Mí Sirvienta.

No volvimos a tocar aquél tema, tampoco era como si me importara mucho. Artemis me informaba todo lo que ocurría con Chris mientras estaba en el hospital, su tratamiento era caro, pero nada que mí novio no pudiera pagar.

Así pasaron tres meses, Artemis estaba conmigo todos los días, incluso se quedaba a dormir la mayoría del tiempo. Yo estaba muy feliz, porque él estaba conmigo y no con su molesta esposa.

Me encantaba pasar tiempo con él, mí novio nunca me dejaba sola. Ya hemos intimado y, aunque me dolió muchísimo, lo soporté. Sabía que eso era lo que él necesitaba para que pudiera creer en el amor que yo le tenía, ¡Y se lo di!

El único problema es que Artemis es muy activo en el tema sexual, siempre quiere hacerlo, incluso cuando tengo el periodo. Cosa que, me llegó recientemente por primera vez. Me había asustado mucho, comencé a llorar y gritar, creí que iba a morir, mí reacción fue esa, debido a que nadie nunca me había hablado de que las mujeres pasaban por algo tan desagradable como la menstruación.

Afortunadamente, Artemis, vino corriendo a mí rescate. Me tomó en brazos y me metió en la bañera, comenzando a lavarme personalmente. Me explicó que el periodo es algo natural en las mujeres, y que no debía sentirme avergonzada ni asqueada, porque significaba que mí cuerpo estaba sano.

Las sirvientas me enseñaron a usar las toallas femeninas, ya que Artemis no quería que usara la copa menstrual y mucho menos los tampones. Yo estuve de acuerdo, se me hacía más cómodo las toallas que los demás productos.

Mí novio cumplió su promesa, el 14 de febrero me dió un conejito, pero eso no es todo. Debido a que no tengo realmente un cumpleaños, él se encargó de organizar todo, una enorme fiesta de cumpleaños para mí.

—Sé cuánto amas San Valentín, y también sé cuánto te duele no tener un cumpleaños como las demás personas. Entonces, de ahora en adelante, cada 14 de febrero será tu cumpleaños, conejito.

Claro que ese no era el día que nací o, bueno, realmente no podía saberlo con certeza. Pero no importaba, me encantaba que él me diera ese tipo de atención, amaba que se preocupara tanto por mí que se tomó el tiempo de elegir un día para que fuera mí cumpleaños, sólo mío, mí día especial.

Supe que Chris no fue echado de la mansión Winchester, porque luego de que Artemis reprimiera a la señora Malenka, ésta buscó personalmente a Chris y le dió trabajo nuevamente. Pero ya no estaría cerca del jardín, creo que ahora es su chófer personal, lo cuál me alegra mucho. Lo extraño, no lo he visto desde que me echaron de la mansión y, aunque muero por ir de visita, sé que Artemis no me lo permitiría y tampoco quiero arriesgarme.

Sé que si voy dónde Chris, me verán los demás y sabrán que estoy viviendo una buena vida. Comenzarán a investigar y descubrirán que tengo un romance con el señor Winchester. Y, aunque quiero que se sepa, sé que aún no es el momento.

No quiero apresurar nada, estoy bien así como estoy. Le pedí a Artemis unos tutores, nunca fui a la escuela como corresponde y tampoco quería hacerlo. Amaba mucho mí casa como para querer dejarla para estar rodeada de desconocidos estirados. No, eso no es lo mío, por eso le pedí a mí hombre que contratara tutores para mí, ¡Y asi lo hizo!

Aprendí a leer y escribir, matemáticas, idiomas, leyes, ¡Todo! Al principio fue muy difícil, pero él siempre estaba ahí para enseñarme todo lo que no sabía.

Comencé a leer novelas por mí cuenta, y pronto supe que las mujeres que salen con hombres casados son consideradas malas para la sociedad. Pero yo no soy mala. Amo a Artemis, la señora Malenka no lo merece. Además, él me ama sólo a mí, soy su conejito y nadie me lo va a quitar. Porque Artemis Winchester es mío.