Nerea, luego de terminar con una relación por más de diez años, se ve en la obligación de buscar otro prometido antes de que su familia se entere que ya no se va a casar.
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Capítulo 16
El día había sido muy largo, estuve encerrada casi todo el día, ya que cada vez que salía las miradas extrañas y las habladurías no paraban. Mientras que estaba trabajando uno de mis colegas sé acercó y tocando la puerta de mi oficina preguntó.
— Disculpe arquitecta, podría ayudarme con estos planos. — Mire en dirección al joven y al ver que era uno de los nuevos pasantes asentí. Estuvimos trabajando por unos minutos hasta que el chico dijo.— Lamento interrumpirla.
– No es nada, dime si necesitas algo más.
Veo como me mira y agradeciendo agrega.
— ¿Podrías darme su número? Tal vez necesite...
De pronto vi a Dylan entrar y al oír las últimas palabras del chico se acercó a mí y tomándome de la cintura me volteó para besarme. Se había tomado ese atrevimiento desde temprano en la mañana y aunque no podía negar que sus besos me dejaban sin aliento, estábamos en el trabajo, debía mantenerse profesional. Me aparté de él ligeramente y pidiendo disculpas al colega dije.
— Dylan... Lo siento.
Veo como el colega nos mira y contesta.
— Perdón, mejor los dejó.
— No, está bien. ¿Me decías?
— No nada importante, si necesitó algo más volveré aquí.
— Bien, has esas correcciones por favor.
Veo como este se despide y volteando ver a Dylan digo.
— ¿Podríamos mantener la discreción? ¿Qué fue eso?
– Vine a buscarte y veo como algunas moscas rondan mi pastel. Debía marcar mi territorio si quieres que las personas aquí piensen que te tomo enserió.
Sonrió por sus palabras y contestó.
— ¿Eso fue una actuación de celos? — Veo como me mira y agregó — Estás lejos de haber demostrado eso.
— No armaré una escena en la empresa.
— Muy bien vayamos a un lugar donde podamos practicar tus celos.
Veo como sonríe y tomando mis cosas empiezo a caminar y él me sigue por detrás.
Ya era la hora de salida así que a nadie le pareció extraño ver como me iba, pero si les sorprendió como el hijo del CEO había llegado y me había besado delante de todos.
Cuando llegamos al estacionamiento le pedí las llaves de su auto y mirándome en silencio dije.
— Yo conduciré.
— ¿Es necesario? Podrías decir...
— Vamos, no voy a dañarlo.— Veo como me entrega las llaves con algo de recelo y subiéndose en el asiento del copiloto digo.— Te voy a llevar a conocer a unos amigos.
Sin más abrochamos nuestros cinturones y empiezo a manejar hasta llegar a un bar colombiano donde se bailaba bachata.
Veo como al llegar Dylan mira todo a su alrededor y dice.
— ¿Un bar?
— No es cualquier bar, ven entra, te va a encantar.
Al ingresar Dylan vio que el ambiente era muy alegre y la música era muy sensual, pronto vi a Joel en la barra y acercándome a el dije.
— Joel, ¿Cómo estás, amigo?
Joel al verme dio la vuelta y abrazándome beso mi mejilla y dijo.
— Vaya nena ¿qué te hiciste? Te ves muy hermosa. Bueno más hermosa...
Sonrió por sus palabras y contestó.
— Tú también te ves radiante.
Dylan al verme tan alegre saludando a mi amigo solo se mantuvo un paso atrás y viendo directamente a la pista de baile se quedó por un momento observando a los bailarines y al profesor quien era el esposo de Joel.
Ellos eran compañeros de universidad, pero por falta de dinero no pudieron terminar su carrera, aun así seguimos siendo amigos y cuando abrieron su salón de baile, fui una de las primeras alumnas que tuvieron. El lugar funcionaba como academia de baile de día y bar de noche, estaba muy bien ubicado y muchos latinos solían ir allí luego de salir de trabajar.
— Cuéntame, ¿viniste a divertirte un rato? Sergio aun está dando clases el bar abre a las ocho.
Miro con dirección a la pista de baile y digo.
— ¿Me prestas a tu esposo un momento? Quiero ver si mi amigo en verdad puede mantener sus celos a raya.
Veo como Joel sonríe al oír mis palabras y llamando a su esposo le informa que llegue. Pronto ambos nos saludamos y acordamos dar una demostración de baile a los nuevos alumnos y al ver que Dylan solo observa desde lejos, me acercó a él para entregarle mi saco y cartera.
— Voy a bailar con mi amigo para mostrarle a todos como se hace. Espérame en la barra, Joel te hará compañía, quieres.
Dylan al oír que bailaría sonrió y asintiendo se acercó a la barra a observar con mayor atención nuestro baile. Pronto todos se hicieron a un lado y la música empezó.
Sergio era un excelente bailarín, cada vez que bailábamos solía levantarme del piso como si no pesará nada. Mientras nuestros cuerpos se chocaban y rozaban, al otro lado de la pista la cara de Dylan era todo un poema. Era la primera vez que veía ese estilo de danza y al ver como Sergio guiaba mi cuerpo con sus manos miro a Joel y dijo.
— Vaya, veo que se sincronizan muy bien.
– Llevan años bailando juntos, no fue fácil enseñarle a una italiana bachata, pero cuando aprendió ya no la pudimos sacar de aquí.
Dylan al ver cómo disfrutaba el bailar con Sergio preguntó.
— ¿Y nunca fueron más que pareja de baile? No me malentiendas, se ven tan íntimos que...
— Él es mi esposo, — Cuando Joel mencionó aquello Dylan sonrió y Joel agregó – El baile ya de por sí es sensual, pero Nerea solo baila así con él. Ha intentado con otros bailarines, pero la pobre es demasiado vergonzosa.
— Sí... me sorprende que aún no se haya sonrojado.
– Espera hasta el final, las primeras veces creímos y le iba a dar algo.
Dylan sonrió por las palabras de mi amigo y al terminar, como lo había mencionado Joel, volví roja.
— Vaya, eso estuvo muy bueno.— Me abanicaba con las manos mientras hablaba y al ver como Dylan me miraba pregunte.— ¿Te gusto?
— Sí, de hecho me gustaría aprender unas clases para bailar contigo.
Vi como mi amigo sonrió y acercándome a él le susurré al oído.
— Cuando quieras yo te enseño.
Aprovechando mi cercanía, Dylan, me tomo por la cintura y atrayéndome hacia él dijo.
— No deberías jugar con fuego, puedes salir quemada.
Reí por sus palabras y conteste.
— Estaba hablando del baile, no sé que pensaste.
Dylan sonrió y esa tarde la pasamos con mis amigos bebiendo y bailando en el bar. Después de un rato decidimos volver a nuestros departamentos, pero Dylan al subir al ascensor, comenzó a besarme nuevamente y sus besos iban subiendo de nivel a cada segundo. Cuando las puertas se abrieron en nuestro piso salimos y caminando por los pasillos escuché como Dylan preguntó.
— ¿En tu departamento o en el mío?
Claramente, él no estaba jugando, se le notaba el deseo en los ojos, podía sentir como su miraba me estaba desnudando. Lo pensé por un instante y al saber que esta no relación, era justamente para esto, conteste.
— En el tuyo.
Pronto sentí como mis pies dejaron de tocar el piso, envolví mis piernas en su cintura y me cargó hasta llegar a su puerta, la abrió y sin esperar apoyándome contra ella, volvió a apoderarse de mis labios...
Tiene que entender que quien se casa decide kmo dnd y cuando.El resto esta para aceptar y ayudar nada mas