No soy más que una niña, pero para salvar a mi familia debo casarme con un hombre desfigurado y que es mucho mayor que yo.
Es un matrimonio por conveniencia, debo cumplir con mi palabra
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17
“¿Estás bien? ¿Por qué eres tan descuidada?”
Miguel se enojó, pero no quiso hablarle de mala manera.
“No pasa nada.”
Claudia sacudió sus manos. Ella no era una muñeca de porcelana que se rompería con facilidad.
Ella dio un vistazo hacia arriba.
Su mirada se quedó aturdida.
¿¡Por qué Miguel estaba sin ropa!?
Estaba completamente desnudo, y gotas de agua derramaban de su cuerpo.
“Ah...”
Ella gritó y se cubrió los ojos de inmediato.
Estaba avergonzada y molesta. Y tartamudeaba: “¿Por qué no traes ropa? ¿Acaso no tienes vergüenza?”
Miguel la miró y no pudo evitar bromear: “Esta es mi habitación. ¿Por qué no puedo estar desnudo aquí? Hace un momento estaba en la ducha y te escuché gritar. Pensé que te había pasado algo y salí preocupado.”
“¡Eres un pervertido!”
“¿Pervertido?”
Miguel murmuraba repetidamente, con una sonrisa en la esquina de su boca mientras se le acercaba.
Ella retrocedió asustada. Y cayó sobre la cama, pero él no se detuvo.
Al final, Miguel la presionó sobre la cama y la atrapo entre sus brazos.
“¿Qué estás haciendo?”
Uso sus dos manitos para apartarlo de ella.
Miguel sonriendo dijo: “Me estás tocando.”
Al escuchar esto Claudia, inmediatamente soltó sus manos y su cuerpo se contrajo por temor a cualquier contacto físico con él.
“¡No, no lo estoy haciendo!”
“Todavía sigues fijándote en mí. ¿Qué quieres ver? Mis pectorales, mis abdominales, o...”
Su voz tenía mucho encanto, lo cual la sedujo para mirarle los pectorales y abdominales.
Entonces ella vio...
¡Oh, qué susto!
Cerró los ojos, queriendo que la tragara la tierra.
“Por favor no me sigas torturando. Ponte algo de ropa.”
“Tontita, en el futuro lo tocarás igual. Está bien, no te molestaré más. Me pondré ropa y esperaré que el médico venga a revisarte.”
Se golpeó varias veces la cabeza y se fue.
Ella se tranquilizó al ver la puerta del baño cerrarse.
Tenía toda la cara roja, y el corazón se le subió a la garganta.
¡Pero qué vergüenza!
Miguel se cubrió rápidamente la parte inferior con una toalla. No se había secado bien y las gotas de agua rodaban por todos los músculos.
Se había lavado el cabello. Echo su corto cabello hacia atrás luciéndolo riguroso y solemne.
Tal vez ya se había acostumbrado a ver su cara o ya tenía a Miguel en su corazón que no le daba tanto miedo ver la mitad de su cara quemada.
Ella siempre supo que había una historia en esa mitad de la cara. Algo terrible debió haberle pasado para que le dejara esa horrible marca.
Miro atentamente y sin darse cuenta él estaba a su lado.
“¡No seré cortés si sigues mirándome así!”
Se lo decía al oído y su aliento caluroso zumbaba por su canal auditivo.
Ella volvió en sí y retrocedió, como un pajarito asustado.
Sus ojos parpadearon y no se atrevió a mirarlo.
El médico de la familia llegó. La lesión en la espalda no era un problema grave, solo que no tenía que mover objetos pesados. En cuanto al tímpano, se recuperara por completo después de uno o dos meses.
Por suerte, ella aún podía escuchar, de lo contrario no se imaginaba que iba a pasar.
Ella recordó aquella noche y todavía le daba escalofríos.
¡Así es!
Ella aún no ha probado su inocencia.
Ella agarró ansiosamente la mano de Miguel y le dijo: “Créeme. No hice nada anoche. ¡Y tampoco lo trate de seducir!”
que estará pasando ?
más capitulos porfa no tardes en actualizar querida autora.....
a pesar que allá piedras en el camino de ellos por terceras personas que quieren verlos caer tanto sentimentalmente y como persona ....