"Amaya Dalys, única hija y heredera del Ducado Dalys es caprichosa y casi toda la nobleza la odia por ser una megalómana justificada"
Esa es la conclusión a la que llega la nueva Amaya Dalys, sin embargo, esto no es lo que realmente le causa problemas. Si no su irrompible matrimonio con el Marqués Axel Hackett.
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CÁRCEL
Los caballeros del Palacio Imperial se movieron de un lado a otro por órdenes de los príncipes y el Emperador en persona.
Demostrando una vez más, lo preciosa que era Amaya Dalys para la familia imperial.
Los caballeros al mando de Sir Artur, que volvió de Argotán se desplazaron por todo el Imperio y custodiaron el territorio de los Hackett por algún rastro del Marqués.
Y cuando Brenda llegó al Marquesado, Artur la aprisionó ni bien puso un pie dentro de las tierras del Marqués.
«¿Dónde está el Marqués?»
Preguntaba todos los días y Brenda muy cansada de escuchar la misma pregunta durante días siempre miraba el techo de su celda y respondía.
«No tengo la menor idea de dónde está el bastardo. Cómo ya dije, no me informó que haría tal tontería»
«¿Y dónde está la esclava que compró?»
Brenda bajó la mirada y miró a los ojos negros de Artur para volver a contestar con sonrisa desafiante llena de un sarcástico...
«No tengo ni jodida idea, jajaja»
Artur apretaba los barrotes sabiendo bien que Brenda ocultaba información.
«Esa mujer era la princesa Esmeralda del Imperio Victoriano, ¡Que el Marqués Axel Hackett te ordenó llevar al Emperador!»
«~¿De verdad?~, no he comido bien estos días, no me acuerdo»
«¡¡Maldición!!, ¡¡No te hagas la idiota!!, si tanta lealtad has demostrado al Marqués, ¿Por qué desobedeciste su orden?»
«~Jajajaja~, Sir Artur...»
Artur la vio levantarse del suelo en dónde estaba sentada, se acercó a los barrotes.
«... Sir Artur, contéstame algo. Tú ¿Realmente crees que desobedecí al bastardo?»
Brenda sacó sus manos de los barrotes y agarró con fuerza las muñecas de Artur para acercarlo más a ella y tenerlo a sólo centímetros de su cara para preguntarle con ojos malvados:
«¿Por qué no lo piensas un poco mejor?, mi señor sabía desde un inicio que eras el líder de los caballeros Imperiales, mi señor sabía dónde encontrar a la princesa Esmeralda. "Mi señor", podrá parecer inofensivo con esa sonrisa amable de mierda, pero si consideramos al Imperio Meckma como un rebaño de ovejas, él sería el maldito lobo escondido en el rebaño»
Artur rechinó los dientes y se soltó del agarre de Brenda.
«Lobo o lo que sea, se llevó a la princesa de citrino con él sin avisar a nadie, escapando de la protección que la familia imperial proporcionó a Amaya Dalys»
«¿Protección?, o ¿Cárcel?»
«¡¡...!!»
«... Ahora que lo pienso, tal vez no es culpa de mi señora ser tan odiada por todo el Imperio, los Duques Dalys y la familia imperial la sobreprotegen de tal manera que ahora tiene sentido como terminó teniendo ese carácter que todos odian»
«Cállate»
«¿Si quiera tiene sentido que hagan esto?, ellos se casaron, ¡Son marido y mujer!, ¡¡Ya no es responsabilidad de sus majestades o los Duques velar por la seguridad de mi señora!!, ¡¡¡Ese es un trabajo que sólo pertenece a mi señor, al Marqués Axel Hackett!!!»
«¡¡¿Cómo podríamos confiar en ese hombre cuando siempre demostró cuánto la odia?!!»
Brenda le sonrió burlonamente con un...
«Si lo sabían ¿Por qué lo obligaron a casarse con la mujer que odia en primer lugar?»
Artur apretó sus puños sin saber que responder. Entonces Brenda le dio la espalda para sentarse una vez más en su celda.
«Mi señor tenía razón. Todos son unos idiotas, ¿Acaso..., botaron su lógica a la basura?»
***
«Axel, Axel»
Axel levantó la mirada para ver a su esposa corriendo hacía él con su falda levantada, pues traía manzanas allí.
Se sonrojó al verla correr tan alegremente hacia él con esas manzanas mientras le contaba como las consiguió.
«Habia un árbol de manzanas por allí, estaba muy alto para mí, así que trepé, casi me caigo un par de veces, ¡Pero logré subir! Comí algunas, pero traje estás para tí, parecen estar muy ricas, además las lavé- ¿Huh?»
