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No Soy La Villana

No Soy La Villana

Status: En proceso
Genre:Romance / Autosuperación / Matrimonio arreglado / Villana / Reencarnación(época moderna) / Romance oscuro
Popularitas:4.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Tania Uribe

Nací dentro de una familia con bastante poder y recursos que por culpa mía, terminaron por perderse o cediendo a otros.

Terminé en la cárcel por fraude e intento de asesinato, extorsión y amenaza premeditado hacia la única persona que creyó en mí. Sola en mi celda pagando por mis pecados y errores, en plena oscuridad y un silencio mortal e incesante, sentí una punzada en el abdomen y la sensación de que me había mojado la camiseta, pronto percibí el olor de la sangre y pese a lo oscuro que estaba vi a través de los rayos de la luz de la luna llena que entraban por los barrotes de la ventana que daba afuera, la sangre que brotaba de mi interior, mis manos se mancharon de sangre enseguida y en ese momento de desesperación una voz retumbó en las paredes de mi celda.
"Tu destino será morir a menos de que cambies tu rumbo..."

Rogué y supliqué por cambiarlo y luego de eso la oscuridad invadió mi campo visual y supe que había llegado mi hora.

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Capítulo 3: La Bestia de Hess

AILA

Llegué a casa luego de mi trabajo luego de haber tenido que soportar comentarios, preguntas y sobre todo murmullos sobre mi vestimenta y la forma en que traté a todos en la empresa de mi familia que era de diseño y exportación de materiales de construcción. Por lo que tuve que inventar que tuve una espantosa pesadilla la cual al final terminaron por creer, sin embargo... eso no evitó que la gente me tuviera pánico y saliera huyendo al verme. Realmente fui cruel con esas pobres personas.

En el momento en que puse un pie dentro de la casa mi Madre y Mary me tomaron desprevenida y me llevaron a mi habitación sin darme cuenta ya estaba allí sentada en mi tocador siendo bombardeada por ellas eligiendo maquillaje, vestido y zapatos para el evento de caridad. Realmente era innecesario, pero en ese momento recordé que así fue cómo todo comenzó la noche que fui grosera y cruel con el Duque de Hess.

Entonces decidí dejar que las cosas fluyeran como sucedieron en el pasado con la única diferencia de que el destino de Einar y el mío serían muy distintos.

Al final elegí un vestido negro largo hasta los tobillos, con encaje en el escote en forma de corazón, zapatos de tacón negros de diez centímetros.

Me retoqué el maquillaje cargándolo un poco con sombras de color café un poco más oscuro y un labial rosa un poco más llamativo pero no demasiado. Mary me ayudó a peinarme y me hizo un moño elegante y algo suelto dejando algunos rizos sueltos a lado de mi cara.

Me miré en el espejo por última vez y respiré profundo deseando que todo saliera bien y nada ni nadie interfiriera en mi misión. Salí en compañía de mis hermanos y de mis Padres quienes estaban nerviosos porque no dijera nada ofensivo o fuera de lugar a la gente de nuestro círculo.

En el camino mi hermano gemelo Rhaegar me miraba con deseos de matarme y entendía muy bien por qué, pero no era necesario que mirara así, aunque era entendible.

—Aila, por favor promete que te vas a comportarte, de lo contrario haré de esta noche un infierno para ti—. Me miró con severidad y asentí esperando que me dejara de mirar de esa forma. Sabía muy bien que él solo quería que todo fuera perfecto, sin embargo... había veces en las que simplemente no podía estar el tranquilo y todo por mi culpa.

—Está bien, me comportaré—. Dije evadiendo su mirada igual de molesta y afilada como la de mi Padre cuando me gritaba de niña.

Se acomodó en su asiento acomodando su corbata gris y su saco del mismo color que combinaba con la camisa blanca que eligió con mucho cuidado y que sabía muy bien que ese blanco inmaculado sería teñido por la torpeza de una chica encantadora de pelo rizado y sonrisa tierna.

Me reí en silencio mirando hacia la ventana del auto, mientras mis otros dos hermanos menores, Anna y Adler, eran tan molestos así como también el doble de insoportables, estaban discutiendo sobre por qué debían ir al evento de caridad, suspiré pesadamente ignorando su estúpida discusión.

