Catalina Miranda es una joven deslumbrante que persigue con fervor sus sueños, a pesar de las adversidades que la rodean. Su familia no cuenta con grandes recursos económicos ni ocupa un alto estrato social, pero cada día luchan con valentía para salir adelante. Para Catalina, su madre y su hermana menor son el centro de su mundo; sueña con conseguir un buen trabajo que les brinde la vida digna que merecen, convirtiéndolas en verdaderas reinas.
Catalina es una soñadora incansable, siempre dispuesta a extender su mano a quienes la rodean. Sin embargo, su vida da un giro inesperado en una oscura noche. Al escuchar murmullos inquietantes provenientes de las afueras de su hogar, se siente atraída por la multitud de vecinos congregados. Con el corazón en un puño y temiendo lo peor, se acerca lentamente, solo para encontrarse con una escena desgarradora que cambiará su vida para siempre.
NovelToon tiene autorización de Crisbella para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo XI Celos
Punto de vista de Gabriel
Mi mamá me tenía cansado con el tema de mi compromiso con Camila, ella no terminaba de entender que esa mujer era un fastidio y que no me interesaba en lo más mínimo.
"Sabes que solo aceptaremos a Camila en nuestra familia", aseguró con firmeza.
La discusión estaba subiendo de tono cuando escuchamos un alboroto en el jardín, salí corriendo presintiendo que alguien se hubiera metido con Catalina y que ella estuviera en peligro, para mí no era un secreto que ella era indefensa y que todo esto era nuevo en su vida.
Sin embargo, al llegar al lugar quede sorprendido al ver a Catalina sometiendo a Camila, su furia en la mirada era excitante, su postura, firmeza y determinación me hizo sentir orgulloso de ella. Al darse cuenta de mi presencia libero a Camila, camine hacía con pasos firmes y la aleje de Camila.
"¿Qué está pasando aquí?", pregunté con frialdad.
La respuesta que me dio me dejo confundido, y aún más cuando me llamo cariño. Aunque nunca imagine que alguien se atreviera a llamar víbora venenosa a mi madre. Camino a mi lado y me pidió que saliéramos de aquel lugar, pero antes se detuvo al lado de Graciela y le susurró algo al oído. No pude escuchar que fue, lo que si sabía era que no sus palabras pusieron pálida a mi madre y eso era algo muy raro, pues Graciela De Lombardo no le temía a nadie.
Salimos de casa de mis padres y una vez estuvimos solos en el auto, volví a preguntar que había pasado.
"Ya te dije que tu amiguita... perdón tu prometida me quería conocer", había mucha ironía en sus palabras.
"¿Mi qué?, ella y yo no somos nada", respondí inmediatamente.
"No es lo que ella dice", estaba realmente molesta, y a decir verdad se veía hermosa.
"¿Estás celosa?", pregunté por curiosidad.
"Ja, ja, ja, en tus sueños. No te creas tan importante. Además, me dejaste claro que sólo quieres acostarte conmigo, así que nunca me enamoraría de un tipo que solo quiere mi cuerpo", sonreí ante sus palabras, ya que sonaba como una mujer celosa.
"Hablando de eso, creo que ya es hora que me des lo que quiero", dije mientras miraba la carretera frente a mí.
"Lo puedes tomar cuando quieras, aunque aún no firmamos el contrato", su respuesta me dejo sin palabras, era obvio que ella solo quería su venganza y que yo solo era el instrumento que utilizaría para lograrlo.
"Mañana empezaré con los preparativos de la boda, espero que todo quede listo para dentro de una semana", respondí con indiferencia, mi humor cambió drásticamente ante lo fría que era Catalina, solo esperaba que en la cama fuera otra cosa.
Un pensamiento se me vino a la cabeza y era que si iba a pasar tiempo con ella debía saber que tal era entre las sabanas, ya que si no éramos compatibles nuestras vidas serian un infierno. Así que decidí que esa noche tomaría que es mío.
"Debemos hacer una parada", le dije mientras me desviaba del camino a casa.
Ella no respondió, se quedó en silencio y solo observaba por la ventana. Llegamos a casa de mi abogado, en el camino lo llamé para que me entregara el documento que había enviado a redactar, él salió apenas llegue y me entregó un sobre. Sin decir una palabra volví al auto y conduje por un largo rato.
"¿Hacia dónde nos dirigimos?", pregunto Catalina confundida.
"Ya lo veras", dije sin apartar la mirada del camino.
Llegamos a una pista de aterrizaje donde siempre había una avioneta lista para la familia. "¿Saldremos de viaje?", pregunto algo inquieta.
"Así es, lo decidí en último momento".
No dijo nada más, bajo del auto junto a mí y nos dirigimos a la pista, la ayudé a subir al avión y una vez estuvimos listos alzamos vuelo. Catalina se veía cansada, así que le pedí se durmiera mientras llegábamos a nuestro destino.
"No pienso dormir, estoy segura de que esta noche acabaras conmigo", comentó en un susurró apenas oíble.
"¿Acabar contigo?", pregunté riendo.
"Si, como lastime a la estúpida de tu novia", dijo despreocupada.
"No imagines nada, mejor espera a que lleguemos", finalmente el sueño la venció y se quedó dormida las dos horas que duraba el vuelo, al llegar a tierra la llame y ella despertó aturdida.
"Dejame dormir mamá", dijo sin abrir los ojos.
"No soy tu mamá, por favor acompáñame", susurré a su oído con delicadeza.
Abrió los ojos y pude ver la decepción en sus ojos, seguramente estaba soñando con su familia. "Ya llegamos, vamos acompáñame".
Bajamos de la avioneta y subimos a otro vehículo conduje por un tiempo hasta que llegamos a uno de mis ranchos, este lugar era ideal para consumar nuestro pacto, pues la casa grande quedaba sola durante las noches.
"¿Qué es este lugar?", pregunto mirando a su alrededor.
"Pasaremos el resto de la noche aquí, espero te guste", contesté mientras caminábamos a la casa.
Catalina suspiró como resignada a lo que era su suerte. Entramos a la casa y las luces se encendieron automáticamente.
"Pediré algo de comer para los dos. ¿Se te antoja algo en particular?".
"Lo que decidas está bien, solo que no sea muy pesado".
Llame a la encargada de la cocina y le pedí algo ligero, mientras esperábamos lleve a Catalina a la que sería nuestra habitación por esa noche.
"¿Cuál será mi habitación?", pregunto mirando a su alrededor.
"Dormiremos aquí los dos", contesté indiferente.
"Está bien, necesito bañarme y algo de ropa limpia", pidió con un tono de voz intranquilo.
La lleve al baño y le enseñe donde estaban las cosas de aseo personal, le pedí que se duchara mientras que le buscaba algo para dormir aunque no lo iba a necesitar.
Después de una hora salió del baño envuelta en una toalla. Se veía realmente hermosa, su cabello aún goteaba y sus labios estaban más rosados de lo normal.
"Ven, siéntate en la cama, debes secarte bien el cabello". Tome una toalla seca y empecé a frotar su larga cabellera ondulada, con suavidad empecé a acariciar su suave piel y besar su apetecible cuello.
"¿Puedo comer algo antes de...?", su voz quebrada me hizo detenerme y darle su espacio, así que entre al baño y la deje sola para que se vistiera y cenara.