Por Culpa De Mi Rebeldia

Han pasado dos días en los que he ido y venido ayudando a la señorita barbie con algunas cosas de la boda.

Desde ese día no hablamos de mis padres, pero siempre está hablando de aquel o de otra persona, lo peor es que son personas que ni siquiera conozco.

Prefiero hablar de los detalles de la boda y de lo feliz que la hace estar con “Sebi” le quiero arrancar la lengua cada vez que le dice así.

Ya falta poco para la boda y hoy es la última prueba de mi vestido, me voy en un taxi ya que Peter y Sebastián no están, creo que iban a una prueba de vestuario y no quiero molestar al chófer, no me gusta.

Me hacen mi prueba y mi vestido me queda como un guante, ya no hay que hacerle más nada.

La modista me dice que lo va a enviar a casa de la barbie con los otros vestidos y salgo de allí, quiero caminar un poco para despejar mi mente.

Le escribo a Peter y me dice que aún está midiéndose trajes, le pregunto por el novio y me dice que se fue, al parecer tuvo un asunto urgente en el trabajo.

Voy a caminar y empiezo a ver vidrieras, veo un local y se me ocurre tomarme un trago, al entrar veo una figura conocida y es Sebastián que al parecer tiene un buen rato tomando.

Me acerco a él y puedo ver como su rostro cambia, se le ve un poco contento.

Pide un trago para mi, brindamos no se porque y comenzamos a tomar.

Luego de unas cuantas copas ya estoy comenzando a ver todo doble, le digo para irnos y el acepta pero al intentar levantarse casi se cae de la borrachera.

Se sujeta de mi y tomamos un taxi, el da una dirección que no es la de su casa y yo lo veo extrañada.

-Es un apartamento privado que tengo no quiero que me vean así en casa – me dice adivinando mis pensamientos

-Está bien te acompaño, pero solo un rato, cuando se te pase eso nos vamos – le digo

Veo la hora y son las cuatro de la tarde aun hay tiempo en unas horas estará mejor y volveremos a casa.

Llegamos a un edificio muy elegante y veo al de seguridad al entrar, nos saluda y seguimos al ascensor, subimos y su apartamento está en el último piso.

Entramos y el apartamento es hermoso, tiene una decoración exquisita, no es el lugar donde viviría pero no puedo negar que es muy lindo.

Lo ayudo a llegar a la habitación y lo veo desnudarse como si no estuviera allí, me sonrojo al verlo como Dios lo trajo al mundo.

Se mete a la ducha y veo como se baña mientras se tambalea, casi que lo veo caer varias veces.

Me dice que lo acompañe y casi se vuelve caer, me quito la ropa quedándome en ropa interior y coloco la ropa doblada en una silla.

Me meto con el en la ducha y comienzo a ayudarlo a bañar, lo enjabono y le paso una toalla.

Salgo de la ducha con él y veo que se acerca a mi, siento sus labios sobre los míos, luego coloca su frente sobre mi frente y mete sus manos en mi cabello, pareciera que está tomando una decisión.

-Sebastián debo irme – le digo

-No – me dice tajante

Siento que me besa, no como un amigo sino un beso fuerte, un beso que denota necesidad y yo no pude negarme.

Llegamos a la cama y sus manos acariciaron todo mi cuerpo, algo me decía que me levantara y me fuera pero mi cuerpo no respondía a esas palabras, solo quería seguir sintiendo sus manos y de boca solo salían gemidos, lo que parecía que a él lo emocionaba más.

Puso un millón de besos en todo mi cuerpo y cuando llegó a mi centro ya no pensaba en nada, mi cerebro se desconectó y sólo quería seguí sintiéndolo.

Solo pude pensar en ese día en el que estábamos en mi cuarto en mi cumpleaños, pero hoy sentía más placer, sentía sus labios y sus manos en mi cuerpo, era de él en ese momento y quería disfrutarlo.

Poco a poco fue aumentando esa sensación de placer haciendo que sintiera esa explosión en la que no importaba nada más solo el y yo.

Se ubicó entre mis piernas y fue entrando suavemente en mi, sentía dolor pero el me llenaba de besos y caricias que fueron haciéndome sentir más cómoda.

Se movía suavemente y en cada movimiento me sentía más llena, me gustaba cada beso y cada caricia que me daba y volví a sentir esa explosión dentro de mi que hacía que mi corazón latiera a mil por hora y que sintiera que solo éramos el y yo.

Sentí como el terminaba dentro de mi y quedaba exhausto, se quedó encina de mi y de pronto escuché un ronquido.

¿De verdad se había quedado dormido? Fue mi primera vez, sentí que era fantástico, que era la mejor experiencia de mi vida y el muy imbécil se quedó dormido de la borrachera.

Me lo quite de encima mientras las lágrimas salían se mis ojos, me di una ducha, me vestí y me fui.

Al salir del edificio le pregunté al de seguridad por una farmacia cercana y el amablemente me dijo como llegar.

Fui a la farmacia y me compre dos cajas de la pastilla del día después y me las tomé, no quiero sorpresas.

Ya bastante malo fue pensar que solo fue un momento de borrachera para que además haya consecuencias.

Pedí un taxi y me fui a casa, no podía decirle a nadie lo que había pasado y debía intentar pasar estos días sin cruzármelo.

Ahora más que nunca debo intentar hacer mi vida así como el estaba haciendo, debía romper con todo eso de una vez antes de que me hiciera más daño.