Sofía es una joven que ha crecido en la soledad de la orfandad, enfrentándose a una serie de tormentos internos que la han marcado desde su infancia. En su búsqueda de pertenencia y amor, se cruza con Lucius, un enigmático hombre que posee una esencia sombría y que, a lo largo de su vida, jamás ha experimentado la calidez de los sentimientos. A medida que sus caminos se entrelazan, Sofía se enfrenta al desafío de luchar contra la atracción que siente hacia él y las sombras que parecen rodearlo. ¿Podrá encontrar la fuerza necesaria para resistirse a su cautivadora belleza y, al mismo tiempo, desentrañar los misterios de su alma oscura, o sucumbirá a su hechizo, perdiéndose en el abismo de su atracción?
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miedo
Sofía corría a toda velocidad, sintiendo cómo el aire pasaba rápidamente a su alrededor. Pero de repente, sintió que Lucius la agarraba con fuerza de la cintura. La presión fue tan repentina y poderosa que ambos perdieron el equilibrio y cayeron al barro justo frente a la casa.
El sol ya comenzaba a asomarse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos cálidos. A medida que la luz del día se hacía más intensa, los empleados de la casa empezaban a prepararse para sus tareas diarias, ya ocupándose de sus deberes con la rutina matutina.
Lucius observó detenidamente el rostro de Sofía mientras ella se debatía por liberarse de su agarre, pataleando con todas sus fuerzas, sus ojos emitían miedo.
—¡Basta! —exclamó Lucius, apretándola con más firmeza de los brazos, intentando contenerla.
—Pero mira lo que tenemos aquí, a la ladrona de fruta... —continuó Lucius, fijando su mirada en ella mientras el olor a alcohol se desprendía de su aliento.
—¡Suéltame! Tú estabas con una mujer... —respondió Sofía, con lágrimas surcando sus mejillas, evidenciando el dolor y la desesperación que sentía.
—Jaja, ese es el problema, pero ahora lo solucionaremos. ¿Quieres que te haga lo mismo que a ella?, verdad ese es el problema de que no he estado en tu cama —dijo Lucius, mientras desgarraba el vestido de Sofía, dejando claro su desprecio y la situación crítica en la que se encontraban.
Lucius había perdido el control y estaba a punto de cometer un gran error cuando levantó la vista y se dio cuenta de que los empleados lo estaban observando y que Sofía gritaba aterrada.
Recobró la claridad en su mente y dirigió su mirada hacia Sofía, mostrando un rostro aterrorizado y respirando con dificultad. Con un movimiento brusco, apartó sus manos de encima de ella y se puso de pie.
Mientras tanto, Sofía, tratando de cubrir su cuerpo de la mejor manera posible, se levantó entre sollozos. Con desesperación, corrió hacia la casa y se dirigió a su habitación, donde cerró la puerta con cerrojo para sentirse más segura.
Lucius observó a los empleados que estaban cerca y, por primera vez en muchos años, una oleada de remordimiento invadió su corazón debido a su comportamiento anterior. Sentía una disconformidad que no había experimentado en bastante tiempo. Con este sentimiento en mente, decidió entrar a la casa. Se dirigió con determinación hacia la habitación de Sofía, donde esperaba poder reparar el daño causado.
Al llegar a la puerta de su habitación, comenzó a golpearla de manera insistente, repitiendo el movimiento una y otra vez. Pasaron varios minutos mientras él permanecía allí, esperando con ansias la oportunidad de hablar con ella y aclarar la situación que los había llevado a este punto.
“¡Duquesa, abra la puerta!” exclamó Lucius, aún ebrio, alzando la voz con desesperación.
“¡Lárgate de aquí, eres un monstruo!” respondió Sofía, visiblemente molesta mientras se limpiaba las lágrimas que caían de sus ojos.
Abre, duquesa, quiero explicarte cómo es que todo esto es un maldito engañó.!_ dijo lucius golpeando la puerta.