El Legado De AKVY: La Profecía De Poseidón

De vuelta en Falfit, la atmósfera era más tensa que nunca. La neblina que solía envolver la isla parecía haberse disipado levemente tras la activación del Faro de los Vientos Susurrantes, pero el peso de la misión que acababan de cumplir aún pesaba en el aire. El grupo se encontraba caminando por los empedrados caminos de la antigua ciudad, rumbo al consejo de ancianos, donde debían informar sobre su éxito y recibir las siguientes instrucciones.

Hades caminaba al frente, su presencia imponente y su aura oscura mantenían a los habitantes a distancia. Sin embargo, a su lado, Demian era el único que parecía estar completamente cómodo. Habían formado una extraña pero poderosa amistad, basada en un respeto mutuo por sus capacidades y su naturaleza divina.

“Este lugar está empapado de la debilidad de los mortales,”- comentó Hades con desdén mientras recorría las calles.- “Es asombroso que aún existan con tanta fragilidad en sus almas.”

Demian miró a Hades de reojo, sonriendo ligeramente. -“No todos los mortales son tan débiles como parecen. Hay algunos que tienen un fuego interno que los hace más fuertes de lo que piensas,” -replicó, aunque sabía que Hades no cambiaría su opinión tan fácilmente.

Liz, que caminaba unos pasos detrás de ellos, sintió la punzada del desprecio de Hades cada vez que sus ojos se encontraban, aunque fuera brevemente. Desde que habían dejado el faro, Hades no había desperdiciado ninguna oportunidad para mostrarle su desdén. -“Si no fueras parte de esta profecía, te habría dejado atrás en aquel faro. No tengo tiempo para criaturas que solo ralentizan el grupo,”- le había dicho sin tapujos poco después de la batalla.

A pesar de que las palabras de Hades dolían, Liz las utilizaba como combustible para fortalecerse. Sabía que no podía permitir que el desprecio del dios la detuviera; tenía un papel crucial que jugar en esta misión, y no dejaría que nadie, ni siquiera Hades, la menospreciara.

Cuando llegaron al consejo de ancianos, fueron recibidos con rostros solemnes y miradas expectantes. Los ancianos, figuras venerables que habían guiado a Falfit durante generaciones, esperaban ansiosos el informe sobre el faro. El más anciano, un hombre de ojos cansados pero llenos de sabiduría, tomó la palabra.

“Hemos sentido la activación del faro, y la luz que se ha encendido ha comenzado a revelar los caminos hacia las otras regiones de Akvy. Han cumplido una parte crucial de la profecía, pero el camino por delante es aún más arduo,” - dijo, mirando a cada uno de los miembros del grupo con una mezcla de esperanza y preocupación.

Hades, con su habitual arrogancia, dio un paso adelante. -“El faro está encendido y los caminos han sido revelados, pero eso no significa que Akvy esté fuera de peligro. Demian y yo somos más que capaces de llevar esto a cabo, pero esta carga no debería recaer en mortales que apenas pueden mantenerse en pie,” -dijo, dirigiendo una mirada gélida hacia Liz.

Los ancianos intercambiaron miradas, sorprendidos por la dureza del comentario. Sabían quién era Hades, y su presencia allí era tanto una bendición como una maldición.- “Cada miembro de este grupo tiene un papel que desempeñar, incluso si no lo ves ahora, Hades,” - respondió el anciano líder con voz tranquila pero firme. -“El destino de Akvy no depende solo de la fuerza, sino también del corazón y el espíritu.”

Demian, sintiendo la tensión en el aire, intervino. -“Hades es un aliado poderoso, pero cada uno de nosotros ha demostrado su valía. Estamos en esto juntos, y así debemos permanecer,” -dijo, mirando a Hades, esperando que su recién descubierta amistad le ayudara a moderar sus palabras.

Hades soltó un leve bufido, pero asintió, más por respeto a Demian que por estar de acuerdo.- “Que así sea. Pero no creas que estaré aquí para salvarte si decides ser un estorbo,”- dijo, dirigiéndose a Liz con una mirada despectiva antes de volverse hacia los ancianos.

