Alma Rota

Mientras leía las revistas en la oficina de Lorenzo me encontré con un comentario bastante interesante, en este se decía que Marisol Beluchi había inaugurado un nuevo restaurante y que este se encontraba en disputa, por la mala administración de su dueña y está lo estaba llevando a la quiebra.

Los bancos estaban al acecho para embargar la propiedad y así poder recuperar su dinero. Fue entonces cuando un brillante plan se me ocurrió, pero necesitaría del dinero de Lorenzo para lograr llevarlo a cabo.

—¿Por qué te gustó este lugar? Yo pude haberte llevado a uno mucho mejor y con un mejor servicio—. Dijo Lorenzo llamando mi atención.

—Este lugar me gusto mucho y además dicen que está a punto de quebrar solo quería ver si realmente valía la pena— explique cuidadosamente.

—La verdad está en un buen sitio, si está cayendo en la banca rota debe ser por mala administración— la voz fría y sensual de Lorenzo lleno mis oídos haciendo que me olvidará por unos segundos de mi propósito en este lugar.

—Sabes, me gustaría tener un lugar así algún día, de pequeña soñaba con mi mejor amiga tener nuestro propio restaurante— confesé melancólica. Porque eso sí era cierto.

—Me gusta cuando me hablas de tus sueños, me gusta saber más de ti.

Lorenzo era realmente atractivo, ese hombre me hacía perder la razón, si tan solo nos hubiéramos conocido de otra forma tal vez nuestra historia sería diferente.

—Soy muy simple, me gustan las cosas sencillas. Creo que la única ambición que he tenido en la vida es tener un lugar así como este, este restaurante es precisamente lo que siempre he querido.

Nuestros almuerzos llegaron: platos exquisitos que hacían honor al lugar en el que nos encontramos, pues el restaurante era elegante decorado con piezas de arte únicas, era un espectáculo lastima que la tonta de Marisol no supo administrarlo.

Después de terminar el almuerzo le pedí a Lorenzo que me llevará a la casa, no quería seguir interrumpiendo su trabajo, pero él se negó rotundamente, ya que según él aún le debía algo y quería cobrarlo.

Llegamos a la empresa y parecía que Lorenzo tenía prisa por algo, ya que no saludo a sus empleados, cuando llegamos a su oficina dio la orden explícita de que nadie lo molestará, parecía que estaba furioso por algo, pero no recordaba haber hecho algo que lo pusiera de mal humor. Una vez cerró la puerta de la oficina le puso cerrojo arrastrándome hasta el escritorio.

—¿Qué pasa? ¿Por qué actúas así?— pregunté confundida.

De repente quitó los papeles que tenía sobre el escritorio subiéndome a mí en este. —Tengo una fantasía contigo y hoy la haré realidad.

Se adueñó de mi boca con pasión empezando a despojarme de la ropa que llevaba puesta, y encima de ese escritorio me hizo suya de todas las maneras imaginadas, tuve que contenerme unas cuantas veces para no gritar de placer aunque él me había dicho que la oficina era antiruido de igual manera me daba vergüenza que alguien nos escuchará.

Terminamos acurrucados en el sillón tratando de recuperar el aire en nuestros pulmones. —Estuviste muy bien— susurro a mi oído haciendo que una corriente eléctrica recorriera mi piel.

—Estás loco, muero de pena con tus empleados— dije sintiendo calor en mis mejillas.

—Esta es mi empresa y aquí hago lo que quiera, así que no te preocupes por nada.

—Yo no estoy acostumbrada a hacer esto, creo que mejor no regreso a tu oficina.

—Pies yo creo que si vas a volver, está experiencia fue maravillosa y quiero repetir.

Golpee suavemente sus fuertes pectorales como si eso le fuera a hacer que él se retractara de sus planes. Me levanté del sillón acomodando mi ropa para luego ayudarlo a organizar el desastre que habíamos hecho en su oficina.

Una vez que todo quedó impecable me senté frente a su silla —¿De verdad te gusto?— pregunté curiosa.

—¿Por qué esa pregunta?

Me miró con el ceño fruncido mientras yo me encogía de hombros.

—Siento que estoy viviendo en un sueño, a veces creo que despertaré y que todo seguirá como antes.

—Esta es nuestra realidad... tú no me gustas... tú me encantas y a decir verdad quiero que estés conmigo siempre.

—Imagino que eso le dices a todas— respondí bajando la mirada.

—No te mentiré, cuando quiero acostarme con una mujer utilizo esas palabras...— su confesión hizo que un nudo se formará en mi estómago— Pero eres la única que le he presentado a mis padres y además la única que he traído a mi oficina para hacer el amor.

Sonreí ante sus palabras, en nuestra vida pasada el nunca me trajo a su oficina y conocí a sus padres por casualidad y nunca les dijo que yo era algo de él. Estos pequeños gestos eran los que me hacían dudar de mi venganza hacia él.

—Voy a seguir trabajando, si quieres puedes ir a dar un recorrido por la empresa o sigues leyendo las revistas mientras que termino aquí.

—Te puedo ayudar si lo necesitas— en mi vida anterior aprendí algunas cosas de la empresa de Lorenzo y es que fueron diez años a su lado.

—Si quieres, aquí están estos documentos puedes organizarlos por orden de prioridad en lo que yo termino de leer esto— dijo mostrando unas hojas en sus manos.

Sabía que el pensó que no podría con l asignación que me estaba dando, pero está era mi oportunidad para demostrarle que si sabía de su negocio, así que empecé a organizar los documentos que me había entregado y además coloque algunas sugerencias en esos negocios para que fueran productivos. Yo también tenía algunas cartas bajo la manga y todos mis pasos eran con un propósito. Llegar a la cima.