Soy Azahara y os voy a contar mi historia, aunque no lo creáis, todo lo que os voy a decir es real.
Nunca imaginé que dejaría mi casa, mi ciudad, mi familia y amigos, en fin en dejar mi vida para empezar otra en un lugar diferente donde solo conozco a un par de amigas y lo que menos esperaba era todo lo que me deparaba el futuro con seres increíbles pero reales.
NovelToon tiene autorización de Mónica Ibáñez Ruiz para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 17. Me va a volver loco.
Unai.
Sentí celos cuando mi Beta y mi Delta besaron a mi luna, pero no podía decirles nada
Azahara se sentó en la mesa, eso no me gustó, era cómo que ella no quería compartir el mismo espacio conmigo.
Al escuchar un comentario de Xoán no pude evitar darle un puñetazo en el brazo, aunque tenía razón, yo me la comería entera cada día, pero no quería que se sintiera incómoda o que se enterara de todo antes de tiempo.
Cuando terminamos de comer saqué de allí a Eneko y Xoán, nos fuimos al gimnasio, tenía que hacer algo con lo que tenía dentro y que mejor manera que entrenando.
- ¿Dónde iremos esta noche?. - preguntó Eneko mientras se limpiaba el sudor con una toalla.
- Helen dijo que un amigo suyo las había invitado a ir a un bar y da la casualidad de que a mí también me invitaron, no sé si será el mismo bar, pero le dije que me pasaría. - bebió agua y me guiñó el ojo, sabía que lo decía para que la viera.
- Pues iremos aunque no sea el mismo. - conteste.
Sería casualidad si nos encontramos con ellas allí, pero era una casualidad que no quería desaprovechar.
La cena fue ligera, salimos un poco tarde de casa ya que no nos dimos cuenta de la hora que era, cuando entreno, se me pasa la nocion del tiempo.
Entramos al bar, Xoán saludó a su amigo y nos invitaron a una copa, la música era buena, un poco alta, pero estaba bien, había mucha gente.
Apenas había bebido un par de copas cuando notó que me tocan el hombro .
- No quiero que haya aquí una masacre, recuerda que hay también humanos, pero mira quienes están rodeadas de moscardones. - señaló Xoán.
Dirijo la mirada hacia dónde señala, solté un gruñido, apreté los puños, por mi cabeza solo pasaban ideas de cómo deshacerme de cada uno de ellos por tocarlas, sobre todo a Azahara.
- Relájate, no armes aquí un lío, guarda a tu Alfa y contrólate un poco. - la voz de Eneko sonaba tranquila, ya me gustaría a mí ver cómo reaccionaria si la que estuviera allí fuera su Mate.
Pude ver cómo mi hermana se escabulló del reguero de la gente.
- ¿Qué haríais si os pidiera que besarais a Nataly y Ariadna?. - pregunté entre dientes, tenía que ir allí y aplastarlos como las moscas que son.
- Para mi no sería ningún problema. -
- Para mi menos. -
- Perfecto. -
Llegué allí y besé a Azahara delante de todo, ella se negaba, sus empujones no eran tan fuertes, cada vez la apretaba más a mi cuerpo, la bese con suavidad, pero no me conformaba con eso, así que la bese con más intensidad y posesión, bajé mis manos hasta el culo, estaba guapísima con ese vestido blanco y negro, pero era demasiado corto, dejaba ver más de la cuenta, y su cuerpo era solo mío al igual que sus labios.
Me separé de ella cuando me di cuenta que apenas podía respirar y que los moscones habían desaparecido, mi beso era para que todos viesen que ella era mía.
- Qué pasa contigo, no me dejas ni a sol ni sombra, siempre estás ahí, y ¿quién te crees que eres para besarme?. - me gritó sin apenas aire.
¿Quién me creía para besarla?, pues su pareja destinada, su Mate, su Alfa, pero eso ella no lo sabía aún.
- No es mi culpa que coincidamos, yo no te persigo, fue puta casualidad. - ¿cómo se atrevía a hablarme de esa manera?.
- Ya claro, y yo me lo tengo que creer no, ¿también fue casualidad que me besaras?. - se veía rabia en sus ojos.
