Corro cansada y ya sin fuerzas la verdad es que ya no puedo más estoy completamente agotada y casi desmayada los golpes aún me arden, pero lo tenía que hacer nos separamos mientras huimos y después de un rato me doy cuenta de que al menos que nos separemos nos van a atrapar, corro al bosque y veo a la persona frente a mí, niega, pero después de mucho discutir le entrego algo seguro y escapa mientras que sigo distrayéndolos miro a la nada sonriendo satisfecha, porque solo alguien que sabe que es vivir la traición de parte de dónde menos lo esperas sabe lo que es proteger y cuidar a la única persona que sí estuvo allí.
Yo solía ser una princesa de esas que viven en una burbuja y quieren todo lo que pide, una chica que creía tener su vida perfecta, una joven que creía en un príncipe, en un cuento de hadas en el amor bonito, pero después de solo conocer el dolor te aferras a una rosa que sabes que aunque te va a pinchar quieres tener su aroma, o con el fuego que es asombroso pero te quema
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Paraíso.
Odette.
La cena estuvo maravillosa y me sentía feliz él se fue a recibir una llamada y yo aproveché para bailar un rato subí a la cubierta y comencé a bailar me sentía libre me sentía feliz, mientras recordaba las cosas y vivencias con mi madre, cada episodio alegre de mi vida y también surcaron mi mente mis momentos bailando cuando era una niña llena de luz una princesa llena de dicha, mi madre decía que perdonar era de valientes y que el cobarde se aferra a su dolor yo decidí perdonar a esa bestia que ahora me demuestra otro lado bonito, pero también estoy preparada cuando ese ser vuelva a surgir, pues, el río siempre vuelve a su cauce solo espero ser lo suficientemente valiente para superarlo.
Mientras bailaba escuché la voz del villano de mi historia que a su vez era el protagonista de la misma, sí, al parecer no hubo presupuesto para que fuesen personas diferentes, me rio de mis propios pensamientos.
—Conejita, aquí estás mi bella...— dice ese hombre guapo y perfecto ante mí, me detengo y lo detallo, veo su perfecto cuerpo tan bien tallado, pareciera de mármol, cada relieve en su cuerpo es hermoso, su camiseta se pega a su cuerpo dejándome ver sus brazos bien marcados y fuertes, su cabello hermoso, y su mirada profunda todo lo tiene hasta la sonrisa que me derrite también está incluida.
—Dime Aleck — le digo acercándome a él, detallando cada parte de su ser.
—Me encanta verte bailar, te ves tan feliz y eso me enloquece coneja danzarina.— rio por su apodo y me acerco a él. Bajo sensual hasta llegar a su bermuda y mientras lo miro la voy bajando, estamos en el medio del mar, nadie nos puede ver, el capitán, los meseros que son dos y los guardias jamás subirían sin ser llamados, a lo mejor por un satélite en algún lugar en la NASA se estarán riendo de mi acto o estarán tocándose con él, pero no me importa quiero esto y lo necesito ahora.
Aleck cambio cada aspecto de mí, cada fase hermosa y angelical lo consumió, haciendo que brotara de mí una mujer completamente diferente, atrevida, fuerte y valiente, esta loca que soy ahora es gracias a él y aunque quisiera me temo que no la podré volver a dormir.
Saco su gran y enorme miembro y levanto mi mirada hacia él dándole una sonrisa pícara y también como pidiéndole permiso, Aleck asiente y sonríe de lado mientras comienzo a masajear ese gran pedazo de Aleck en mis manos, lo muevo de arriba hacia abajo y aunque no lo he hecho antes, tampoco soy idiota haré lo que pueda y espero y le guste, me olvidó de él y me centro en demostrarme que si puedo, así soy para todo en la vida siempre diciéndome que yo si lograré cualquier cosa, lo meto en mi boca y me quedo un momento en el hongo que se hace en el comienzo de este, lo escucho gemir y gruñir.
—Carajo coneja que intentas... Matarme de placer— gruñe apretando mi cabeza y trata de hundirme, pero esta vez no será a su manera, él tiene control de mí, de mi dolor, es mi amo, hasta de mis sentimientos tiene control, pero aquí y ahora yo guiare.
