Mi Universo Sin Ti

Sus pasos eran firmes y decididos. La preparatoria tenía los pasillos que daban al baño separados de los corredores y pasillos de la escuela. Lian avanzaba con determinación, su mente llena de pensamientos confusos y emociones encontradas.

—No seas tan zorra, Aiko. Tan buena persona que parecías —dijo Lian con un tono de decepción, su voz resonando en el pasillo vacío.

Entró por la puerta de los pasillos que llevaban al baño y, en ese momento, una difracción de luz atravesó la puerta. Lian no cayó, se mantuvo en pie, sin entender esa repentina onda de luz y sus vibraciones.

^^𝔼𝕝 𝕖𝕤𝕡𝕒𝕔𝕚𝕠 𝕖𝕤 𝕕𝕖𝕝𝕚𝕔𝕒𝕕𝕠 𝕪 𝕥𝕚𝕖𝕟𝕖 𝕝𝕖𝕪𝕖𝕤 𝕢𝕦𝕖 𝕕𝕖𝕓𝕖𝕟 𝕔𝕦𝕞𝕡𝕝𝕚𝕣𝕤𝕖, 𝕡𝕖𝕟𝕤ó, 𝕥𝕣𝕒𝕥𝕒𝕟𝕕𝕠 𝕕𝕖 𝕖𝕟𝕔𝕠𝕟𝕥𝕣𝕒𝕣 𝕦𝕟𝕒 𝕖𝕩𝕡𝕝𝕚𝕔𝕒𝕔𝕚ó𝕟 𝕝ó𝕘𝕚𝕔𝕒^^

Los baños estaban un poco diferentes, oscuros, y no parecía haber rastro de ellos. Lian siguió caminando, pero aquel lugar no era para nada su escuela. Podía sentirlo, podía sentir que no era este lugar.

—¿Qué es este lugar? —se preguntaba Lian a sí mismo mientras todo daba vueltas a su alrededor.

En ese momento, la puerta se abrió y un chico salió de ella. Lian no estaba seguro, pero era Ethan, solo que un poco más alto y sus ojos tenían un brillo diferente, un brillo que nunca había visto antes.

—Te he estado esperando. Enmendaré mi error —dijo aquella figura mientras se acercaba lentamente, su voz llena de una mezcla de arrepentimiento y determinación.

Lian dio un paso al frente, pero un chirrido ocurrió y, de repente, estaba de vuelta en los baños de su escuela. Vio que Aiko tenía la falda manchada y Ethan la estaba ayudando a quitar la mancha con agua.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Lian, aún desorientado, su corazón latiendo con fuerza.

Ethan levantó la vista, sorprendido de ver a Lian allí.

—Lian, ¿estás bien? Pareces haber visto un fantasma —dijo Ethan, con preocupación en su voz.

—No lo sé... —Lian miró a su alrededor, tratando de entender lo que había sucedido—. Estaba en otro lugar, pero ahora estoy aquí. ¿Qué estabas haciendo con Aiko?

Aiko, con la cara enrojecida, intentó explicar.

—Fue un accidente. Derramé algo en mi falda y Ethan solo estaba ayudándome a limpiarla.

Lian frunció el ceño, aún sintiendo la extraña sensación de la luz y el cambio de lugar.

—Ethan, ¿has notado algo raro últimamente? —preguntó Lian, tratando de encontrar alguna conexión.

Ethan se quedó pensativo por un momento antes de responder.

—No, nada fuera de lo común. Pero tú... tú no pareces estar bien. ¿Qué viste?

Lian respiró hondo, tratando de calmarse.

Vi... vi una versión diferente de ti. Era como si estuviera en otro lugar, otro tiempo. No sé cómo explicarlo, pero sentí que no pertenecía aquí. —claramente no puedo decirte eso.

Ethan se acercó, poniendo una mano en el hombro de Lian.

—Vamos a salir de aquí. Necesitas aire fresco. Podemos hablar de esto afuera.

Mientras salían del baño, Lian no podía dejar de pensar en la figura de Ethan que había visto. ¿Qué significaba todo esto? ¿Era una visión del futuro, del pasado, o algo más?

El suspenso y la tensión en el ambiente eran palpables. Cada paso que daban parecía resonar con un eco de incertidumbre. Lian sabía que algo grande estaba por suceder, algo que cambiaría sus vidas para siempre. Y mientras caminaban hacia la salida, no podía evitar sentir que este era solo el comienzo de una serie de eventos que los llevarían a descubrir verdades ocultas y enfrentar desafíos inimaginables.

Al llegar al patio de la escuela, el aire fresco golpeó sus rostros, trayendo consigo una sensación de alivio y claridad. Ethan miró a Lian con seriedad.

—Lian, necesito que me cuentes todo lo que viste. Cada detalle podría ser importante.

— No te preocupes, no es nada lo mejor será que me valla.

Yuta y Mia después de un rato fueron en busca de su amigo, quien había desaparecido después de seguir a Aiko y Ethan cuando entraron a los baños de la escuela, algo les decia que el pudo haber visto algo que no debía.

Entraron en la primera aula —¿Lo ves por aquí? — preguntó Mia, mirando alrededor de las mesas llenas de estudiantes que charlaban y reían.

—No, pero seguro que está cerca, — respondió Yuta, con una sonrisa confiada mientras se estiraba para ver mejor entre la multitud.

De repente, escucharon un ruido fuerte proveniente del pasillo. Corrieron hacia el sonido, sus mochilas rebotando a cada paso, y encontraron a un chico de décimo grado, atrapado en un casillero. Su cara estaba roja de esfuerzo mientras intentaba liberarse.