- Eso fue adrede, teníamos que espantar a los moscones que teníais a vuestro alrededor, Eneko besó a Ariadna, Xoán a Nataly y yo a ti, mi hermana consiguió salir para ir al baño. -
Eneko intento convencerla, pero no sirvió de nada, se separó de nosotros, otra vez ponía distancia entre nosotros.
La noche después de eso terminó tranquila, nos quedamos con ellas por si volvía a pasar algo así, no me podía ir de allí y dejarla sola con la panda de buitres que hay.
Estábamos todos en la cocina desayunando cuando ella apareció por las puertas, Eneko y Xoán pasaron la noche aquí, teníamos planes para el día de hoy, por eso los invité a quedarse.
- Buenos días, ¿cómo descansaste a mi luna?. -
- Eneko. - gruñí, le di una patada por debajo de la mesa para que no me viera.
- ¿Perdona?. - fue lo único que dijo.
Se le veía confundida y segura, ella tendría que saber lo que significa la palabra luna, solo espero que al haber dicho eso Eneko, no sé confundiera y pensará que él era su Mate.
- Lo siento, me confundí de nombre. - se toca el pie discretamente sin apartar la mirada de ella. - menuda patada me has dado colega.- dijo muy bajito.
- Te pasa por bocazas. - contesté en su mismo tono.
No le quitaba la vista de encima, se preparó un café y se sentó lejos de nosotros, aunque en la cocina.
Hoy tenía que ir a una barbacoa, no me apetecía mucho, quería quedarme en casa, pero como Alfa tenía que asistir, me quedaría un par de horas y volvería, pasaría el resto de la tarde entrenando.
Las chicas se despidieron y se fueron de la cocina, Helen me comentó que hoy estarían todo el día fuera de casa, no podía estar lejos de Azahara, pero tenía que darle su espacio y pensará si se uniría a mi manada o no.
Los chicos y yo nos montamos en el coche, hablamos de todo un poco.
Al llegar fuimos derechos a la piscina, la música se escuchaba, pero también las risas y las charlas de todos
Respiré profundamente, olía a azahar, posiblemente el dueño de la casa tendría plantado esa flor por el jardín, pero ese olor me recordó a Azahara, quería estar con ella, no podía creer que después de negar mil veces tener a mi luna cerca porque estaba bien así, ahora solo quería estar donde ella estuviera.
Nada más entrar a la piscina Eneko y Xoán desaparecieron.
Había chicas muy guapas, pero ninguna alcanzaba la belleza de Azahara.
No daba más de dos pasos seguidos, todos me paraban para saludarme, y alguna que otra mujer para ligar conmigo, no les valdría de mucho, ya tenía pareja, y aunque no estuviéramos aún juntos, la respetaría.
Mientras hablaba con un amigo vi a la que me crea tantos dolores de cabeza.
- Si me disculpas, tengo un asunto que resolver, después hablamos. - no tenía intención de hablar con él, pero era de la única manera que me dejaría ir.
- Está bien, estaré por aquí. -
Estaba en bikini, miles de ojos la observaban sin ella darse cuenta, los celos volvieron a mí, caminé hasta dónde ella se encontraba, a mi paso pude oír como hablaban de ella, eso me enfado bastante, pero tenía que controlarme.
Me quedé parado detrás de ella, al darse la vuelta chocó conmigo.
Su mirada pasaba por mi dorso desnudo, podría decir que lo hacía con deseo.
- Juraría que te gusta lo que ves. -
- ¿También estás aquí?. - se oía decepcionada.
- Soy el Alfa de la manada, voy a todas las fiestas y celebraciones. -
-Pues espero que lo pases bien y te alejes de mí. -
- Lo pasaría mucho mejor si no tuvieras tantos ojos mirándote. - mi voz dura. - aunque viéndote es normal que lo hagan, pero aun así me enfurece bastante. - la miraba fijamente.
- Nunca has oído que más sufre el que ve que el que enseña. - me quedé callado y ella continuó. - pues tú sufre por ver y por los que me miran, que yo disfrutaré de lo que enseño, aunque no tiene sentido que lo hagas, no soy nada tuyo. - solté un gruñido, ella era mía, solo mía en algún momento se daría cuenta.
