DESTINADA A UN ALPHA

Amara retomo su rutina, luego de tres días de haberse perdido de los negocios, su hijo y su día a día, con la exuberante cantidad de trabajo, por tal motivo no se había percatado de lo que sucedía en el departamento de al lado hasta que debido al ruido tuvo que ir a ver.

Molesta se levantó de su escritorio y salió de su departamento, vio la puerta de al lado abierta y hablo con uno de los hombres que se encontraba allí parado.

-          Podrían no hacer tanto escándalo con la mudanza, tengo trabajo por hacer y un niño pequeño dormido al cual no dejan descansar – le dice de forma seria al hombre

-          Oh, lo siento mucho, señora, le diré a mis hombres que no hagan tanto ruido – le dice apenado.

-          Gracias y bienvenido al edificio – le dice de forma cordial.

-          Oh, no, yo no seré su vecino – le responde el hombre – solo soy el jefe de una contratista de mudanzas, la persona que ocupará este departamento vendrá en la noche por lo que tengo entendido – le dice el hombre

-          Entiendo – dice sin darle mayor importancia – lo dejo para que siga con su trabajo – le dice retirándose.

-          Lamento las molestias – le dice el hombre antes de que Amara regresara a su departamento.

Ya había transcurrido toda una semana desde que se encontraba viviendo en su nuevo departamento, el cual estaba financiado por su nuevo empleo como gerente, aunque aún no se haya tomado el tiempo de disfrutar de su tamaño y comodidades, debido a que sus responsabilidades eran mayores y el tiempo que pasaba allí era solo para descansar unas horas, arreglarse y salir nuevamente a la oficina a seguir trabajando.

Conseguir ese departamento fue cansado debido al poco tiempo con el que contaba, la ubicación entre las dos empresas que ahora tenía a su cargo y la cantidad de lugares que estaban disponibles, antes de escoger ese departamento visito seis lugares en los cuales le dieron varias opciones, pero en cuanto llego a ese edificio sintió una fuerte conexión con el lugar, una familiaridad que enseguida lo atrapo, solo le tomo el camino del ascensor hasta el departamento para tomar la decisión, al entrar en el departamento ya se había decidido y termino comprándolo por la sensación que el lugar le producía.

Pero por desgracia por más que le gustara y se sintiera reconfortante estar allí, era el sitio en donde menos se mantenía, ya que la mayoría de su tiempo lo pasaba en la oficina o en reuniones de trabajo en restaurantes, utilizando el sitio nada más que para dormir y cambiarse de ropa, como si de un hotel se tratara.

Dos de la madrugada, Amara se encontraba en la sala de su departamento terminando de evaluar algunas propuestas mientras tomaba una copa de vino para aligerar un poco el estrés que de forma incesante sentía en sus hombros, causando una fuerte molestia.

Justo a esa hora se escuchó la puerta del nuevo vecino, algo que distrajo su pensamiento, imaginando que el nuevo tal se trataba de un hombre soltero, con un trabajo muy exigente o un mujeriego que vive de forma libertina, todas esas conjeturas fueron tomadas del único hecho de que el hombre siempre llegaba en la madrugada.

-          Lo que sea, no es como si fuera mi vida – dice sacando los tontos pensamientos de su cabeza y continuando con lo que estaba.

Luego de terminar con su trabajo, apago la laptop, organizo y se fue a dormir.

Agotado Rafael se quitó todo su traje y lo colgó, luego se metió a dar una ducha para liberar un poco su estrés, aunque sus ojos se estaban cerrando solos del sueño y pesadez, al salir de la ducha seco su cuerpo y se colocó un mono para dormir cómodo y fresco.

Apenas toco su cama sintió como su cuerpo se apagaba dejándolo totalmente fuera de funcionamiento hasta que la infernal alarma volviera a sonar.

Seis de la mañana en punto, Amara se levantó de la cama y estiro su cuerpo, fue al baño, lavo su cara y sus dientes, se miró al espejo y se dio ánimos para continuar con un día más de ajetreo, salió de la habitación y fue a la cocina, planifico lo que prepararía para desayunar y una vez decidió el menú de la mañana, se puso manos a la obra y saco todo lo necesario de la nevera, lo coloco sobre la mesada y procedió a lavar sus manos para comenzar con todo.

Se volteó hacia el fregadero y abrió la llave del agua, al girar la perilla se escuchó una explosión y vio como la pila salía volando por los aires y luego una fuente de agua que comenzó a mojar toda la cocina inundando todo el lugar.

-          ¡No!, ¡No! – grito Amara tratando de detener el torrente de agua el cual ya la había mojado de pies a cabeza, empapándola por completo.

Al cabo de unos instantes comenzó a escuchar el timbre de la puerta.

Con el cuerpo adolorido por el poco descanso y la rutina que ahora tenía que llevar, Rafael se levantó a apagar la alarma luego de haberla aplazado tres veces, sabiendo que una cuarta vez sería mucho más tarde de lo que ya era y volvería todo más difícil y apresurado a la hora de salir a trabajar, lo que traería como consecuencia de no darle tiempo de al menos desayunar.

Entro al baño y se dio una ducha para despertar su cuerpo y activar sus sentidos dormidos aun, salió de la ducha y se vistió, tal vez le daría tiempo de cocinar algo ligero y rápido, en lugar de comprar comida como ya estaba tomando por costumbre.

Fue hacia la cocina abrió su nevera y se percató de que, debido a todo el ajetreo por el que estaba pasando, no había comprado nada para llenarla, decepcionado de no haber recordado algo tan importante y por consiguiente no tenía nada para desayunar, cerró la puerta de la nevera.

En ese momento escucho un fuerte golpe, seguido de unos gritos provenientes del departamento de al lado, alarmado salió corriendo de su departamento y llego a la puerta del vecino, comenzó a tocar el timbre, uno, dos, tres, a la cuarta vez escucho los pasos que se acercaban, así que dejo de tocar y espero a que abrieran la puerta.

-          Estoy presentando algunos problemas, si tiene alguna solicitu…. – dice Amara abriendo la puerta apresurada, luego quedo en silencio al ver de quien se trataba.