Amaya se detuvo cuando su esposo tomó su mejilla con una mirada enternecedora.
«¿Pasa algo?, ¿No te gustan las manzanas?»
Axel sonrió dulcemente y tomó una manzana de la falda de su esposa para morder y tragar.
«Bueno, desde hoy será mi fruta favorita»
«Eso quiere decir que están dulces ¿Verdad?»
Axel tragó otra porción de la manzana para luego besar a su esposa en los labios.
«¡¿...?!»
Él la soltó y lamió sus labios arrojando lo que sobraba de la manzana...
«Si, tienes razón, es muy dulce»
«¡Oye!, ¡Ya deja de hacer eso!»
«Somos esposos»
«¡Lo estás usando cómo escusa para acosarme!»
«Lo que quieras creer»
«¡No lo vuelvas a hacer!»
«No»
«¡Axel!»
Axel tapó sus oídos y jaló las riendas del caballo mientras Amaya seguía levantando la voz y caminaba detrás de él para regañarlo.
«¡Hablo en serio!»
«...»
«¡Lo dejaras de hacer!, ¡¿Entendido?!»
«Tengo orejas de pescado»
«¡Axel!»
«Escucho un mosquito zumbar por ahí»
«¡No soy un mosquito!, ¡¡Soy tú esposa!!»
Todo el cuerpo de Axel se detuvo y soltando la riendas del caballo dio vuelta para solo abrazar a Amaya dejándola con miles de signos de interrogación sobre su cabeza.
«¿Axel?»
«Mi esposa...»
«¿...?»
Sonrió de oreja a oreja abrazándola aún más fuerte.
[¿Qué es esta sensación de satisfacción y tranquilidad?, cuando ella dijo eso, me sentí tan felíz que me dio ganas de abrazarla]
Reposó su cabeza en aquel delgado hombro.
[Dios, ¿Qué es esto?, no quiero soltarla]
«Axel, ya déjame»
«Si me besas»
«¡Ya para con el acoso!»
Amaya lo trató de empujar, pero realmente no podía soltarse de las manos de ese hombre que la volvió a besar en los labios.
Estaba por morderlo, pero Axel paró y luego besó su mejilla izquierda, luego bajó a su cuello y ahí dejó una pequeña mancha por haberla besado en un sólo punto.
«nn, Axel, ¿Qué se supone que haces?»
Axel volvió a recostar su cabeza en el hombro de su esposa con un suspiro de resignación.
«no lo sé...» [Realmente no sé que me pasa]
***
El escándalo de la búsqueda de la princesa de citrino fue lo más hablado en la sociedad noble a "escondidas", ya que a sus majestades parecía no gustarles el tema.
Incluso las sirvientas en el Palacio Imperial tenían cuidado de no hablar de ello.
Una sirvienta que barría los pasillos, vio a algunas de sus compañeras cuchichear de eso en pasillos escondidos.
No se acercó ni dijo nada.
Simplemente, cuando terminó su trabajo se cambió de ropa a una pueblerina y con una canasta en sus manos se dirigió al Palacio frío.
Los guardias de la entrada ignoraron su presencia y la sirvienta entró con sutileza.
Caminó por los pasillos abandonados hasta llegar a una puerta enorme de caoba, en dónde tocó, pidiendo permiso.
«¿Quién es?»
Preguntó una voz femenina y la sirvienta contestó:
«Soy Lani, su excelencia»
«Entra»
La sirvienta Lani, entró y allí, en la iluminada habitación estaba una hermosa mujer de cabellos plateados.
Se notaba elegante a pesar que su entorno era desastroso.
«¿Qué ha ocurrido con Amaya?, ¿Ya la mataron?»
«No, su excelencia»
La joven soltó un suspiro de decepción.
«¿Cómo puedes ser posible?, por fin se había retirado de la protección de sus majestades y los Duques, ¿Y me dices que no la mataron?, ¡¿Cómo?!»
«..., tal vez el Marqués Axel la proteg-»
«¡¡Eso es imposible!!, ¡Axel fue criado para odiar a Amaya Dalys!, ¡No pudo protegerla!, ¡Ni siquiera debería soportar tocarla!»
«N-no se enoje princesa, lo sugerí porque se dice que el Marqués Axel Hackett secuestró a la señorita Amaya»
«¡!, ¿Qué?»
«La familia imperial ha movilizado su fuerza militar para encontrarlo, y con él, hallar a la señorita Amaya»
«¿Estás segura?»
«Si, su excelencia»
La princesa miró su ventana vieja abierta con una mirada afilada.
«Que extraño, ¿Por qué Axel haría eso?, no tiene mucho sentido»
en esta novela no hay magia?