Oliver es un joven aventurero que quiere recuperar el alma de su hermana mayor, pero el mundo le recarcará lo difícil que será su deseo para alguien como él. ¿Podrá cumplir con su cometido? Acompáñalo junto a su grupo de compañeros: Evelyn, Richard, Ginna y Victoria, quienes a pesar de tener distintos motivos, comparten un mismo destino, el continente oscuro. Para ello, deberán unirse a la Unión de Asalto antes de su excursión hacia el continente oscuro.
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En la sombra
Era una tarde nublada en la ciudad, con un aire cargado de tensión palpable en la casa de victoria. Al poco tiempo, llegaron Ginna, Victoria y Richard, sus rostros marcados por la preocupación.
Victoria fue la primera en hablar, su voz grave reflejaba la seriedad de su mensaje: —Oliver... pausó, como si sus palabras cargaran un peso enorme—, las cosas se están complicando mucho más de lo que preveíamos. Los aventureros del gremio han rodeado tu casa, y estan vigilando cada uno de nuestros movimientos.
Oliver escuchaba en silencio, mientras asentía lentamente. Sus ojos, siempre atentos, reflejaban la preocupación compartida. —Ya veo... Lo mejor sería cambiar de lugar de reunión, pero la pregunta sería ¿Donde?
Ginna, con firmeza, respondió mientras cruzaba los brazos; —En la calle del oeste, su voz era segura—. La calle sombría. Allí aprovecharemos que el gremio no trabaja por las noches por lo que será más difícil que nos detecten.
Richard, capturando la mirada de Oliver con determinación, agregó: —Oliver, por ahora, evita salir durante el día. Mantén la calma y no llames la atención. Esta situación requiere de extrema cautela.
Sensible a la tensión que impregnaba la sala, Ginna intentó suavizar el ambiente: —Nos volvemos a ver al anochecer, sugirió, su voz más cálida—. Entonces, podremos compartir cualquier nueva información. Encontraremos una salida a este embrollo.
Victoria y Richard comenzaron a despedirse mientras Ginna esbozaba una cálida sonrisa hacia Oliver. —Nos vemos pronto.
Con un último intercambio de miradas cargadas de complicidad, los tres se alejaron, dejando a Oliver solo junto a Luna. Mientras la noche avanzaba, Oliver intentaba distraer a Luna para aliviar la soledad del ambiente y lograr que ella se sintiera más tranquila.
Cuando la luna llegó a su cénit, marcando la hora de la reunión, Oliver se envolvió en una gran capa para ocultar su identidad. El callejón oscuro y desierto era el lugar acordado para encontrarse.
Entre la penumbra, pudo oír pasos que se acercaban. Con un gesto de precaución, ocultó su rostro. —Tranquilo, somos nosotras, dijeron Ginna y Victoria con voces apagadas, mirando al suelo.
—Esas caras... más malas noticias, ¿verdad?, inquirió Oliver, quien ya preveía lo que estaba por escuchar.
—Me gustaría negarlo, respondió Ginna, extendiéndole un papel con gesto grave.
El papel anunciaba una recompensa por la captura de "La chica vampiro", especificando que debía ser entregada en buenas condiciones, y un aviso sobre Oliver, buscado por traición al gremio.
—Así que esta era la recompensa que mencionó el líder del gremio... Oliver murmuró, su voz teñida de resignación al tiempo que arrugaba el papel con fuerza en sus manos.
Victoria, al verlo, sintió una punzada en el pecho. —Oliver... susurró con un hilo de voz que casi desaparecía, cargada de una mezcla de impotencia y tristeza.
—¿Ahhhh, solamente un millón?, reprochó Oliver, observando incrédulo la hoja frente a él.
—¿Eh?, respondió Victoria, confundida y exaltada—. ¡¿Eso es lo que te preocupa?!
—Digo, ese enano que engañó al gremio tenía una recompensa de 3 millones, contestó Oliver, cruzando los brazos con evidente desacuerdo.
—Bueno, si lo pones así, tienes razón, aceptó Victoria, pero rápidamente volvió a enfocar el asunto—. Pero no, no es momento para eso, le reprochó, preocupada por la falta de interés de Oliver en un tema tan importante.
Oliver sonrió despreocupado mientras le desordenaba el cabello a Victoria con un gesto cariñoso.
—Te preocupas demasiado, Victoria, dijo tranquilizadoramente.
—Pero... murmuró Victoria, mostrando su inquietud.
—Está bien, ya me las arreglaré, aseguró Oliver con una sonrisa calmada—. Recuerda que aún tenemos que ir al continente oscuro, ¿verdad?
Victoria suspiró aliviada, aunque aún preocupada; —Está bien, concedió finalmente—. Nos vemos de nuevo mañana a la misma hora.
—Sí, mañana nos vemos. Tú también deberías ir a descansar, Ginna. Ya has hecho bastante hoy, te mereces un buen descanso, comentó Oliver observando a ambas.
Ginna fijó su mirada en Oliver mientras se alejaba junto a Victoria.
Después de caminar un rato, Ginna se detuvo. Mirando hacia atrás, murmuró unas palabras al viento con una suavidad que casi las hacía desaparecer; —Realmente no sabes mentir, ¿no es así, Oliver?
