Encadenada A Mi Pasado

La casa de Karen, era pequeña, pero hermosa,tiene apenas dos habitaciones, una pequeña cocina, un baño y una pequeña sala, pero se nota luz y calor de hogar , su patio es grande, bordeado por una cerca de palos con alambre púa,en él hay árboles de níspero, mango, coco y naranja dulce.Observar este lugar enmarcado por un mar a pocas calles es lo que mi alma necesita por un tiempo, uno que me llene de paz y de fortaleza para seguir luchando.

San Juan como así se llama este pueblo enmarcado en un paisaje paradisiaco, una mezcla de selva, manglares y mar , es pequeño ,pero acogedor ,un pequeño café internet de esos que ya es difícil encontrar con unas tres computadoras un poco arcaicas, una parroquia en el centro de su plaza, solo son siete calles y el mismo número de carreras.Todo el movimiento mercantil del lugar era ubicado en la primera con primera, donde alrededor de un hostal pululan los turistas y vendedores de comidas y artesanías, entre los que indiscutiblemente estoy yo, con mis cinco meses de embarazos y un Albert Junior que empieza a mostrarse al mundo.

-”Lleve su recuerdo de San Juan de la Esmeralda por solo $1000” era mi frase favorita por estos días.

Ofrecia una gama de pulseras elaboradas en conchitas que el mar traia.La realidad era que de un mes hacia acá, el hostal no daba abasto y se hacía necesario la apertura de otro sitio, así que se me ocurrió proponerle un negocio a la señora Magdalena y a Karen le ofrecí asociarnos para la construcción y administración de un pequeño hotel en parte del patio de su casa con el dinero que los Oviedo me obsequiaron para comenzar mi peregrinar,además de la venta de la casa que mis padres nos dejaron a Mary y a mí,todo esto les pareció una locura y más es que lo que tenía no era lo suficiente, pero que con ingenio se hizo realidad.

3 habitaciones dobles, una sencilla y una familiar, fue nuestro inicio,una pequeña sala donde estaría ubicada la recepción, un comedor y un enorme jardín y un hermoso patio , la cocina era otra cosa,estaba en la casa donde seguiríamos viviendo.

Todo fue decorado en un estilo rústico chic como lei en una revista, la verdad no será un hilton, pero todo nos quedo hermoso,Las camas,camarotes y closet fueron hechos por don Pedro el ebanista,lo mismo que los muebles del comedor del hotel, que no era otro que un gran y hermoso kiosco en el centro del patio, bordeados de corales, trinitarias y petunias.Los colchones fue otra cosa, hubo que ir a Esmeralda en busca de ellos y luego el transporte otra odisea.

Compramos un laptop que estaba en promoción y sacamos un plan de internet similar al del café internet del pueblo y al hostal de doña Alicia,inscribimos al hotel en una página web, de esas que puedes reservar y woala, pareciera todo encajar en su lugar.Doña Alicia era la cocinera, yo la recepcionista, Mary la mesera en las tardes y Karen la encargada de la limpieza,contratamos al señor Pedro como nuestro portero en horas de la noche, porque la verdad para este tiempo el carpintero no había visto mucho movimiento a no ser por las camas, closet y muebles que mandamos a ser. Inauguramos el hotel el día que Albert Junior cumplió un año de nacido como una señal de buen augurio.

El nombre Ataw Hotel que para los Quechuas significa Afortunado; porque eso éramos seres a los que la vida golpeó salvajemente y hoy nos sonreía.

Dos años después.

El tiempo es efímero y en un abrir y cerrar de ojos, la Tierra gira y los niños crecen, Mary ya toda mujer a sus 18 años estudia en la Universidad de la Esmeralda, Administración hotelera,entre Karen y yo nos encargamos de la recepción y de la limpieza de las ocho habitaciones que tenemos, la cocina que está de este lado, hemos contratado a Rafaela que hace 5 meses cumplio su condena y es junto a doña Magdalena la encargada de la cocina, Karen está enamorada de Luis Monrroy , un morocho que llegó a Awas hace un año como profesor del único colegio del pueblo y se ganó el corazón de mi amiga, al parecer van en serio, pero ella aun no le ha dicho lo de sus estadía en la cárcel y creo que le llegó el momento a mi amiga de contar esa parte de su vida y mientras creo que todo está controlado, estoy en la playa corriendo descalza detrás de un pequeño diablillo, regordete de ojos azules y cabello rubio.

-”Junior detente, detente o mamá no va a prepararte la torta que te gusta para tu cumpleaños” le dije como ultima opcion para que se detuviera; porque realmente me preocupaba que se lastimara o tropezara a alguien.La playa hoy en especial estaba colmada de turistas y coterráneos, era la celebración de la fiestas del mar en honor a la fundación del pueblo.

Y cuando finalmente Albert Junior paro y regresaba hacia mi, una pared se interpuso entre mi niño y yo, el acelerar de mi corazón y el sudor de mis manos se hizo evidente.Petrificada quede en ese lugar.Quede en shock sin gesticular palabra, frente a mí estaba el hombre que marcó mi vida, el único que me hizo vibrar, quien me pudo mostrar que se vale soñar.

Sin aún poder hablar, cuando una pequeña tromba de casi un metro de estatura y unos colores azules profundos se aferra a mis piernas gritando-”No mami, mi torta no” el tiempo y el espacio quedó congelado en los dos adultos coprotagonistas de esta escena.