Abel es hijo de padres adinerados, el mayor de seis hermanos, por lo que necesita a su lado una mujer que le sea un apoyo y fortaleza al momento en que deba asumir su cargo como CEO de las empresas familiares, sin embargo, no logra encontrar la chica ideal que lo complemente. Abel no es mujeriego, pero buscando la mujer ideal ha tenido varias novias, seis hasta el momento y nada más no la encuentra ¿la séptima será la buena, la octava o la novena?
Te invito a descubrir si encontró la persona indicada.
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CAPÍTULO 16: LA RELACIÓN MÁS CORTA
Abel está a mitad de su postgrado, espera terminar pronto para ayudar a su padre en la empresa y empezar a involucrarse en lo que serán sus funciones en el futuro, él espera con ansias ese momento, ya que él siente que nació para hacerlo, ya que se considera completamente capaz, pues su padre le ha enseñado que lo es y que tiene un gran potencial, que debe desarrollar y aprender para lograr sacarle el mayor provecho, no porque sus hermanos no lo tengan, sino por qué por derecho le corresponde, a menos que el decidiera renunciar a ese derecho, entonces, su familia le pasaría el cargo a Alonso, pero ni Alonso quiere ese cargo, ni Abel desea renunciar, así que todo está como debe de ser.
En una de sus salidas a bailar, Abel conoce a Karen una chica que le encanta el reventón, le encanta ir a comer, bailar, sentirse admirada, siempre trata de sobresalir de las demás y mostrar que es mejor que cualquiera que esté cerca de ella, la personalidad de la chica le gusta a Abel, la ve como una chica con muchos planes futuros y potencial, ella es muy hermosa, casi podría ser modelo, pero esa carrera no le interesa, ella se va más por algo que requiera actividad, libertad, no pasársela horas encerrada ensayando pasarelas y manteniéndose a dieta para lucir los vestidos, aunque su cuerpo no requiere que lo haga, prefiere no tener que seguir esa vida tan estresante, de no poder ni salir a divertirse y ser fotografiada por los paparazzi que le hagan quedar mal ante la sociedad entera.
Abel decide darse una oportunidad con Karen, salen, comen, bailan, disfrutan, ella siempre está feliz, le gusta lucirse al lado de ese chico guapo, rico y amoroso, al principio le lleva el ritmo, pero llega el momento en que la chica quiere pasarla cada fin de semana de parranda y él termina tan cansado de sus actividades diarias, que el fin de semana quiere hacer algo más tranquilo y con ella si no es andar de compras todo el día, viendo que está de moda y probándose un sin fin de prendas y accesorios, o es pasársela de fiesta.
Los primeros meses Abel no dijo nada, pero conforme pasaban las semanas vio que al parecer no tenían los mismos planes y que tal vez su futuro no estaba muy claro, por eso decidió que debían hablar antes de seguir.
Karen, sé que tienes muchos planes y deseas lograr muchas cosas en la vida, pero… ¿qué has pensado sobre la familia?
No te entiendo, ¿cuál familia?, ¿la tuya, la mía o cuál?, dijo confundida.
Nuestra, has pensado en formar una familia, tener hijos…
Bájale dos rayitas, yo quiero disfrutar de mi soltería por varios años más, no tengo prisa por casarme, quiero disfrutar, viajar, comprarme todo lo que quiera, en cuanto a tener hijos, no me veo como madre aún, tal vez en unos muy lejanos años sí, pero por ahora ni boda, menos hijos.
Entiendo, me queda claro que lo nuestro no puede funcionar, yo no busco divertirme, busco algo estable, formar una familia, una esposa que me complemente, que me apoye, que me motive a dar lo mejor de mí cada día y…
Ya entiendo, quieres una esclava, pues no, yo quiero libertad, dijo con firmeza la chica.
No quiero una esclava, quiero una esposa, aclaró Abel.
Tienes razón, no vamos a funcionar, yo no tengo planeado casarme pronto, así que adelante, busca una que sí quiera jugar a la casita feliz, porque yo pienso divertirme a lo grande mientras ustedes estén encerrados criando hijos, uchhh, se me ponen los vellitos de puntas de solo pensarlo, dijo mostrando estremecimiento en sus brazos.
Así fue como Karen paso a ser la relación más corta que Abel tuvo, solo duraron tres meses de noviazgo, solo tres meses le basto para comprender que ellos no funcionarían, ya que tenían planes futuros muy distintos, por ello decidió que no seguiría buscando más una pareja, dejaría todo al destino y cuando tuviera que llegar, esperaba reconocer quien era la adecuada y tomar una buena decisión cuando LA INDICADA apareciera.
Para distraerse Abel decidió irse de vacaciones con Marcos, Camila, Alonso y Fabián, querían ir a un lugar que les habían recomendado mucho, era una zona alejada de la ciudad, un lugar muy tranquilo, con bellos paisajes, una hermosa cascada, una enorme laguna donde podías entrar a bañarte o andar en lancha, un lugar donde podías olvidarte del mundo exterior y encontrarte a ti mismo. Lo que restaba para estar de lleno con su padre lo dedicaría a aprender lo más que pudiera, a distraerse de vez en cuando, como en esas vacaciones, así que sin pensarlo más, en la semana que no tendrían que asistir a sus clases, igual que sus amigos y los demás, apartaron habitaciones en un bonito hotel del lugar que les recomendaron por tener instalaciones muy limpias, cómodas y cerca de los lugares que visitarían, había la opción de unas cabañas, pero prefirieron el hotel, y después de conocer si les gustaba, podrían tomar como opción las cabañas para otro viajes con los demás familiares o amigos.
Al llegar, veían por las ventanas el hermoso paisaje que les proporcionaba el lugar, se notaba que era muy tranquilo, la gente se veía confiable y agradable, podían notar una sonrisa en la mayoría de la gente, escuchaban la música del acordeón o marimba a lo lejos, el canto de las aves, todo era maravilloso, lo cual les indicaba que tendrían una semana inolvidable.
Al llegar al hotel se registraron, subieron a dejar sus cosas, se dieron un baño y dos horas después se encontraban en la sala de espera que estaba junto a la recepción para juntarse todos y poder salir a dar una vuelta, ese día caminaron por los lugares cercanos al hotel, comieron en un pequeño restaurante a diez cuadras del hotel donde tenían la comida típica del lugar y algunos otros platillos que ofrecer, después recorrieron las calles hasta llegar a la iglesia que estaba en el centro del pueblo, enfrente tenía un hermoso parque con un quiosco donde tocaba una banda de música tradicional, mientras unas chicas bailaban con sus trajes típicos, al son de la música.
Mientras estaban embobados viendo como bailaban y tocaban, Abel recibió una llamada de su padre, para saber cómo se la estaban pasando, se retiró un poco para poder escuchar bien a su padre, pero mientras iba caminando y hablando por teléfono choco con un pequeño de unos seis años aproximadamente.
Perdón pequeño, ¿estás bien?, dijo viendo al pequeño.
No toque, no toque, dijo el niño antes de salir corriendo nuevamente.
Abel se quedó callado tratando de entender qué había pasado, no entendió por qué el niño le dijo que no lo tocará y salió corriendo, pero más le llamo la atención que parecía que viniera huyendo de alguien, ya que al hablar nunca lo vio a él, veía hacía otro lado, como si buscará alguien, o escapará de alguien, pensando que tal vez le perseguía alguien y corría algún peligro fue detrás del pequeño para ver si podía ayudarlo.