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Renacer Entre Cenizas... La Venganza De Issabelle.

Renacer Entre Cenizas... La Venganza De Issabelle.

Status: En proceso
Genre:Mujer poderosa / Amor a primera vista / Maltrato Emocional / Amor-odio / Venganza de la protagonista / Reencarnación(época moderna)
Popularitas:17.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Roxana Fernández

Issabelle Mancini, heredera de una poderosa familia italiana, muere sola y traicionada por el hombre que amó. Pero el destino le da una segunda oportunidad: despierta en el pasado, justo después de su boda. Esta vez, no será la esposa sumisa y olvidada. Convertida en una estratega implacable, Issabelle se propone cambiar su historia, construir su propio imperio y vengar cada lágrima derramada. Sin embargo, mientras conquista el mundo que antes la aplastó, descubrirá que su mayor batalla no será contra su esposo… sino contra la mujer que una vez fue.

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CAPÍTULO 9. Dueña de sus actos.

Capítulo 9

Dueña de sus actos.

La luz de mediodía se colaba a través de los vitrales de la sala de recepciones del palazzo De Luca, proyectando arabescos de color sobre la mesa impecablemente puesta.

Issabelle se acomodó en su silla con la espalda tan recta como el talle de su vestido.

Frente a ella, la baronesa Vittoria De Luca, una mujer de porte noble, de cincuenta y tantos años, repasaba los puntos de su alianza recién forjada.

Sobre el mantel blanco, los platillos reposaban en silencio: carpaccio de remolacha y queso de cabra, crostini de trufa, y un risotto cremoso con chalotas caramelizadas .

Issabelle aspiró con deleite la fragancia de la comida, sintiendo el tacto sedoso de la servilleta de lino al acomodarla cuidadosamente sobre sus piernas.

—Tu llegada al consejo directivo ha sido impecable, querida Issabelle —dijo la baronesa, alzando la mirada—. Con tu visión para el desarrollo inmobiliario y mi red de contactos en la aristocracia europea, convertiremos ese terreno en un emporio de lujo.

Issabelle asintió, saboreando un bocado de risotto.

—Lo visualizo —respondió—. Bodegas subterráneas, residencias de alto standing, un jardín botánico que atraiga a la élite cultural… Y, por supuesto, el hotel boutique con spa y galería de arte. Ya tengo tres inversores dispuestos a aportar capital inicial.

La baronesa se reclinó, contemplándola con una sonrisa que mezclaba admiración y un dejo de desafío.

—Eres ambiciosa, Issabelle. Justo lo que necesito. Pero recuerda: en nuestra mesa, la lealtad vale más que un millón de euros.

El reloj de pared dio la una en punto. Issabelle posó la copa y, con gesto calculado, sacó el móvil de su bolso de piel.

La pantalla mostró un recordatorio: Visita cena Familiar – Villa Mancini, 20:00.

Su pecho se contrajo con un matiz de desdén apenas perceptible.

—Perdone un instante —murmuró, y deslizó el pulgar para llamar a Enzo.

El timbre sonó apenas dos veces. Al otro lado, la voz de él, grave contenidado, respondió:

—Issabelle.

—Señor Milani, la cena con mi familia es esta noche —su tono era neutro, profesional.

—No podré asistir —contestó él, sin titubear—. Tengo trabajo hasta la madrugada. Lo siento.

—Lo imaginé. Que esté bien, Señor Milani.

Finalizó la llamada. Recordando que justo hoy, era el cumpleaños Eva.

La baronesa inclinó la cabeza, observando su mano posada junto al móvil.

—¿Problemas con tu… socio?

Issabelle sonrió con desgana.

—Compromisos de último minuto. Cosas de negocios.

La baronesa cerró el abanico con un chasquido suave.

—A veces, querida, es mejor no aferrarse a quienes no te valoran.

—Tiene mucha razón. La lealtad… —susurró—. Debe ser mutua.

—Brindemos —propuso la baronesa, alzando su copa—. Por nuestra alianza y por el éxito que está por venir.

—Por el éxito —replicó Issabelle—. Y por la fortaleza de quienes no temen jugar con fuego.

El tintineo de las copas resonó como un eco de promesas y de pactos sellados.

Terminaron el postre entre confidencias sobre futuros actos de beneficencia y veladas de gala. Issabelle escuchó cada palabra de la baronesa, cada matiz de complicidad.

Al despedirse, la baronesa colocó una mano en el antebrazo de Issabelle.

—Recuerda, cuando ya no seas feliz en cierta mesa, te ayudaré a sentarte en otra más importante.

Issabelle asintió, el calor de su mano dejándole una leve sensación de confort.

—Lo tendré presente, baronesa.

Caminó con paso firme hasta su vehículo, pensando en la cena familiar y la algarabía que harían sus tías al ver que llegaba sola, después de su boda.

El recuerdo del desenlace de esa cena la invadió, pero no permitiría que la humillaran una vez más.

Aquel pasado era una espina que aún dolía, pero no una que la hiciera sangrar. No esta vez.