—¡Ayuda! ¡No puedo salir! — gritaba , su voz resonando en el pasillo vacío.

Yuta y Mia se miraron y, sin pensarlo dos veces, decidieron ayudarlo. Mientras intentaban abrir el casillero, la directora apareció de repente, con su mirada severa y su ceño fruncido.

—¿Qué está pasando aquí? — preguntó con una ceja levantada, su voz cortante como un cuchillo.

—Eh... solo estábamos... ayudando, — dijo Yuta, tratando de sonar convincente mientras sus manos sudorosas resbalaban en la cerradura del casillero.

—Sí, claro, — dijo la directora, cruzando los brazos y mirando a los tres con desconfianza. —¿Y por qué está en el casillero? —

Cronwell, aún atrapado, murmuró algo ininteligible, lo que hizo que la situación fuera aún más embarazosa. Finalmente, después de varios intentos torpes y risas nerviosas, lograron abrir el casillero y liberar a Cronwell, quien salió con el cabello completamente despeinado y la cara roja de vergüenza.

—Gracias, chicos, — dijo Cronwell, tratando de arreglar su cabello con las manos temblorosas. —Pero creo que ahora estamos todos en problemas. —

La directora los llevó a la oficina, donde tuvieron que explicar toda la situación. Mientras esperaban su turno para hablar, Yuta y Mia no pudieron evitar reírse de lo absurdo que había sido todo.

—Bueno, al menos ahora sabemos que Lian no está en un casillero, — dijo Mia, tratando de ver el lado positivo mientras se secaba las lágrimas de risa.

—Sí, pero nuestra búsqueda continúa, — respondió Yuta, decidido a encontrar a su amigo. —Y la próxima vez, tal vez deberíamos evitar los casilleros. —

Después de salir de la oficina de la directora, Yuta y Mia continuaron su búsqueda de Lian. Sin embargo, Mia no pudo evitar notar el delicioso aroma que provenía del comedor.

—Yuta, ¿te importa si hacemos una pequeña parada en el comedor? Necesito algo de energía para seguir buscando, — dijo Mia, con una sonrisa traviesa.

Yuta suspiró, pero no pudo evitar sonreír. —Está bien, pero solo una parada rápida. Lian podría estar en cualquier parte. —

Entraron al comedor, donde Mia se dirigió directamente a la sección de postres. Mientras ella seleccionaba cuidadosamente un pastel de chocolate, Yuta observaba a su alrededor, esperando ver a Lian en alguna de las mesas.

Cronwell, quien había decidido unirse a ellos después del incidente del casillero, se acercó a Yuta.

Cronwell era un chico pequeño y delgado, con una sonrisa amigable y una actitud siempre dispuesta a ayudar. Era conocido por su habilidad para resolver problemas rápidamente, aunque a veces su curiosidad lo metía en situaciones complicadas, como el incidente del casillero.

Mientras tanto, Mia regresó con su pastel y una gran sonrisa en el rostro. —¡Este pastel es increíble! Deberías probarlo, Yuta. —

Yuta negó con la cabeza, pero no pudo evitar reírse. —Mia, estamos buscando a Lian, no de picnic. —

—Lo sé, lo sé, — dijo Mia, tomando un bocado de su pastel. —Pero un poco de azúcar nunca hace daño. —

Cronwell se rió y señaló una mesa en la esquina del comedor. —Ahí es donde solíamos sentarnos. Vamos a esperar que termine allí. —

Se dirigieron a la mesa, la cara de Mia rebosaba de felicidad, al comer era una niña pequeña, Yuta no podia evitar torcer los ojos pensando que Mia no tenía remedio.

Con renovada determinación, los tres amigos se dirigieron al gimnasio, esperando finalmente encontrar a Lian y resolver el misterio de su desaparición.

Al llegar al gimnasio, encontraron el lugar casi vacío, excepto por un grupo de estudiantes jugando baloncesto. Yuta, Mia y Cronwell se acercaron a las gradas, buscando cualquier señal de Lian.

—¿Lian? — llamó Yuta, su voz resonando en el amplio espacio.

—¡Aquí arriba! — respondió una voz familiar desde las gradas superiores.

Subieron corriendo las escaleras y encontraron a Lian sentado con una gran sonrisa en el rostro. —¿Qué están haciendo aquí? —

—¡Te hemos estado buscando por toda la escuela! — exclamó Mia, todavía sosteniendo su pastel. —¿Por qué no nos dijiste dónde estabas? —

Lian se rió y se encogió de hombros. —No es nada, solo quería ver a los chicos jugar, nada más.

Yuta se sentó junto a Lian y le dio una palmada en la espalda. —Nos diste un buen susto, amigo. Incluso terminamos ayudando a un chico atrapado en un casillero. —

—¿En serio? — Lian se rió. —Eso suena como una aventura. —

— Sí soy yo —un poco avergonzado paso su mano por su cabeza —

—¿Como ha ido tu plan secreto de acosador? —preguntó Yuta chocando su codo con el brazo de Lian.

No puedo contarle mis propias disyuntivas mentales

—Estoy bien, por suerte no estaban haciendo nada — poco más podía decir.

—Bueno chicos, me iré, no se preocupen me lejaré de los casillros —sonrió y se fué.

— Si ves un dulce delicioso no dudes en llamarme ok.

— Tu no cambias Mia —sonrió Lian.

Lian estaba decidido, plantaría cara a Aiko y le diriá las cosas claras.

— De eso no te vas a librar pequeña sabandija, sangre caerá.