Invencible Amor

Las noticias volaban rápido y en menos de dos días toda la oficina sabía que Roxanne era la “novia oficial” del CEO, rápidamente el comportamiento de sus compañeros cambió de forma radical, ahora eran amables y respetuosos con ella, aunque le daban miradas juzgadoras de lejos y seguía siendo el centro de todos los rumores, su estatus dentro de la empresa había cambiado socialmente hablando por lo que las personas que solían ser agresivas con ella tomaron su distancia y agacharon la cabeza, aunque seguía siendo el foco de atención, ya no había viejos rabos verdes, ni arpías celosas detrás de su cabeza y eso le daba un inmenso alivio, ahora podía disfrutar de su trabajo y respirar con tranquilidad. Algo que le molestaba un poco era el trato tan especial que algunos le daban, eran lame botas que querían llegar un poco más alto en su carrera un par de ellos eran altos mandos que para quedar bien le otorgaban ciertos beneficios a Roxanne, mayormente no usaba ninguno de ello pero hoy hizo una excepción y pidió salir antes de trabajo por evento especial para ella, el cual fue concedido. 

 Ese día era el cumpleaños de su hija, Felicia, solo pudo saludarla por la mañana y darle un desayuno de cumpleaños muy especial, ya tenía todo los regalos escondidos en su auto y ahora iba de camino a retirar el pastel que había encargado hace días, quería que este día fuera muy feliz para que el próximo fin de semana sea inolvidable cuando los lleve a los dos al parque de diversiones para celebrar su cumpleaños, una compensación por no poder hacerle una fiesta de cumpleaños normal con amigos y familiares a sus hijos, desde el divorcio hace tres años, Roxanne dejó de confiar en la gente por completo cuando varias personas que ella consideraba amigos se acercaron solo para sacarle información y venderla a los medios, le dolió mucho y lo más importante es que perdió la capacidad de poder invitar gente a su hogar de nuevo. 

Al llegar a su casa, Roxanne fue recibida por sus hijos con mucho entusiasmo, le pidió a la niñera que los distrajera mientras ella preparaba un juego donde tenía que buscar los regalos para la casa, cuando estuvo todo listo, les dio el pase libre para buscar por todos lados, cómo una búsqueda del tesoro. Se entretuvieron tanto que el tiempo pasó sin que se dieran cuenta, encontraron todos los regalos y los abrieron con mucha alegría, mientras estaba rompiendo los envoltorios la ama de llaves, Gabrielle, se hizo presente. 

– Señora Roxanne, hay un auto en la puerta, el hombre adentro dice que trae un pedido especial para Felicia– 

– ¿Un pedido para Felicia?– dijo Roxanne confundida, sin darse cuenta que Felicia había escuchado también y de un salto se levantó del suelo. 

– ¡Es papá! – gritó la niña emocionada para después salir corriendo. 

A Roxanne se le explotó el corazón al escuchar eso y se puso pálida de golpe al pensar que Valentino estaba en su casa, miró a León asustada, quien todavía estaba sentado con los regalos en el suelo sin entender nada. No podía dejar que lo viera. 

– ¡Gabrielle quédate con León! – dijo mientras salía apurada detrás de Felicia. 

Felicia corrió con alegría hasta la entrada de la casa, estaba sumamente feliz con la idea que su padre estuviera allí, estaba muy ansiosa de verlo, su sonrisa se hizo más grande y corrió más rápido al ver aquel auto negro en la calle enfrente de su casa.

– ¡Papa! ¡Papa! – gritaba la niña mientras cruzaba el césped corriendo. 

– ¡Felicia! – llamaba su madre desde la puerta para luego correr detrás de ella. 

Con la emoción que rebalsaba su corazón, Felicia, tomó la manija de la puerta trasera del auto y la abrió con rapidez. La emoción de Felicia se desvaneció junto con su sonrisa al ver qué no había nadie en el auto más que el chófer, y un montón de cajas de regalo con su nombre, tenía la esperanza de que su padre viniera hoy.

–¡Felicia, hija! – gritó Roxanne mientras llegaba hasta Felicia.

Se paró detrás de Felicia y con la mirada busco a Valentino, se llenó de un gran alivio al ver qué no se encontraba en el lugar, tomó los hombros de su hija que aún estaba inmóvil en el lugar, y miro todos los regalos en el auto confundida. 

–¿Disculpe? – le habló al chófer que se había bajado y cambiado hasta ellas– ¿Quién envía esto?. 

– El señor Russo los envío, son para la señorita Felicia– Roxanne quedó boquiabierta al escucharlo. – Las ayudaré a trasladarlos hasta adentro. 

Roxanne aceptó la ayuda porque eran una gran cantidad de paquetes, todos amontonados en el asiento trasero de auto y se podía ver que había más en el baúl. 

–El más importante está adelante– dijo mientras abría la puerta la puerta del asiento del copiloto.

 El chófer se agachó un poco para recoger lo que había, cuando los tuvo entre sus brazos se incorporó y dio media vuelta para mostrar el pequeño regalo, un cachorro de la raza cocker color canela con un listón rosado en su cuello, de inmediato Felicia esbozo una enorme sonrisa, la felicidad volvía a ella y con gran entusiasmo corrió para recibir al perro entre sus manos. Roxanne no estaba tan contenta ya que no era fan de los animales pero le gustaba ver a Felicia feliz de nuevo.

 Junto al chófer bajaron todos los regalos y los dejaron todos en la entrada de la casa, mientras Felicia le escogía nombre a su nuevo amigo, una vez terminado el traslada, Roxanne se despidió del chófer, aunque está segura de que no vio a León, seguía estando alterada y con miedo. ¿Cómo Valentino descubrió su nueva dirección? ¿Acaso la espiaba o tenía un topo cerca suyo? Pero le llamó la atención era que le había enviado tantos regalos a Felicia, juguetes de todo tipo, ropa de una marca importante  y celular de última generación ¿acaso se comenzó a arrepentir de sus decisiones pasadas? Esas dudas que formaba en su cabeza no la dejaron disfrutar el resto del cumpleaños.