Una Madrastra Reencarnada

las semanas siguientes en el archiducado fueron un juego silencioso entre miradas, caricias y secretos.. durante el dia, robin y eleanor mantenian las formas.. la archiduquesa amable, el duque sereno, ambos dedicados a sus tareas, siempre correctos ante los demas.

pero cuando la noche caia, y los pasillos quedaban vacios, las distancias desaparecian.

a veces se encontraban en la biblioteca, otras en el balcon o en los jardines.

una mano rozando otra bastaba para encender el aire entre ellos. un roce, una risa en voz baja, un susurro apenas… eran pequeños momentos robados al deber.

pero una noche, eleanor comprendio que ya no le bastaba con eso. su corazon, que tantas veces habia callado, le pedia mas. sin pensarlo demasiado, salio de su habitacion, aun con el cabello suelto y el corazon latiendo con fuerza. los guardias dormian, el pasillo estaba en penumbra, y solo el sonido del viento acompañaba sus pasos hasta la puerta del archiduque.

robin se sobresalto al verla entrar.

Archiduque: eleanor? es tarde… algo sucede?

ella nego lentamente, avanzando hacia el.

su voz sonaba temblorosa, pero decidida.

Eleanor: no, nada malo… solo… esta noche no quiero que nada nos separe. esta noche lo quiero a usted.

robin se quedo quieto, sorprendido.

por un momento no supo que decir.

su mirada se suavizo al verla tan sincera, tan frágil y fuerte a la vez. asi que intento disimular la alegria que lo recorria, pero no pudo evitarlo.. una sonrisa leve, casi infantil, se dibujo en su rostro.

por primera vez en mucho tiempo se sintio realmente deseado, no como noble, ni como soldado, sino como hombre.

se acerco despacio, y cuando ella puso su mano sobre su pecho, el mundo parecio detenerse.

no hubo palabras.

solo el sonido de sus respiraciones, el temblor de las manos, la ternura en cada gesto.

esa noche no hubo prisa, ni miedo.

solo amor, puro y silencioso, nacido de todo lo que habian callado..

esa tarde el sol caia sobre los jardines del archiducado, y el aire olia a tierra recien regada. roland estaba sentado junto a eleanor, concentrado en un cuaderno donde escribia con su letra pequeña y ordenada..

Roland: madrastra.. pronto tendre una nueva maestra. me enseñara sobre hierbas y plantas curativas.

eleanor sonrio, apoyando una mano en su mejilla con interes genuino.

Eleanor: de verdad? eso suena fascinante, roland. quizas en eso yo tambien podria aprender algo.

el niño arqueo una ceja, divertido.

Roland: usted?

Eleanor: si.. soy un desastre con los numeros y con la costura ni hablar, pero con las plantas tal vez tenga suerte. ademas, si aprendo, podria prepararle te cuando se enferme.

roland no lo dijo, pero la idea parecia gustarle. la miro unos segundos, pensativo, y al final asintio.

Roland: creo que le iria bien. tiene buena energia para eso. las plantas responden a la gente amable.

eleanor abrio los ojos sorprendida.

Eleanor: vaya, eso es un cumplido de un experto.

el niño bajo la mirada, un poco avergonzado.

Roland: solo digo la verdad.

ella sonrio, sintiendo un pequeño calor en el pecho. roland, que al principio la trataba con distancia, con esa seriedad de adulto pequeño, ahora empezaba a acercarse a ella sin miedo.

pasaron el resto de la tarde hablando sobre hierbas, flores y pociones que quizas no funcionaban, riendo cuando eleanor confundia una planta con otra.

el niño, que pocas veces se relajaba, sonreia cada vez mas.

cuando robin paso por el jardin y los vio asi, se detuvo sin decir nada.

eleanor se reia, con la cara manchada de tierra, mientras roland intentaba explicarle la diferencia entre una hoja curativa y una venenosa.

el archiduque penso que pocas cosas en el mundo podrian darle mas paz que esa imagen su hijo riendo, y la mujer que habia devuelto la vida a su hogar sentada a su lado..

esa tarde, eleanor llego a la habitacion con una bandeja de porcelana entre las manos y una sonrisa disimulada. margaret la habia ayudado a preparar un te especial con hierbas que, segun decia, ayudaba a evitar embarazos no deseados.

cuando el archiduque la vio entrar, levanto una ceja con curiosidad.

Archiduque: veo que viene preparada para una conspiración..

Eleanor: algo asi.. le pedi a margaret que me preparara un te especial de hierbas.

robin la miro, sin entender del todo.

Archiduque: para que exactamente?

ella bajo la voz, pero con esa naturalidad suya que nunca media palabras.

Eleanor: para no quedar embarazada.

el archiduque se quedo quieto, sorprendido.

Archiduque: ya veo.. es su decision, y la respeto.

ella sonrio, sin notar el leve sonrojo que aparecia en el rostro de robin.

Eleanor: gracias. asi podriamos estar juntos todas las noches sin preocuparnos.

robin tosio, intentando mantener la compostura, pero su voz sono un poco mas grave de lo habitual..

Archiduque: todas… las noches?

Eleanor: claro.. asi no habria motivo de preocupacion.

Archiduque: entiendo.. es… una decision muy practica.

eleanor asintio, sin notar su incomodidad.

Archiduque: me alegra que este de acuerdo, su excelencia.

robin solo pudo reir en silencio, mientras la observaba beber el te con total calma.

siempre lograba desconcertarlo, hacerle perder el equilibrio, pero de un modo dulce, imposible de enfadarse.

esa noche, cuando ella se durmio sobre su pecho, el archiduque aun tenia una sonrisa leve, mezcla de orgullo, ternura y un poco de verguenza.

eleanor podia no notarlo, pero para el, sentirse deseado de esa forma era un regalo que nunca habia esperado.