El está enamorado de su mejor amiga. Ella está a punto de casarse. El día de su boda tiene un accidente y "muere" un año después el se encuentra con una chica que es idéntica a ella.
¿Será la misma mujer o una prima lejada muy parecida.?
NovelToon tiene autorización de Regina Cruz C. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
¿La amas.?
...Gema....
Me da gusto ver al señor Nicolás feliz. Pero tengo miedo de que sólo le guste está chica por su parecido con la señorita Lucrecia.
— ¿La amas.? — Quería escuchar un si. Acabó de conocer a Cristina pero estoy segura de que ella si lo ama de verdad. Merece que ese amor sea correspondido.
— No estoy seguro.
— No la lastimes. A ella si se le nota el amor que te tiene. — Esa chica me cayó bien. No es cómo la señorita Lucrecia.
— Nana yo la quiero, ella es alguien muy especial para mí. — Así es cómo empieza un gran amor. Primero sólo cariño y deseó, después ya no puedes vivir sin esa persona.
— Pero todavía no estas seguro de amarla, ¿Verdad.?
— Si. — Ojalá se enamoré pronto.
— Amor ya estoy lista. — La señorita Cristina regresó. — ¿Qué pasa.? ¿Porqué se quedaron callados.? — Nos vió con ojos interrogantes.
— El señor Nicolás sólo me estaba dando instrucciones. Pero ya terminó.
— A. Bueno. Qué tenga un buen día señora Gema. Amor vamos o llegaré tarde.
— Si. — El joven Nicolás me observó. — Nos vemos en la tarde.
— Nos vemos.
...Nicolás....
Cristina y yo bajamos al estacionamiento.
— ¿Quién es el.? — Preguntó ella cuándo vió al chófer.
— Nuestro nuevo chófer. — A mí no me gusta mucho manejar. Estoy acostumbrado a que otros me lleven. No había contratado a nadie porque quería privacidad. Pero estaré más cómodo así.
— Buenos días. — Saludó el chófer mientras abría la puerta del auto.
— Buenos días. — Cristina le devolvió el saludó. Y ambos entramos. Ella del lado que el chófer abrió y yo del otro.
— ¿A dónde los llevo.?
— Vamos a la universidad y después a mi trabajo.
— Si señor.
— ¿Amor no te parece demasiado.? Primero la señora Gema y ahora el. — Me habló con suavidad.
— No amor. No es demasiado. Es lo necesario. Quiero que estés lo más cómoda posible. No quiero que mi esposa siga lastimado sus preciosas manos. — No me gusta verla limpiando al volver de la escuela y tampoco me agradó el día que ví uno de sus dedos lastimados.
— Te preocupas demasiado. A mí me gusta hacer las cosas del hogar.
— No dejaré que lo sigas haciendo. Es mi última palabra.
— Ya aprendí a cocinar, al menos quiero hacerlo un día a las semana. Por favor. — Pidió ella.
— Cocinas muy bien pero no. — Disfrutó mucho lo que ella hace pero lo dije antes. No quiero ver sus manos heridas.
— Por favor amor. Sólo una vez. ¿Si.? Quiero consentirte. — Me sonrió dulcemente. ¿Y cómo le digo que no a esa sonrisa.?
— Está bien. Cómo tú quieras.
— Gracias amor. — Rodeó mi cuello con sus brazos. — Eres el mejor esposo del mundo. Te amo. — Me dió un cortó beso y se recostó en mi hombro.
Mi Nana tiene la boca llena de razón. A ella se le nota el amor que me tiene. No debo lastimarla. No es es mi intención que eso pasé.
Enserio quiero ser el papá de sus seis hijos, y si por mi fuera ya la tendría embarazada del primero, pero su madre me pidió que no la embarazara. Qué esperará el tiempo prudente.
...Flashback....
...Días antes de la boda....
Llegué por Cristina, la había invitado a cenar. Mi suegra fue la que me recibió. Hubiera querido que no lo hiciera.
— Vine por Cristina. ¿Ella está lista.? — Pregunté mientras entraba a la casa.
— Aún no. Pero que bueno que lo veo. Quiero hablar con usted. — ¿Conmigo.? ¿Eso cómo porqué.?
— No me hablé de usted. Ya casi somos familia. En unos días me casó con su hija. — Sonreí. —Suegra.
— Yo no te consideró dignó de mi hija. — No la culpó. — Me hubiera gustado que ella rechazará el matrimonio. Pero al parecer le gustas mucho.— Eso alegró mi corazón y no pude disimular.
— Soy un buen partido para ella. Era muy lógico que me aceptará.
— No quiero hablar sobre si es un buen partido o no. Le quiero pedir algo y tiene que aceptarlo. — ¿Tengo qué.? ¿Ahora se quiere imponer.? ¿Con quién piensa que está tratando.?
— ¿Qué es.?
— No quiero qué tenga hijos con ella.
— ¿Perdón.? — No es posible que se meta en eso. La mejor forma de atar a Cristina para siempre es con un hijo. Sí un día descubre el porque me quise casar con ella tan apresuradamente aunque se enojé no podrá dejarme.
— Es mi condición para aceptar el matrimonio de ustedes. — ¿Mi suegra sospechará algo.? ¿Porqué no quiere que su hija tenga a mis hijos.?
— No la aceptó. — No quiero hacerlo. — Aunque usted no me acepté Cristina ya lo hizo. Digamos que su opinión sale sobrando.
— Si le cuento con qué me está amenazando ella no dudará en cancelar la boda. — ¿Ahora ella me amenaza a mi.? Eso fue inesperado.
— No sería capaz. — Estaba seguro de eso. A ellos no les conviene que yo le cuente a Cristina de dónde sacaron su corazón.
— Una madre es capaz de todo con tal de ver a su hija sana. Se lo estoy pidiendo por las buenas. No tenga hijos con ella, al menos por ahora.
— Usted no se atrevería a decirle la verdad a Cristina.
— Fui capaz de comprarle un corazón en el mercado negro. ¿Porqué piensa que no me atrevería a decirle eso con tal de que no se casé son usted.? — Su tono era firme y a la vez tranquilo.
— ¿Porqué no puedo tener hijos con ella.? — Sólo quería saber eso. Aceptaría si me daba un buena razón.
— No me pregunté el motivo. Sólo haga lo que le estoy pidiendo. — Tal vez ahora no me lo diga pero más adelante tendrá que hacerlo.
— Está bien. Aceptó. Pero su hija será mi esposa y tendré vida marital con ella.
— Sólo si ella está de acuerdo.
— ¿Por quién me toma.?
— Me amenazó para que aceptará el matrimonio. ¿Qué quiere que piense de usted.? ¿Qué es un caballero.?
— Lo soy. Y si ella no quiere no la obligare.
— Más le vale. Porqué si veo a mi hija llorar usted me las pagará.
...Fin del flashback....
Ya habíamos llegado a la universidad de Cristina y no me había dado cuenta.
— Amor no estés tan serio. — Me habló ella. — Desde hace un rato no dices ni media palabra. ¿Tienes algún problema.?
— Si. Uno muy grande.
— ¿Cuál.? — Su expresión se volvió preocupada.
— No quiero separarme de ti. — Ella se rió.
— Yo tampoco quiero. — Me dió un beso. — Pero tengo que estudiar. Y mi guapo esposo debe trabajar.
— Mandaré a Richard por tí. Qué te llevé a mi oficina después de la escuela.
— ¿Quieres que conozca tú lugar de trabajo.?
— Quiero otra cosa. — Le dije al oído. — Nos vemos. — La besé.
— Nos vemos amor. — Me dió un beso más y bajó del auto.