Me dejó allí plantado, se marchó sin mirar atrás, mis ojos la perseguían y me enfurecí más al ver que volvía a estar rodeada de tantos hombres.
- Deja de mirarla y relájate un poco. - Xoán me dio una cerveza.
- Intento no mirarla, pero me es difícil. - bebí un largo trago.
Eneko volvió después de estar bastante tiempo desaparecido.
- ¿A que se deben esas caras?. -
- Azahara está aquí, menos mal que has venido, ayúdame a que se relaje. -
Los dos intentaban que me tranquilizara, pero era difícil, estaba muy enfadado y celoso.
Ver que uno de esos idiotas cogía a mi luna en brazos y la tiraba al agua fue la gota que colmo el bazo.
Me tiré a la piscina de cabeza, nadé hasta dónde se encontraba, cuando sacó la cabeza del agua la cogí de la cintura y le di la vuelta para verle la cara.
- ¿Piensas seguir mucho tiempo con este juego?. - en mi voz se notaba la ira y lo celoso que estaba.
- Todo lo que a mí me dé la gana. - contesto muy segura.
- Entonces tú lo has querido. -
Puse mis labios en los suyos, mi lengua exigía entrar en su boca, pero ella se negaba, cuando por fin conmigo lo que quiero, mi lengua explora su boca y la beso con más posición que el beso de anoche, arrimo su cuerpo más al mío para evitar que escape, no quería dejar de besarla, pero por ahora tenía que hacerlo.
- Si sigues con tu juego yo seguiré con el mío. -
- ¿A que juego te refieres?. - estaba sin aire después del beso.
- Tú juegas a ponerme celoso y yo a que comprendas que conmigo no se juega. - quería decirle que mi juego era que comprendiera que era solamente mía.
- Piérdete y déjame tranquila. -
Salió de la piscina dejándome ahí, tuve que nadar un poco antes de salir para que nadie viera como me ponía esa mujer, mi entrepierna lo dejaba muy claro, me costó bastante que se bajara la excitación que tenía en ese momento, si hubiera podio la hubiera llevado a una de las habitaciones y le dejaría claro que conmigo no se jugaba.
Ella continuó jugando, hablando y coqueteando, pocas veces eran las veces que me podía controlar, cuando no lo hacía la besaba delante de todos, ella respondía con una bofetada yo la volvía a besar.
- Unai, te veo un poco acalorado, esa chica es más cabezona de lo que pensabas. - Eneko se burlaba de mí.
- Me va a volver loco, y tú deja de reírte de mí si no quieres que pague contigo todo lo que tengo dentro.
- Está bien, ya me callo. - y así fue, no volvió a hablar
Puede ver cómo nuestros amigos se reían de nosotros, todos menos ella sabíamos que era mi luna, y parece que el verano el juego que teníamos les hacía gracia, a mí sinceramente no me gustaba nada.
Mi paciencia llegó al límite, no podía seguir viendo cómo se contoneaba delante de todos los chicos y estos no les quitaba la vista de encima.
- Fin del juego. - le susurré al oído.
- El juego, aún no ha terminado. - susurró
- Ya verás como sí. - mi voz era grave.
La cogí en brazos y la saqué de la casa, me importaba una mierda como nos miraban, tenía que sacar de allí a Azahara antes de que consiguiera volverme loco del todo, nunca imaginé que una mujer me pusiera así.
La subí en mi coche y manejé por la carretera todo lo rápido que pude, el trayecto fue silencioso, pero en mi mente se reproducía una y otra vez lo que Azahara estuvo haciendo.
Tenía que parar esto como fuera, ella no me podía seguir negando, rechazando, y mucho menos provocándome delante de todo.
Nada más aparcar el coche ella se bajó, iba tras ella, abrí la puerta y aún furiosa pasó delante de mi, no pude evitar mirar su cuerpo, aún estaba en bikini, mi erección volvió, tenía que darme una ducha de agua fría urgentemente.
..recomendadisimo