Sigo un rato en ese lugar moviendo mi lengua en círculos mientras mis manos suben y bajan, hundo solo un poco y agarro a las esferas que cuelgan del nacimiento de su miembro, hundo más y está vez el movimiento que hacía con mis manos lo hace ni boca, busco algún olor que me desagrade, algún sabor que me haga meterme, pero no solo el aro a de su perfume al que amo tanto como a él me arropa el olfato, sigo hundiendo y he escuchado que entre más profundo más los calienta y les gusta así que busco mi límite bajo y subo, mientras sigo masajeando con mi mano.
Miro la cara de mi demonio y se ve feliz, sus ojos se cierran disfrutando y luego los abre y me mira, me regala la sonrisa, crea charcos y me concentro en lo que hago, al parecer voy bien.
Agilizó los embates contra mi boca follándola yo misma y hundo lo más que puedo su miembro hasta sentirlo en mi garganta en enorme y creo que estoy a punto de hacerme una endoscopia con él, sigo y lo escucho jadear.
—Mmm conejita, me estás matando mi bella...— dice mientras me rio aún llena de él, siempre vi esto como algo asqueroso, pero no lo es, me gusta y me siento poderosa al verlo tan sucumbido a sus sensaciones por mí.
Varias veces más subo y bajo rozándolo con mis labios y succionando cuando llego al hongo, me encanta, siento esa sustancia caliente que bota dentro de mí cuando lo hacemos, la esta derramando ahora mismo en mi boca, no sabe a nada, tiro mi cabeza hacia atrás tan descarada como puedo y trago hasta la última gota de él.
Aleck respira tan agitado como yo y de un solo golpe me sube sobre sus caderas haciendo que me enrolle en él y me bese como demente, nuestras lenguas pelean para ver quién tenía el control.
—Eres mi droga, coneja, eres mía y solo mía, Promételo — rugió y volvió a comer mi boca robándome el aliento con su arrebato.
—Prométemelo, dame tu maldita palabra que jamás te irás de mi lado, promete que por más odio que digas tenerme seguirás así conmigo — rugió jalando un poco mi cabello para hacer que yo lo viera.
—Te lo prometo Aleksander Antonov, por más que desee matarte, me quedaré a tu lado — dije cegada de deseo sabiendo que me estaba condenando a mí misma, podía ser cualquier cosa, pero mi palabra valía más que yo.
Enloqueció y rompió la parte baja de mi biquini para luego adentrarse en mí como tanto quería y esto era lo que odiaba, la capacidad de hacerme olvidar sus actos con sus acciones pasionales, este hombre me había consumido el carácter y me había hecho a su gusto, pero hoy me vale mierda, solo quiero que se hunda lo más profundo en mí y siga llenándome de él.
Me llevó hacia un costado del yate y me arranco el vestido y la parte de arriba del traje de baño, apretaba mis gemelas y me embistió hasta más no poder, sentía que moría de placer, quería que lo hiciera aún más feroz no sé hasta donde lo quería, pero quería más de él.
— Eres mi condena, mi castigo y mi recompensa— decía con cada embestida.
—Eres ese maldito límite que no me importa cruzar— seguía volviéndome loca con cada embate.
—Soy un demonio que dañó a un ángel y tú eres mi tártaro personal, pero no me arrepiento si seguirás siempre allí — dijo corriéndose dentro de mí haciendo que yo también estallase con él.
—Tú eres ese castigo que no merezco, pero que acepto gustosa— dije y me sonrió haciéndome sonreír también.
Aleck me cargó y me llevó al camarote, era precioso, todo muy lujo, la cama enorme, había una peinadora preciosa con todo tipo de cosas de aseo personal y tratamientos de la piel, incluyendo maquillaje, un armario con ropa totalmente nueva y bonita había un sofá muy lindo de cuero color negro al igual que otros muebles y las paredes eran grises todo era muy elegante.
Mi esposo me acostó en la cama y allí me aferré a él como si mi vida dependiera de eso, pasó su mano acariciando mi espalda desnuda mientras besaba mi cabeza, era tan irreal, no quería regresar porque sabía que todo volvería al punto de inicio.
—Me encantas mi conejita, que piensas ... Preguntó, pero era tanto mi cansancio que respondí sin pensar.—
—En como fui capaz de enamorarme de ti mi amor...— dije y escuché vagamente que me llamaba preguntándome que había dicho, pero el sueño y las ganas de huir de su pregunta me ganaron.