Liz mantuvo la mirada en alto, sin dejar que Hades viera cuánto le afectaban sus palabras. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero también sabía que no estaba sola. Mientras el grupo discutía los próximos pasos, Liz hizo una promesa en su corazón: demostraría su valía, no solo a Hades, sino a todos los que dudaban de ella.

Con los caminos hacia Orintha, Sereth, y Nymphaeum ahora visibles, la verdadera batalla por Akvy apenas comenzaba. Y aunque la alianza con Hades era frágil, con Demian a su lado, Liz estaba dispuesta a enfrentarse a cualquier desafío que se presentara.

A pesar de la frialdad con la que Hades trataba a Liz, despreciándola y viéndola como un estorbo, su alianza con el grupo se mantenía firme, principalmente gracias a su respeto por Demian, a quien veía como un igual. La conexión entre Demian y Hades crecía, compartiendo ambos una naturaleza oscura y un entendimiento tácito de sus poderes y responsabilidades.

Los ancianos, estos comenzaron a hablar con gravedad sobre la siguiente misión, una que los llevaría a Orintha, el Reino de los Corales Perdidos. La región submarina, conocida por su belleza bioluminiscente, estaba en peligro inminente debido al deterioro acelerado de sus corales, causado por el Devorador de Corrientes. Este ser oscuro estaba drenando la magia vital de los corales, lo que no solo amenazaba con destruir Orintha, sino que también desestabilizaba todo el ecosistema mágico de Akvy.

"En Orintha"- explicó el anciano líder con voz ronca, -"deben encontrar la Llave del Olvido, un artefacto ancestral que tiene el poder de despertar el Corazón de Akvy. Solo entonces podrán restaurar el equilibrio mágico y evitar que Orintha, y quizás todo Akvy, caigan en la destrucción total."

Liz sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al escuchar sobre la Llave del Olvido. Era un objeto envuelto en leyendas, conocido por su capacidad de alterar la realidad misma, y su obtención no sería tarea fácil. Sin embargo, entendía que sin la Llave, no podrían continuar su misión.

Hades, con su usual tono de desdén, interrumpió la explicación de los ancianos.- "¿Una llave mítica? ¿Es esto lo mejor que pueden ofrecer como guía? ¿De verdad esperan que perdamos nuestro tiempo en un reino moribundo, jugando a la caza del tesoro?"

Demian le lanzó una mirada de advertencia, a lo que Hades respondió con una sonrisa desdeñosa. A pesar de su arrogancia, Hades sabía que Demian no le permitiría retirarse de la misión, especialmente ahora que habían formado una especie de camaradería.

"Los corales de Orintha son la fuente de vida para muchas de las corrientes mágicas de Akvy," - añadió otro de los ancianos, ignorando el comentario de Hades.- "Sin ellos, no solo la magia en Orintha se desvanecerá, sino que también afectará a las otras regiones. Deben actuar rápido. La Ciudad de los Ecos, el corazón de Orintha, es donde encontrarán la Llave del Olvido. Sin embargo, el camino estará lleno de peligros, desde las criaturas marinas hasta las mismas energías inestables que corren por esos túneles."

Liz asintió, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Sabía que esta misión era crucial, no solo para Akvy, sino también para cumplir con la profecía que la había llevado hasta allí. A pesar de la constante desaprobación de Hades, estaba determinada a seguir adelante y demostrar su valía.

Con la misión clara, el grupo se preparó para partir hacia Orintha. Aunque Hades seguía tratándola con desprecio, Liz no permitiría que eso la detuviera. Demian, sintiendo su determinación, le ofreció un apoyo silencioso, sabiendo que, a pesar de todo, ella era clave en el cumplimiento de su destino.

El viaje a Orintha marcaría el siguiente gran desafío en su camino, uno que no solo pondría a prueba su fuerza, sino también la cohesión de su grupo, especialmente con Hades en sus filas. Sin embargo, sabían que no había marcha atrás. El destino de Akvy pendía de un hilo, y Orintha los esperaba con sus misterios y peligros ocultos bajo la superficie del océano.