Oliver, quien iba caminando distraídamente, tropezó y cayó sobre sus rodillas. Permaneció inerte, incapaz de levantarse, mientras sentía cómo una gota de agua fría caía sobre su mano derecha. Murmuró apenas, con una mezcla de resignación y desdén; —Llegaste bastante rápido.
La luna llena iluminaba el claro donde Oliver y Evelyn se encontraban, bañando el lugar con un resplandor plateado. El monótono repiqueteo de las gotas de agua y el susurro del viento contribuían a crear una atmósfera tensa y cargada de incertidumbre.
Evelyn, con una mirada penetrante, preguntó a Oliver sobre sus razones. Había mencionado antes que la situación era complicada, pero ahora ella exigía una explicación clara. Oliver suspiró profundamente, fijando la mirada en el suelo momentáneamente antes de enfrentar los ojos escrutadores de Evelyn para confesar todo lo que ocurrió con aquella chica.
—Eso ya lo sabía, Oliver. Hablé con Ginna, y fue ella quien me explicó todo. Lo que quiero saber es, ¿qué harás? Su transformación no está completa, pero... ¿qué harás si llegase a completarse?, inquirió Evelyn, con un tono severo y una firmeza que cortaba como un cuchillo.
—No soy tan suave como tú. Si se vuelve un problema, no dudaré en acabar con ella. Por eso te lo pregunto, ¿qué harás, Oliver?, continuó Evelyn, clavando su mirada intensa en él.
Oliver la miró directamente a los ojos, con una voz tan firme como su determinación; —Si eso sucede, tomaré la responsabilidad de asesinarla. No dejaré que se convierta en un monstruo. Pero mientras haya una posibilidad de salvarla, voy a tomarla.
Evelyn suspiró, desviando la mirada al suelo, cargada de emociones contradictorias.
—Solo espero que sepas lo que estás haciendo, Oliver. No quiero tener que convertirme en tu enemiga.
Oliver esbozó una sonrisa débil, cargada de esperanza y tristeza a la vez; —No será necesario.
Evelyn dio un paso atrás, con una expresión más tranquila en su rostro, y comentó; —Vamos, tenemos mucho que hacer. Y recuerda, no estás solo en esto.
Aprovechando un momento de distracción, Oliver se lanzó sobre ella. Sacó rápidamente un punzón que llevaba en el bolsillo y lo colocó en el cuello de Evelyn.
—¿O...Oliver?, exclamó Evelyn con dificultad, mientras el agarre de Oliver la mantenía inmóvil.
—Silencio, le susurró Oliver, mientras una voz se acercaba desde la oscuridad, intensificando la tensión del ambiente.
—Tomando a tus compañeros como rehenes... qué tan bajo puedes caer.
Oliver, visiblemente nervioso pero decidido, respondió; —No sabía que el gremio trabajara hasta tan tarde, Ethan.
—Digamos que tomé horas extras para atrapar algunas ratas, respondió Ethan con una sonrisa sarcástica en sus labios.
—¿Ah, sí? Pues vamos a ver qué tan bueno eres atrapando. dijo Oliver, lanzando a Evelyn hacia Ethan y aprovechando el impulso para intentar escapar.
Ethan sostuvo a Evelyn, dejando escapar una risa mientras miraba a Oliver; —Interrumpes la conversación tan rápido, eso es de muy mala educación.
De repente, una explosión resonó desde la dirección en la que Oliver había intentado escapar. Evelyn volteó inmediatamente, viendo cómo Oliver se tambaleaba, terminando su carrera con una caída que lo dejó sin aliento.
—¿Sorprendido?, dijo Ethan mientras se acercaba a Oliver con paso seguro—. Son trampas mágicas; cuando supimos de tu ubicación, las colocamos alrededor para evitar que huyeras.
—Oye, creo que eso fue demasiado, expreso Evelyn, levantándose rápidamente del suelo.
—¿Ah? No me digas que lo vas a defender, respondió Ethan, sin perder su tono burlón.
Evelyn, tomando una postura firme al colocarse frente a Oliver, respondió con determinación; —¿Y si es así, qué?
Ethan sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar la firmeza en la voz de Evelyn y tartamudeó nerviosamente; —¿A... acaso no te da miedo perder tu licencia del gremio?
—No lo sé, ¿Quieres averiguarlo?, contestó Evelyn con seguridad, adoptando una posición defensiva, lista para cualquier desafío.
Oliver, con el rostro crispado por el dolor, le reclamó en voz baja a Evelyn por sus palabras. Pero ella le contestó con una sonrisa cálida y tranquilizadora: —Te lo dije, ¿no? No estás solo.
Ante estas palabras, Oliver esbozó una leve sonrisa, sintiendo el confort que le brindaba, y dijo: —Gracias, pero... yo me rindo. Me entregaré, comentó mientras se acercaba a Ethan con resignación.
—Veo que no eres tan idiota después de todo, dijo Ethan, con un tono de triunfo mientras aseguraba a Oliver tomándolo por la espalda.
—¿Oliver, qué haces?, preguntó Evelyn, sorprendida y confundida por la repentina decisión.
Sin responderle, Oliver fue arrastrado suavemente por Ethan.