Anna con su vestido azul turquesa con un lazo en la cintura con diamantes en él, miraba a Adler con deseos de golpearlo y sabía muy que esa niña era capaz de tomar el lazo de su vestido y ahorcar a Adler con él. Adler por otro lado se quitó la corbata de su traje negro y estaba listo para pelearse con Anna cuando en ese momento estaba a punto de intervenir, pero pronto aquella discusión cesó gracias a mi Padre quien estaba conduciendo dijo:

—¡Dejen de discutir, irán al evento porque así lo digo yo! ¡Y si tienen algún problema, entonces no tendrán ningún inconveniente en que pase a dejarlos con su Tía Amara! ¿O sí?—Ambos mocosos se miraron y pronto cerraron la boca.—Eso pensé—. El resto del camino fue tranquilo y no hubo más discusiones ni gritos, tanta tranquilidad me helaba la sangre, tenía la sensación de que algo iba a suceder en el evento, pero no tuve el valor de decirlo porque eso iba a provocar que mis Padres y Rhaegar creyeran que estaba siendo exagerada o que tampoco quería ir al evento.

Entonces guardé silencio y me quedé mirando la ventana, viendo pasar a los autos que iban de regreso a sus casas mientras que mi familia y yo debíamos ir a un evento de caridad, lo cual no era para nada raro, pero... para mí era una prueba de doble filo que debía aprobar para no ser apuñalada en el primer intento.

Llegamos al evento en la Mansión de la familia Württemberg, aquella Mansión de ladrillos era enorme e imponente, oía a la perfección las voces de los invitados, el personal que recibía a los invitados, era impresionante. Mis hermanos y yo nos miramos mutuamente y salimos del auto en compañía de nuestros Padres.

Entramos por la puerta principal de la Mansión y al ver toda esa decoración ostentosa y extravagante me di cuenta de que realmente la familia Württemberg quería lucirse demostrando cuán ricos eran y sobre todo mostrarles a todos que siendo ellos los principales donadores en hospitales, orfanatos, comedores comunitarios y refugios para mujeres y niños, bueno... de eso no quedaba duda.

Miré las luces tenues amarillas que adornaban los peldaños de las escaleras de madera color caoba y de las columnas de la casa, era muy hermoso. Era la misma decoración de mi vida pasada, con la única diferencia de que por lo menos no colgaba del techo aquel candelabro horrible de los años veinte.

El piso de madera color caoba estaba cubierto por una enorme alfombra roja en la entrada, lo cual era meramente ridículo poner algo como eso, además era un evento de caridad no una gala de premios como los Premios Óscar o algo parecido.

Ignoré aquello y enfoqué mi atención en la mesa de bocadillos, había tantas opciones entre ellas esos panecillos de crema pastelera que tanto me gustaban desde que era niña, tomé algunos en plato pequeño y también tomé una copa de vino. Me alejé fui a sentarme a un rincón evitando el bullicio de gente que se estaba formando conforme iban llegando los invitados.

El bullicio de la gente me daba esa sensación de querer huir de ese evento, pero mi misión era primero y debía evitar lo que estaba predestinado a suceder. Entonces me tomé mi copa de vino y respiré pronto deseando que mi plan saliera bien.

Dejé los panecillos y fui hacia el bullicio que había, y entonces desde la distancia vi al Duque de Hess...

Un hombre misterioso, con mirada afilada y a la defensiva, reservado, muy reservado, desconfiado y severamente cruel con los demás. Sus ojos azules como el mar miraban fijamente todo lo que había a su alrededor, la máscara que cubría la mitad de su rostro desde la mitad de frente, la nariz y parte de la boca, tenía un diseño sencillo y elegante, el color plateado de la máscara hacía resaltar aún más el color de sus ojos y daba esa sensación de misterio de querer ver qué había debajo de esa máscara; sin embargo, no debía pensar en ello, ni siquiera un poco.

Entonces su mirada se posó en mí, pero pronto la apartó y me di cuenta de que él era tímido. Pero eso no importaba, así que simplemente pasé junto a él y en ese momento sentí la intensidad de su mirada sobre mí, sonreí con amabilidad y él apenas pudo mantener su mirada en mí.

La gente a nuestro alrededor pasó a ser secundaria, nadie más que nosotros importaba. Su cabello oscuro y largo hasta los hombros me gustaba, pero sentía que no le haría daño peinarlo en una coleta por lo menos o cortarlo, pero eso sería mucho para él. De eso no tenía duda, porque usaba su largo cabello oscuro como una distracción para que la gente no mirara su máscara.

