Me casé a la fuerza y al mismo tiempo enamorada. Hasta el día de hoy lo amó, pero mi matrimonio es un fracasó. Y no sé si es mi culpa o es de ambos.
NovelToon tiene autorización de Regina Cruz C. para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Ya no quiero estar aquí.
No tolere escuchar una palabra más. Me fuí a acostar y fingi que nada había pasado. Pero no podía. Mi corazón latía rápido. Sentía que se me estaba quemando la piel. No podía dejar de llorar. Un rato después sentí los pasos de Tyler y me tape de pies a cabeza. Lo que menos quería era que el me viera así.
Al día siguiente no me levante para preparar el desayuno. Tyler me despertó con un beso.
— Dormilona ya es hora de levantarse. — No podía creer lo hipócrita que era. Hace unas horas hablaba de mi con desprecio y ahora estaba aquí siendo el hombre más cariñoso. — ¿Te pasa algo.? ¿Te sientes mal.?
No pude responder. Sentía que las palabras no salían de mi boca.
— Zuri, ¿estás bien.? — Tocó mi frente y yo quité sus mano con disgustó.
— Estoy bien.
— Vamos a desayunar.
— No tengo hambre. Ve tú.
— ¿De verdad no tienes hambre.?
— Si. De verdad. — Me tapé de nuevo. Cuándo el salió me levanté y fuí a darme un baño. Cerré la puerta con seguro y abrí la regadera. Me enjuague el cuerpo cómo si quisiera arrancarme la piel. Detestaba saber que no había una sola parte de mí que el no conociera. Qué el no hubiera tocado. Qué el no hubiera besado. Salí de la ducha y me cambié. Use ropa cerrada, no quería que el siguiera viendo mi cuerpo. Después de cambiarme salí del baño.
— ¿Porqué no me esperaste para bañarme contigo.? — Me abrazó y yo sólo agache la cabeza, no quería que viera mis ojos llorosos.
— Porqué quería espacio.
El se rió.
— Pero si nunca quieres eso.
— ¿Cómo sabes lo que quiero.? ¿Alguna vez te has preguntado que es lo que yo quiero.? — Más que una pregunta era un reproché. Yo nunca le dije quiero un auto, el me lo dió porque quiso, nunca le dije quiero una tarjeta fue su decisión darmela. Tampoco le dije quiero joyas el me las dió por bondadoso, nunca le insinué que quería un departamento fue el quién me lo ofreció
Acepté y disfrute todo lo que me daba si. Pero lo hice porque pensaba que lo hacía de corazón. Nunca imaginé que me tuviera en tan mal concepto.
— ¿A qué viene eso.?
— A nada. — Me quité sus brazos. — Quiero volver a casa.
— Todavía nos queda una semana.
— Ya no quiero estar aquí. Estoy arta de el mar. Del yate, de todo ésto. Quiero irme.
— ¿Qué te pasa.? Actúas cómo una loca.
— Llévame a mi casa. — Exigí.
— No quiero. Ayer estabas feliz aquí. ¿Qué cambió.?
Sabía que si seguía por esté caminó no iba a. lograr nada. Nueve años con el me sirvieron para conocerlo a la perfección. Sabía que era autoritario. Entre más tratará de exigir algo mas se iba oponer a la idea.
— Me llegó mi periodo. Sabes que a veces me dura una semana y que soy delicada. Necesito estar en reposo estos días. — Hablé con cariño. Era la única manera de lograr mi objetivo.
— Está bien. — Puso el yate en marcha y volvimos, me llevó a su departamento y se fue de viaje. Ví el teléfono que había dejado abandonado. Tenía muchos mensajes y llamadas perdidas de mi padre.
Nunca estuve de acuerdo con su boda. A su esposa la detestaba, pero el seguía siendo mi padre. Desde los 14 nuestra relación no era igual. Irme a vivir al departamento hizo que la relación se quebrara todavía más. Lo visitaba de ves en cuándo pero ya no le daba explicaciones de lo que hacía o dejaba de hacer.
Aún así lo llamé.
— Hija, ¿dónde estás.? Estaba muy preocupado por tí.
— Salí de viaje con unas amigas. Ya regresé. Si quieres podemos comer hoy.
— Bueno. Te veo en el lugar de siempre.
— Okay. — Me cambié y fuí al restaurante dónde quedé con mi papá.
— Hola. — Saludé con un beso en la mejilla.
— ¿Cómo has estado.?
— Muy bien. ¿Y usted.?
— Bien hija. Te extraño.
— Yo también.
— Si eso fuera verdad volverías a la casa.
— Volveré.
— ¿Qué.? — Me miró con sorpresa.
— Quiero regresar. Si me aceptas claro.
— Mi casa siempre será tú casa. ¿Cuándo regresas.?
— Sólo necesitó empacar.
— ¿Quieres ayuda.?
— No gracias. — Si lo llevó a ese departamento hara muchas preguntas. Empezando con el de dónde saco tanto dinero para pagarme un lugar así. Explicarle mi relación seria más complicado todavía. Ya qué pronto no tendré una.
— Mañana a primera hora estoy en casa.
— Será un placer recibirte.
Si pude analizar que perjuicio es cuando no se aclaran las cosas.SE TORNAN TURBIAS.