Cegada por el primer amor confío en que era correspondida dando paso a lo que fue y lo que será la vida de Diana, una adolescente que comienza a experimentar una vida de maltratos
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Capítulo 17
Marx y yo llevábamos juntos cinco meses ya, debo confesar que en este tiempo me he puesto al día en todos los sentidos, cada noche hacemos el amor como jamás imagine que se pudiese hacer. Me sentía muy bien con el y afortunada de conocerlo, esto también se lo debo a Rubén, ya que gracias a él lo conocí.
La relación iba tan bien que me mudé a su casa en un breve tiempo después de mi prueba, era maravilloso, nada machista, jamás me golpearía, no podía pedir nada más al destino. Para que mi vida fuera perfecta, lo ideal sería confesar a Rubén junior mi nueva relación con él para poder andar libremente cuando el estuviese cerca.
Mi hijo ahora llamaba más seguido que antes, yo debía volverme una maestra del camuflaje para que no se diera cuenta de que ya no vivía en casa de su padre. Veía a Rubén casi a diario, inclusive cenamos juntos con muestras parejas una vez por semana, el vínculo que tenía con él era tan fuerte que debíamos hablarnos a diario, sino lo extrañaba mucho, estaba demasiada ligada a él.
A Rubén y Augusto les iba fenomenal, incluso se casaron, fue una boda simple y privada. Nosotros fuimos con ellos de luna de miel, Rubén y yo, nunca estuvimos casados por peleles legales, fue más como un acuerdo de palabra así que no tuvo problemas con su casamiento. Ya en estas vacaciones decidimos confesar la verdad a nuestro pequeño, claro una parte, solo lo de la homosexualidad, no que él era su tío en realidad.
Marx me pidió en matrimonio el día de la boda de su hermano, al parecer lo tenían planeado. Su madre se puso muy feliz de que lo hiciera y yo más. Jamás creí que esto pudiera pasarme a mí y mucho menos luego de lo que pase. La idea de casarme me gustaba mucho, incluso me daba paz, según la biblia no era bien visto entregarse antes del matrimonio y vivir en pecado, lo estaba deseando.
Seguía creyendo en Dios a pesar de no seguir la religión de mis padres, pero creía a mi manera, así que tener esta oportunidad, me daba tranquilidad. Mi suegra me brindo su bendición para este noviazgo, ya que ella viajó para la boda de su hijo. Sobre Javier supe por ella que estos años de cárcel no lo mejoraron en lo absoluto, incluso había sido agredido recientemente por otro interno.
La herida no fue de gravedad, ya que él pudo esquivarse. Fue cambiado de pabellón, por su seguridad, al parecer tenía problemas con media cárcel. Mi suegra sufría mucho por él, se desahogó conmigo aún sabiendo que no quería saber de él. De algo si estaba arrepentido y era de perdernos. Según mi suegra se lamentaba por como se comportó conmigo.
Ya era muy tarde para arrepentimiento, el daño estaba hecho, mi amor por él murió hace mucho tiempo, lo mejor era que me olvidara para siempre, a ambos, sé que mi ex suegra, aún no me adapto a que sea no ex suegra,no me lo decía con maldad, simplemente él formaba parte de su vida y se sinceró conmigo.
Luego de la boda mi ex suegra regreso a su casa y nosotros nos fuimos a la luna de miel de Rubén y Augusto, fue aquí mismo en España. La boda fue por la mañana para poder salir de viaje lo antes posible. Hacíamos un buen equipo de viaje, junto a ellos me sentía desinhibida, feliz.
Ya mis tiempos de inseguridad se fueron marchando, junto a Marx crecí y evolucione hacia la Dayana confiada, segura de sí, que soy hoy. . Marx me sentó bien, supo recomponer mi corazón, incluso cuando ni yo misma pensé que se podría.