Su traje negro le daba ese toque elegante y masculino, me gustaba eso. Sinceramente, él me llamaba la atención y no podía creer que antes no me diera cuenta de lo atractivo que era físicamente. Alto, musculoso, hombros y espalda fuertes y poderosos.

En ese momento noté una pequeña mancha blanca en su máscara, supe que había llegado mi oportunidad de acercarme y de cambiar nuestros destinos.

—Disculpe. Tiene una pequeña mancha en su máscara—. Él me miró con sorpresa al verme llegar. Sonreí tratando de que no se sintiera incómodo, pero por lo visto no fue suficiente, porque ni siquiera pudo articular palabra alguna.—Tenga, —le di una servilleta que tomó con timidez.—nos vemos—. Seguí sonriendo y por lo visto había conseguido que se fijara en mí, porque noté un leve sonrojo en otra mitad sin cubrir de su rostro.

Solo esperaba que fuera suficiente de lo contrario tendría que pensar en algo más. Entonces el evento de caridad comenzó y la familia Württemberg comenzó con la recaudación la cual iba bastante bien, incluso mi Padre donó una considerable suma de dinero al hospital de niños de la ciudad.

Pensé en donar, pero no de forma pública. Si no más bien como una donadora anónima, y eso hice y cuando se anunció aquello, muchos querían conocer a la persona que había donado ochenta millones de dólares al refugio de mujeres y niños. Era tan solo una pequeña fracción a comparación de lo que había hecho en mi otra vida. Eso no era nada y debía compensarlo haciendo buenas acciones y no únicamente hablar y hablar como si fuera una santa, porque no lo era.

Entonces el Duque de Hess tomó su teléfono e hizo un par de movimientos en él y pronto el anunciador dijo:

—Vaya... alguien de forma anónima ha donado noventa millones de dólares al hospital de niños a la ciudad—. Sabía que había sido el Duque, pero no dije nada. Simplemente, sonreí en mis adentros.

Así que me alejé del resto de la gente y fui a tomar aire fresco. Realmente lo necesitaba y entonces salí a la terraza, miré hacia el cielo estrellado y una suave brisa se hizo presente acariciando mi rostro, cerré los ojos y me dejé llevar la sensación de frescura del ambiente.

Pronto abrí los ojos al sentir una mirada sobre mí, miré sobre mi hombro y era el Duque de Hess...

—Señorita Richter, ¿podemos hablar?—Sus palabras fueron directas, sin pelos en la lengua. Sus ojos reflejaban interés y algo de curiosidad.

—Por supuesto, ¿de qué se trata?—Pregunté con desconcierto.

Hablamos y lo primero que mencionó fue nuestro compromiso, por lo que sabía a lo que quería llegar. Él buscaba tener un trato conmigo que a ambos nos iba a beneficiar.

—Como ya debe saber, no busco tener esposa por estatus sino más bien por motivos que no puedo mencionar, pero... espero que podamos trabajar juntos en este proyecto—. Entonces me tendió un sobre que sacó del interior de su saco. Lo tomé y lo abrí.

Era un contrato de matrimonio. Leí las condiciones y reglas, entre ellas venía una regla muy importante para él.

"Prohibido cualquier contacto físico, eso incluye quitar o tocar la máscara en cualquier tipo de circunstancia, a menos de que sea de vida o muerte..."

Tenía sentido. Eso no lo discutí en absoluto, las demás condiciones hablaban sobre un posible divorcio en caso de que fuera necesario así como también beneficios para mí en caso de querer yo el divorcio, pero eso no me importaba. Ya no me importaba el beneficio económico o el estatus. Eso poco me interesaba.

Quería salvarlo de un destino cruel y miserable. Entonces decidí aceptar el acuerdo. Le entregué la hoja junto con el sobre y entonces dije:

—Acepto, espero que no le importe que ponga yo también mis condiciones—. Me miró con algo de sorpresa.

—No tengo problema, puede hacer lo que quiera—. Aceptó sin dudar.—Espero sus condiciones pronto—. Asentí en respuesta y me quedé en la terraza con los brazos apoyados en el barandal de hormigón. Suspiré pesadamente mirando aún las estrellas que iluminaban el cielo.

Noté que aún no se había ido el Duque, todo lo contrario se quedó a mi lado viendo las estrellas, con los brazos apoyados en el barandal. El tener al Duque a mi lado me era extraño, pero no incómodo. Era como sí... algo nos dijera que debíamos estar así, juntos mirando las estrellas sin decir una sola palabra.

Entonces una voz femenina irrumpió aquel agradable silencio.