Al llegar a su apartamento, eligió con cuidado el atuendo. Nada de colores que suplicaran aceptación.

Eligió un vestido color coral, ceñido a la cintura, de tela liviana pero con una estructura impecable que hablaba de seguridad.

Su cabello lo recogió en una coleta alta, y el maquillaje fue sencillo: un delineado limpio, un toque de rubor, labios naturales. No necesitaba artificios. Su presencia bastaba.

Cuando el coche se detuvo frente a la villa Mancini, ya había anochecido. Las luces doradas de la entrada iluminaban el camino.

Al cruzar la puerta principal, el murmullo fue instantáneo. Sus tías, sentadas en círculo junto al piano, se detuvieron a la mitad del brindis.

Sus primas fingieron sorpresa. Las miradas descendieron a su dedo anular, buscando el anillo. Una de ellas, Luciana, no tardó en hablar:

—Issabelle ¿sola, tan pronto? Y apenas llevan un mes de casados.

La sonrisa de Issabelle fue un arma de filo suave.

—Y aún así, llegué más puntual que todos ustedes.

—¿Y tu esposo? —intervino la tía Ornella, con voz aguda—. ¿No será que ya se cansó de jugar a la pareja perfecta?

—O tal vez —añadió Cicilia con falsa preocupación—, lo atrapaste con una cláusula tan apretada que huyó por la ventana.

Las risas se desataron como un aguacero. Issabelle se mantuvo erguida, con el mentón en alto.

—No necesito mostrarlo como un trofeo para validar mi matrimonio. Pero si tanto desean verlo…

La tía Ornella se incorporó con arrogancia, y dio un paso hacia ella.

—Ay, querida, puedes haberte casado con un Milani, pero sigues siendo la misma niña insegura de siempre. ¿A quién quieres engañar? Eres la deshonra de esta familia.

Y fue entonces que Issabelle, con el corazón palpitando de rabia contenida, alzó la mano, con intensiones de golpearla.

El gesto fue tan abrupto que incluso el piano dejó de sonar. Los ojos de todos se abrieron como platos. La tía Ornella retrocedió un paso, pero antes de que pudiera responder, la puerta se abrió con un crujido pesado.

—Issabelle.

Era Enzo.

Vestía un traje oscuro, sin corbata, con la camisa abierta justo lo suficiente para insinuar despreocupación.

Llevaba varias cajas en sus manos.

La familia giró hacia él con un murmullo entre la sorpresa y la curiosidad.

—Mil disculpas por el retraso —dijo con voz serena—. Tuve que recoger unos obsequios. No podía llegar con las manos vacías en una noche tan importante.

Repartió las cajas una por una, saludando con educación, sin mostrar afecto ni hostilidad, solo una precisión helada y encantadora. Cuando llegó a Issabelle, extendió una mano hacia ella.

—¿Me acompañas?

Ella lo miró un segundo, sin expresión. Luego tomó su mano con suavidad. Los gestos calculados eran su nuevo idioma.

Pasaron al comedor, donde la cena estaba servida, el ambiente seguía cargado de tensión. Fue la tía Ornella, aún herida en su orgullo, quien lanzó la próxima flecha.

—Dicen que un matrimonio sin pasión es como un jardín sin flores. ¿No creen, chicos?

—O sin raíces —añadió Luciana—. Todo se derrumba con el primer viento.

Issabelle se disponía a responder, pero Enzo fue más rápido.

—Interesante reflexión —dijo, alzando la copa—. Yo diría que la pasión se cultiva, como las flores. Y las raíces… bueno, se fortalecen cuando uno elige quedarse, aun cuando puede irse.

1
Marcela Lopez
divino
Nancy Cortes J
jajajajajajaja bueno eso también
Tatty
necesito más capítulos autora
Tatty
Giordano merece una oportunidad 👏🏼👏🏼
Tatty
ese Enzo es de lo peor ahora si la va a amar
Tatty
excelente capítulo. me gusta que este tomando la decisión de atender su salud
Tatty
yo pensé que Gabrielle era una mujer 😣
Tatty
esta suegra se parece a la mía. esta más de mi parte que departe de su propio hijo
Tatty
ese Giordano esta enamorado. Isabel debería confiar en él, él la puede ayudar
Tatty
espectacular ne gusto mucho este capítulo
Ivette
jajaja esas palabras lo dicen todo
Ivette
jJaja parece que no, es tan imprudente como Gabriel
Ivette
el es demasiado atento, se da cuenta de todo muy rápido. lo que sucede a su alrededor
Ivette
este hombre es demasiado 😍 🤤 me enamoré
Ivette
ya quisiera él llenar la casa de bebés junto a ella
Ivette
debe sentirse feliz su madre y la mujer que ama se la llevan bien
Ivette
cortó la emoción del momento, estaban a punto de besarse
Ivette
ay que lindo quiero más fotos de los dos
Ivette
mientras más se meta, más sigo deseando que se hunda en su propia desgracia
Ivette
jaja eso creíste pero siento que a ti te duele mas
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