El Amor Verdadero

Después de pasar un tiempo en la bañera Anastasia salió para vestirse con un ligero vestido color azul, aún sentía dolor pero ya menos, el baño la ayudo bastante.

Después se acostó quería dormir pero no podía, quería llorar pero tampoco podía, después de lo que le pasó en aquella habitación, se sentía la peor mujer del mundo, ni siquiera cuando Óscar la abandono se había sentido así, miserable, sucia. Pero no podía quejarse ella misma había tomado la decisión de venderse.

Después de un tiempo pensando en la cama, dos toques en la puerta, la hicieron volver a la realidad.

_Señora, disculpe que la moleste, pero el señor la está esperando para cenar_ hablo una voz detrás de la puerta que Ana no conocía no era la de Leticia, tal vez era de una de la chica que trabajaba hay.

Mientras Ana se debatía si bajar o no paso un tiempo, y cuando por fin decidió bajar, la puerta de su habitación se habría con fuerzas, entrando por él un Antonio furioso.

Había dado una orden y no fue cumplida, está claro que la empleada que vino a avisarle en ningún momento menciono que tenía que bajar si o sí.

_TE HEZ MUY DIFÍCIL CUMPLIR UNA MALDITA ORDEN_ hablo furioso el hombre agarrando a la joven del cuello y acorralándola contra la pared, si bien no ejercía presión en su agarré, la joven temblaba y apenas respiraba del susto _CUANDO TE DOY UNA ORDEN QUIERO QUE LA CUMPLAS EN SEGUIDA. ENTENDIDO _dijo el hombre

0 Soltando de malas maneras a la joven que seguía temblando por un momento pensó que la iba a golpear.

Al llegar a la puerta el señor volvió a hablar.

_Te quiero sentada en la mesa conmigo ya_ la ordenó nuevamente para luego salir de la habitación dando un portazo.

La joven se quedó petrificada después de lo sucedido, ahora estaba empezando a creer todas las cosas que se decían del en el pueblo, eso también la hizo pensar en Juan porque el lo defendía tanto, cada vez que ella le preguntaba por el decía que su sobrino no era ese hombre que decían, pero ahora ella misma está comprobando la realidad.

Al bajar las escaleras una muchacha estaba limpiando un florero que se cayó al piso y se rompió.

_¿Puede decirme donde queda el comedor?, por favor _pregunto amablemente la joven.

_Aquí derecho tiene que irse _respondió de malas maneras la empleada apuntando hacia una dirección en la casa.

La joven no hizo caso al comportamiento de la muchacha y sin agradecerle lo único que hizo fue dirigirse hacia el comedor.

Cuando la chica llegó al comedor encontró a su marido sentado en la cabecera de la mesa tomando jugo con una carpeta en mano.

La joven no mencionó ninguna palabra y lo único que hizo fue sentarse a tres sillas de su marido para nada tenía ganas de estar cerca de él.

Cuando los recién casados estaban por terminar de cenar, en completo silencio, el marido empezó a hablar.

_Mañana voy a viajar a la capital del país y cuando vuelva quiero encontrarte esperándome en la puerta como una buena esposa chiquilla_ ordenó el marido para luego levantarse de la mesa abandonando así el comedor.

La mañana siguiente cuando Anastasia despertó se encontró con que eran ya las 8 de la mañana, hace mucho tiempo no había dormido hasta esa hora, ya estaba acostumbrada a madrugar.

Cuando reviso su celular encontró una llamada perdida de Emma la había llamado, se levantó alarmada de la cama será que le había pasado algo a su hijo, por lo que rápidamente habría su WhatsApp y encontró con que Emma la había enviado un audio.

*Hola cariño disculpa que te molesté tan temprano, pero ayer a la noche vino a buscarte Mercedes, dijo que tenía algo muy importante que contarte, y que te comunicaras con ella lo antes posible aquí te paso su número te dejo para que le hablaras*

Después de escuchar el audio la joven observo el número que le había enviado Emma.

Y empezó a pensar que querría Mercedes porque quería hablar con ella, después de pensar por unos minutos respondió a Emma.

*Hola Emma. Está bien hablaré con ella, gracias*

Después de eso la joven se dirigió al baño para asearse, para después bajar en la cocina y preguntar si su marido y se había ido.

_Hola Leticia, ¿el señor ya se fue?_ pregunto amablemente la joven a la señora que estaba tomando café en la pequeña encimera que tenía la cocina.

_Buenos días, señora, si el señor se fue temprano_ respondió Leticia sonriéndole a la joven que hace poco se convirtió en la señora de la casa.

_Yo voy a salir, por si no sabes ¿a qué hora va a regresar el señor?_ volvió a preguntar la joven.

_La verdad no señora, pero estoy segura de que regresara por la tarde ya_ respondió la señora amablemente.

_Esta bien, gracias Leticia y no hace falta que me trates todo el tiempo como señora, no es que no me guste, si no me gustaría que me trates con más confianza, pueden llamarme por mi nombre, y esto va para todos ustedes chicas_ hablo la joven dirigiéndose también a las dos chicas que estaban trabajando también en la cocina.

_Nosotras solo cumplimos con la orden que nos dio el señor Antonio_ esta vez hablo una de las chicas que estaba lavando los cubiertos.

_Si, pero ahora el no se encuentra, por lo que podemos saltarnos las reglas sin problemas_ volvió a decir Anastasia sonriéndole a las chicas que le corresponden la sonrisa.

Después de eso, abandono la casa para dirigirse hacia la clínica hoy pasaría todo el día con su pequeño, no importaba si después el mundo echará en pedazos.

Cuando llego a la clínica la recepcionista ya la conocía y sin problemas la dejo pasar hasta una pequeña habitación en donde su hijo se encontraba aún acostado según la enfermera de turno, su príncipe se negaba a levantarse y que no quería contar la razón por la que no quería hacerlo.

Pero cuando la puerta se habría y por ella apareció una pelirroja con rizos, el niño salto de la cama como si tuviera resortes y sin perder tiempo se lanzó a los brazos de su mami, pues así lo llamaba el, llenándola de besos, cosa que hizo que la joven mamá volara por los cielos.

_Te extrañé demasiado mami, porque no viniste a verme ayer_ se quejó el niño armando un puchero mirando a su mamá no por mucho tiempo, ya que luego volvió a fundir su rostro en el cuello de la joven, que no pudo evitar las lágrimas al ver que su pequeño la echaba tanto de menos y eso que, solo pasó dos días desde la última vez que lo vio.