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Colores En La Oscuridad.

Colores En La Oscuridad.

Status: En proceso
Genre:Escuela / Romance / Mujer poderosa / Amor a primera vista / Apoyo mutuo / Amor eterno
Popularitas:804
Nilai: 5
nombre de autor: Katerin Salc

Sinopsis: Camila es una apasionada estudiante de arte que decide participar en un programa de voluntariado en un hospital, buscando dar un sentido más profundo a su vida y su arte. Allí conoce a Gabriel, un joven carismático que enfrenta una dura batalla contra el cáncer. A pesar de la gravedad de su situación, Gabriel irradia una energía contagiosa que transforma el entorno del hospital.

A medida que Camila y Gabriel pasan tiempo juntos, su amistad florece. Camila descubre que el arte puede ser una poderosa herramienta de sanación, mientras que Gabriel encuentra en ella una fuente de inspiración y alegría. Juntos, crean un mundo de colores y risas en medio de la adversidad, compartiendo sueños, miedos y momentos de vulnerabilidad.

NovelToon tiene autorización de Katerin Salc para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Un nuevo amigo

Camila caminó por los pasillos, observando las caras de las personas que pasaban, algunas sumidas en la preocupación, otras en la rutina. Había pasado una semana desde la última vez que pisó el hospital, su vida escolar la estaba manteniendo ocupada en ese momento. Aunque estuvo hablando constantemente con Gabriel por videollamada, no veía la hora de abrazarlo nuevamente, se sentía como una eternidad. Al girar en uno de los pasillos, se encontró con el padre de Gabriel, quien estaba conversando con un chico con uniforme de enfermero. El hombre levantó la vista y sonrió al verla.

—¡Camila! —exclamó el padre de Gabriel, saludándome con entusiasmo. —Ven aquí, quiero presentarte a alguien.

Camila se acercó, curiosa —Hola, señor Martínez —saludó, devolviendo la sonrisa.

—Camila, este es Max —dijo el señor Martínez, señalando al joven enfermero. —Es un pasante aquí en el hospital.

Max sonrió con calidez, extendiendo su mano hacia Camila. —Un placer conocerte, Camila.

Camila estrechó su mano, notando la firmeza y gentileza en su apretón. —Igualmente, Max.

Hubo un breve silencio, durante el cual Max no dejaba de mirarla con una chispa de algo que Camila no pudo identificar del todo. —¿Vienes a ver a Gabriel? —preguntó, manteniendo un tono ligero.

—Sí —respondió Camila. —Es mi mejor amigo, así que trato de venir siempre que puedo.

—Gabriel ha hablado mucho de ti —comentó Max, con un guiño juguetón que hizo reír a Camila. —Dice que eres su mayor apoyo.

Camila sintió que sus mejillas se sonrojaron ligeramente. —Bueno, él también significa mucho para mí.

El señor Martínez interrumpió su conversación con una sonrisa. —Camila, necesito pedirte un favor. Debo salir a comprar algunas cosas para Gabriel, pero quería ver si podrías llevarlo al lago del hospital. Creo que le vendría bien un poco de aire fresco. Ha estado un poco inquieto últimamente, supongo que ha sido porque toda esta semana tuvo que apañárselas sin ti.

—Por supuesto, señor Martínez —respondió Camila sin dudarlo. —Siento no haber venido estos días, pero la universidad me mantenía retenida. Estaré encantada de darle un paseo.

—Max, ¿podrías ayudarla y acompañarla? —preguntó el señor Martínez, dirigiéndose al joven enfermero. —Si es que no tienes nada importante que hacer. 

—Claro, estaré encantado de ayudar —contestó Max, sonriendo a Camila.

Con el plan establecido, el señor Martínez se despidió agradeciéndoles y se marchó. Camila y Max comenzaron a caminar juntos hacia la habitación de Gabriel. Mientras lo hacían, Max continuó demostrando su naturaleza encantadora, haciendo comentarios ingeniosos que provocaban la risa de Camila.

—Entonces, Camila —comenzó Max —¿cómo es que alguien como tú sigue soltera? —Su tono era juguetón y despreocupado.

Camila se rió, disfrutando de su ligereza. —No sé si debería sentirme halagada o preocupada por esa pregunta —respondió con una sonrisa.

—Bueno, espero que sea la primera —replicó Max, guiñandole un ojo.

Llegaron a la puerta de la habitación de Gabriel y Camila tocó suavemente antes de entrar. Al abrir la puerta, encontró a Gabriel sentado en la cama, hojeando una revista. Su rostro se iluminó al ver a Camila y Max juntos.

—¡Camila! ¡Max! —exclamó Gabriel con una sonrisa amplia. —Que bueno que estás aquí, Máx. Necesito ir al baño.

El asunto es este. A Gabriel le costaba caminar, sus piernas estaban debilitadas a causa de una fatiga extrema. Estuvo toda la noche convenciéndome que estaba bien, era un síntoma normal a causa de la enfermedad y que pronto mejoraría.