Miramos y era nada más y nada menos que Alicia Vanselow, la mujer que traté de matar en el pasado y que rechazó los sentimientos del Duque de Hess. Ahora nos veía con sorpresa, pero al mismo tiempo con una sonrisa aprobatoria.

Sus ojos esmeraldas nos miraban con felicidad y orgullo, su cabello rubio y rizado se movía suavemente con el viento, su maquillaje era sencillo y poco llamativo, pero si lo suficiente como para resaltar su belleza sublime y única, ella era una mujer muy bella y con una sonrisa cálida y dulce.

Su vestido del mismo color de sus ojos era sencillo con escote en 'U' y la falda le llegaba a la rodilla, y era ajustado a su figura de reloj de arena. Ella no dijo nada al principio, pero el Duque dijo:

—¿Qué quieres Alicia?—Preguntó algo irritado.

—Nada, simplemente me preguntaba por qué estás tan cómodo con Aila Richter, lo cual me parece muy interesante...—El Duque puso los ojos en blanco e ignorando a Alicia.

—Alicia, esto no es de tu incumbencia. Por favor, vete—. Alicia se retiró satisfecha por alguna razón que ni el Duque ni yo entendíamos.

Nos quedamos unos minutos juntos hasta que mi hermano Rhaegar llegó y vi su camisa que antes era blanca en ese momento ya era color vino. Me reí al verlo y este no estaba para nada contento.

—¿Qué te pasó?—Dije sorprendida y riéndome.

—Una chica se tropezó y me tiró una copa de vino encima.

Más me reí al imaginar su cara en el momento en que pasó eso.

—Aila, deja de reírte. Vámonos, ya no quiero estar aquí—. Suspiré pesadamente mirando el suelo, después dirigí mi mirada a Rhaegar quien tenía una cara de pocos amigos.

—Rhaegar, fue solo un accidente. Además, es mejor eso a que Anna te vomite encima, de nuevo como la última vez—. Hizo una mueca y luego se fue al ver a Anna bebiendo champaña con el hijo del señor Williams, el dueño de la petrolera de la ciudad.

—¿Por qué corrió?—Preguntó el Duque al ver irse a Rhaegar.

—Mi hermana está bebiendo con el hijo del señor Williams—. Lo oí reírse lo cual me pareció extraño, dado que había escuchado que el Duque de Hess era alguien no reía para nada, pero en ese momento para mí era alguien normal con quien estaba conversando sin importar la máscara en la mitad de su rostro.

No entendía cómo fui tan ciega para no darme cuenta de lo amable que él era y fui muy estúpida en el pasado para darme cuenta, tuve que morir para darme cuenta de ello y sinceramente era una lección que en ese momento me pegó directamente en la consciencia y sentía culpa. Mucha culpa.

Pero estaba preparada para vivir la vida que me esperaba. Aunque no sentía amor por el Duque, aun así lo respetaba como persona y eso le bastaba por la manera en que me miraba. Con respeto.

Luego de un rato seguimos conversando, pero pronto tuvimos que irnos e intercambiamos números de teléfono y en el camino seguimos conversando por mensajes y muchos de ellos eran sobre temas triviales como política, ciencia y cultura. De los cuales dos de ellos se me daban bien, pero el resto era un desastre, lo cual lo divertía.

Sonreí estando en mi teléfono y Anna quien estaba ebria me miró y dijo:

—¿Por qué sonríes?—Preguntó intrigada y muy ebria. No debió beber, pero es algo que no pude cambiar.

—Duérmete Anna—. Le dije haciéndola aun lado y se durmió sobre Adler quien también estaba ebrio, pero menos que Anna.

—Hija, ¿qué tal tu charla con el Duque de Hess?—Preguntó mi Madre con una sonrisa traviesa.

—Estuvo bien, mamá—. Le respondí y oí cómo soltó un suspiro lleno de insatisfacción. Rhaegar me miró con una ceja levantada y simplemente no dijo nada.

—Hija, no seas tan cortante con tu Madre—. Me reprendió mi Padre conduciendo el auto. No dije más nada y el resto del camino estuvo en completo silencio a excepción de los ronquidos de Anna y de Adler.

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💞YeniLu💞
Era toda una villana en su otra vida 😭😭
💞YeniLu💞
Se lee interesante. Espero que no sea cliché como todas las demás. /Smile/
Teresa Perez
excelente día gracias por más capítulos
Tania Uribe: De nada /Good/
total 1 replies
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