Romina una mujer que se enfrenta a un cambio en su vida después de un accidente que la deja postrada en una sillas de ruedas busca venganza del culpable que le arrebató todo llegando a los límites para recuperar lo que un día le perteneció sin medir consecuencias.
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Eres perfecta.
En el hotel Romina jugaba alegre con Simón en la alberca su evolución ya era muy notable y cualquiera juraría que caminaba bajo el agua.
- Cada vez estás más cerca Romi. Un día de estos simplemente te veré venir hacia mí en la tierra firme.
- No sabes como espero que ese día llegue Simón, gracias por ayudarme tanto.
- Te lo dije siempre estaré para ti. ¿Como estuvo la llamada?
- No quiero hablar de eso ahora. No quiero llenar de problemas mi cabeza cuando la estoy pasando tan bien.
- Tienes razón vamos a tomar algo de sol..
- Y beber unos ricos cócteles de frutas. Hoy hay que celebrar.
En casa Lautaro recorría cada rincón de la habitación, veía viejos álbumes de fotos y las de su boda.
Cuando la puerta suena dejando escuchar la voz de Irma del otro lado.
- Señor la cena está lista.
- ¿Romina todavía no llega? Ella nunca sale de casa y es muy raro que incluso siendo de noche aún no regrese.
- La señora llamo que el asunto es más complicado de lo que esperaba y que tardará más de lo pensado.
- Oh ya veo, es muy raro no verla aquí.
- Si me permite darle un humilde consejo señor sería que no deje a su esposa de lado por otra mujer.
- Irma porque nadie está dispuesto a entender de que Lucía solo es una amiga que está pasando por un mal momento.
- Ese no es el problema aquí señor. El problema es su favoritismo claro por esa joven. Dígame que sentiría usted si mi niña un día llegará en brazos de otro hombre e ignorara su presencia.
Lautaro analiza las palabras con cuidado.
- Ella también lo hace con ese hombre.
- Señor recuerde que mi niña necesita ayuda, ella a diferencia de esa mujer no puede caminar y si su esposo no está dispuesto a ayudarla no queda de otra que alguien más le brinde su apoyo.
Sacando el simple echo de que usted no duda en salir corriendo a los brazos de esa joven en frente de cualquier presente lo que solo muestra quien pesa más en su corazón.
- Ahora lo entiendo Irma. Estoy siendo un completo idiota con Romina. Gracias por brindarme su conocimiento.
- Esto es lo único que puedo hacer por mi niña. Ella es buena solo que ha sufrido demasiado durante tanto tiempo.
- Ahora todo cambiará para bien se lo prometo.
Lautaro la esperaba ansioso, esa noche le contaría sobre sus sentimientos y si era necesario contrataría a una enfermera para qué se ocupará de Lucía y así ya no discutir más por ella.
Definitivamente, está noche te confesaré todo esposa mía, no dejaré que nos volvamos a separar por cosas sin sentido. Nadie más se interpondrá en nuestra felicidad.
Luego de preparar todo y esa pequeña cajita con un hermoso anillo que era la sorpresa de aquel día en que se amaron como dos animales en el despacho Lautaro cae rendido.
Mientras Lucía veía como la luz de la habitación se apagaba solo reafirmándole de que él la ignoro a propósito todo el día.
No puede ser verdad. Lautaro tú me juraste siempre estar para mi.
En casa todo era un caos, pero Romina estaba disfrutando como nunca entre risas y muchos tragos junto a su familia.
Se olvidó del lugar, de la hora y de las miradas de las personas presentes. Era ella la misma mujer de tantos años atrás, la alegre y alocada que nunca agachaba la cabeza a la que no le daba pena inundar una habitación con su hermosa risa contagiosa.
Robando más de una mirada de los hombres quien caían encantados por su manera tan libre de ser. Simón se mantenía atento, pero a la vez compartía ese sentimiento.
Nada le gustaba más que dejarla ser así tan salvaje e indomable.
- Hey pequeña alborotadora aún recuerdas esa canción que te dediqué.
- Nooo se de que hablas.
- Ja Ja Ja No sabes o no quieres decirlo.
- Ese es nuestro secreto Simón así que shhh.
Martina y Román los miraban ilusionados, ellos dos se llevaban muy bien. Para Simón, Romina lo era todo, él nunca la aria sentir mal como lo hacía Lautaro.
- Sabes Román nada me hubiera gustado más que mi sobrina se casará con Simón. Así como los ves ahora jugando y riendo han sido siempre, en cambio, al lado de Lautaro solo la veo tan triste.
- Concuerdo contigo Martina yo tampoco entiendo por qué Romina tomo está decisión, bien pudo simplemente hundir la empresa y ser feliz con alguien como Simón.
- Bueno yo aún no pierdo la esperanza, lo único que quiero es que ella sea muy feliz y verla siempre tan alegre como ahora. No quiero ser injusta y ponerme del lado de uno, pero con lo que hizo Lautaro todo mi boto se lo lleva Simón.
- ¿Qué hizo Lautaro?
- Vamos a caminar por la playa y te lo cuento. Dejemos que los jóvenes se diviertan.
Ninguno de los dos se da cuenta de que Martina y Román se fueron, estaban tan sumergidos recordando viejos tiempos que era como si solo existieran ellos dos.
Simón juega con su cabello muestra se pierde en sus hermosos ojos.
- Eres hermosa.
- No digas eso Simón porque no me lo creo, tú él hombre al que le llueven mujeres no puede decir que una inválida como yo es hermosa.
- Porque no.. Yo creo tener el criterio suficiente para decidir quien me gusta y quien no.
- Simón...
- Ya conoces mis sentimientos Romina y no me importa que estés en esa silla de ruedas porque desde la primera vez que te vi me gustaste tal cual eres. Una mujer única e inigualable luchadora e indomable.
Eres perfecta así tal cual estas ahora mismo.