—Tu padre nos pidió que te lleváramos al lago —explicó Camila mientras entraba. —Pensó que te vendría bien un poco de aire fresco.

Gabriel asintió, su entusiasmo evidente. —Eso suena genial. He estado deseando salir un poco de esta habitación.

Max se acercó para ayudar a Gabriel a sentarse en la silla de ruedas. Después de llevarlo al baño, decidieron salir —¿Listo para un paseo, amigo? —preguntó con un tono amigable Max.

—Más que listo —respondió Gabriel, acomodándose.

Mientras Max lo empujaba suavemente por el pasillo, Camila caminaba a su lado. El ambiente era ligero y lleno de camaradería. Gabriel y Max conversaban como viejos amigos, lo que sorprendía a Camila. No sabía que se habían conocido tan bien en tan poco tiempo.

—Max ha sido increíble —dijo Gabriel, mirando a Camila. —Me ha ayudado mucho desde que llegó.

—Es un placer ayudarte, Gabriel —respondió Max, su voz llena de sinceridad. —Además, hace que mi trabajo sea mucho más divertido.

Al llegar al lago, el aire fresco y el suave sonido del agua les dieron la bienvenida. Camila se sintió agradecida por el cambio de escenario, esperando que también proporcionara un momento de paz para Gabriel. Se sentaron en un banco cercano, disfrutando del entorno sereno.

—Realmente necesitaba esto —comentó Gabriel, respirando profundamente. —Gracias por sacarme de allí amigo.

—Es un placer —respondió Max, sonriendo. —Por cierto amigo, tienes mucha suerte de tener a alguien como Camila a tu lado.

Gabriel asintió, mirando a su amiga con gratitud. —Lo sé. No sé qué haría sin ella, es la mejor.

Hubo un breve silencio, interrumpido por Max, quien no pudo evitar comentar. —Camila es increíblemente hermosa. Serías un tonto si la dejaras escapar, Gabriel.

Camila sintió un calor en sus mejillas ante el comentario inesperado. Sin embargo, lo que realmente le sorprendió fue la respuesta de Gabriel.

—Oh, somos solo amigos —dijo Gabriel, con una risa un tanto extraña y la mirada perdida en el lago. —Camila ha sacado lo mejor de mí, y espero que algún día conozca alguien igual de especial que ella, que la pueda hacer feliz.

Las palabras de Gabriel cayeron sobre Camila como un balde de agua fría y no sabía por qué. Aunque sabía que su amistad siempre había sido increíble hasta ahora, escuchar esas palabras en voz alta le hizo sentir una punzada de dolor. Los últimos eventos hicieron cuestionarse a Camila si realmente comenzaba a sentir algo hacia Gabriel, sentimientos que había reprimido por miedo a arruinar su amistad.

Max, al notar el cambio en la expresión de Camila, intentó aligerar el ambiente. —Bueno, eso significa que tengo una oportunidad entonces —dijo con un guiño, tratando de hacerla reír.

Camila sonrió débilmente, agradecida por el intento de Max de suavizar la situación. —Eres muy amable, Max.

El resto del tiempo junto al lago pasó con Max coqueteando con Camila y un Gabriel que parecía más animado, Camila se alegraba de verlo así, incluso si una parte de ella seguía sintiéndose incómoda por lo que había escuchado.

Cuando finalmente regresaron al hospital, Camila decidió estar hasta tarde junto a Gabriel, como una forma de compensar el tiempo en el que no pudo estar con él. Al caer la noche se dió cuenta que Gabriel se había dormido, se incorporó de la cama tratando de no despertarlo, pauso la película que se reproducía y cubrió mejor a Gabriel. En un susurro se despidió de Gabriel, prometiéndole volver pronto. Max se había despedido hacía rato, asegurando a Gabriel que lo vería más tarde. 

Mientras caminaba hacia la salida, Camila se encontró a Max.

—Espero que no te haya molestado mi comentario —dijo, su tono más serio. —Solo intentaba hacer reír a Gabriel.

—No te preocupes, Max —respondió Camila, tratando de sonar despreocupada. —Sé que solo estabas bromeando.

—Bueno, aun así, creo que eres una persona increíble —agregó Max, su voz llena de sinceridad. —Si alguna vez quieres tomar un café o algo así, estaré encantado de invitarte.

Camila se sintió halagada por la oferta. —Gracias, Max. Lo pensaré.

Se despidieron en la entrada del hospital, y Camila se dirigió a casa, sus pensamientos llenos de la visita. Aunque la interacción con Gabriel había sido agridulce, también había sentido una conexión genuina con Max, algo que no esperaba. Mientras el día llegaba a su fin, Camila se dio cuenta de que, aunque las cosas no siempre salían como las planeaba, siempre había espacio para nuevas posibilidades y amistades.

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Leblanc🌶️
Después de un día agotador, encontré en tu novela un refugio perfecto para desconectar y relajarme. 🙏
Lah_
No puedo concentrarme en nada más, solo en la continuación de tu historia. 😢
Victor
No puedo esperar por el próximo, darnos más, gracias
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