hubieran esperado en el lugar, muchos de ellos turistas.

Beben varios cócteles más y se animan a bailar, pronto dos chicos se unen a ellas. Claramente, van con toda la intención de salir de ahí bien acompañados.

El alcohol comienza a hacer efecto en ambas chicas, Ximena se siente tremendamente relajada. No para de bailar y de reírse.

El chico que baila con ella sin duda se siente muy atraído y comienza a acortar la distancia entre ellos.

El baile se vuelve cada vez más provocativo, ambos se están dejando llevar por el ritmo de la música.

Gretchen no pierde de vista a su amiga, entiende que en estos momentos se encuentra vulnerable y no va a permitir que nadie se aproveche de la situación.

La pareja de baile de Ximena comienza a tantear el terreno, posa ambas manos en su cintura y las desliza lentamente por su cadera. Roza con los labios su cuello, ella comienza a reaccionar y desliza sus manos por su cabello, las entrelaza detrás de su cuello y permite que se acerque a su boca.

Se muestra provocativa evadiendo sus besos. El chico está determinado a obtener lo que quiere y decide terminar el juego tomando el rostro de Ximena entre sus manos para probar sus labios.

Dejándose llevar por el despecho y el coraje que siente comienza a ceder ante los avances del chico sin medir las consecuencias. Es Gretchen la que se acerca para interrumpir el momento.

- Amiga, me siento mal. Acompáñame, necesito aire.

Miente y logra sacarla del lugar ignorando las suplicas del chico para que se quede.

- ¿Qué haces amiga?

- Divertirme, nada del otro mundo. Quiero pasarla bien y ese chico es muy guapo.

- No, estás actuando por despecho. Yo puedo dejarte continuar, pero estoy segura de que mañana vas a estar arrepentida y te sentirás peor. Además, tú no eres así y ningún hombre vale tanto la pena como para esto.

Ximena se toma unos mínimos para pensar en lo que su amiga le ha dicho, no es difícil entender que está en lo cierto. Se ha dejado llevar por el dolor y la decepción e irse con ese chico a la cama no va a hacer que desaparezca lo que siente y como dice si amiga, mañana se va a sentir peor.

- Tienes razón, estoy actuando por despecho, quería vengarme de Aiden y después restregarle en la cara que hay hombres que sí me desean- acepta con amargura.

- Vamos, es hora de ir a casa. Prepararé algo de comer y me quedaré contigo.

Prefieren dejar el auto ahí e irse en un auto de aplicación, ambas han bebido de más, mañana Ximena mandará a alguien a recogerlo.

A pesar de que Ximena insiste en que está bien como para quedarse sola, Gretchen no se va, su amiga ha bebido demasiado y las emociones están a flor de piel.

Le duele mucho verla en ese estado. Llegó a pensar que con Aiden estaría bien, que realmente había encontrado el amor y ahora tiene el corazón en mil pedazos.

Ximena le presta a Gretchen una pijama y ambas se ponen cómodas. Cocinan algo rápido y siguen hablando del tema hasta muy entrada la madrugada.