Segunda Oportunidad De Amar

Y así pasaron días, solo nos alimentaban con pan y agua, estábamos completamente débiles, solo esperábamos lo peor.

De pronto entro un señor de edad, vestido de negro, con grandes cadenas de oro, lo acompañaba dos hombres más, estos traian armas, lo primero que se me vino a la mente, fue que nos iban a matar.Luego este señor se sentó y con una arma apunto a don Alfonso.

- Si tu deseo es matarme, está bien, pero deja libre a ella.

- No estás en posición de exigir nada, al contrario.

- Se que no estoy en posición, pero la venganza es con migo, no con ella, ella nada tiene que ver.

- Pues te equivocas, acá la bella dama, pues viene s ser tu nuera.

- Ella no es mi nuera, mi hijo está con otra.

- A poco ella no es la madre de tu nieto, mira Alfonso, yo lo sé todo.

-Que quieres dime, si es mi muerte, pues bien, mátame pero déjale libre.

- Mmm.... matarte, si, tal vez, lo que más quiero, es que me devuelvas lo mío.

- Yo no mate a Victoria, y mucho menos s tu hijo.

- Chale, de que hijo hablas,

- Del hijo que Victoria estaba esperando de ti.

- Mira no me vengas con cuentos baratos, a mi me dices dónde esta mi merca.

- ¿De que merca hablas?

- La droga que le quitaste al tranza de tu suegro.

- Yo nunca le quite nada, el me quito a mi.

- A ver, tu querido suegro me dijo que tú le quitaste la merca a cambio del dinero que pagaste por recuperar a tu mujer.

- Eso es mentira, el mató a su propia hija, el supo que estaba embarazada de ti, y quiso utilizar al bebé.

- me estás diciendo la neta.

- Tengo pruebas.

Después de una larga espera, el maliante acepto que don Alfonso le indicara las pruebas de la trampa de su suegro, nos trasladaron a la parte de arriba de la casa, nos llevaron al comedor y está vez nos permitieron alimentarnos adecuadamente, luego nos dieron un cuarto a cada uno para poder descansar, pero antes nos advirtio que no intentemos huir, por qué no dudarían en aniquilarnos.

Al quedarme sola en la habitación, aproveche para darme un baño, bastante lo necesitaba, por suerte me habían dejado algo de ropa, me tire sobre la cama y entre en un sueño profundo.

-Señorita, señorita, señorita.

-¿Quien es usted?

-Soy la criada.

-Perdón, me quedé dormida.

-Tranquila, le traje algo pa que coma.

-Gracias, disculpe, ¿El señor que estaba con migo?

- Pues el salió ayer con mi patrón.

-¿Ayer?

-Si señorita, usted lleva dos días dormida.

- ¿Me dormí tanto?

- Es normal, paso casi un mes encerrada en el sótano, solo a pan y agua, estaba muy débil.

- ¿ya a pasado un mes?

- Pues si, ahora es mejor coma, y que de quede tranquila en el cuarto, no se mete en líos.

- ¿por qué lo dice?

-Pues por qué el patrón dió la orden que si usted intentaba escapar, pues que le manden pa el otro mundo.

- Ya entiendo, gracias.

Termine de comer, y me senté cerca de ventana, y solo miraba los árboles que habían en el patio, me quedaba ahí, sin hacer nada, más que pensar en mis hijos, en como estarán, en cuanto los extrañaba, en como había cambiado mi vida, desde que mi esposo me fue infiel, como me enamore de Andrew. en fin.

Así pase dos días, sin hacer absolutamente nada, con tal de que no me lastimen, de pronto escuché la llegada de autos, me asuste mucho, luego de varios minutos entro el jefe.

-Muy bien güera, me han contado que te as portado muy bien, y sabes, yo no tengo nada contra ti.

- ¿Que va hacerme?

- Pues mira, tu suegro no mintió, es hombre de palabra, y pues me cayó muy bien.

- ¿entonces?

- yo también soy hombre de palabra, tu te vas.

- ¿y el?

-El se queda con Migo, así que, como eres muy obediente, te vas a tomar está pastilla.

-¿para que?

-comprenderás que no debes saber dónde estuviste.

- Está bien.

Tome la de famosa pastilla, y comencé a sentir una debilidad en todo el cuerpo, mi cabeza comenzó a marear, y mis ojos a cerrarse, perdí la conciencia.

Sentía mis párpados pesados, e intentaba poder abrir mis ojos, luego comencé a escuchar voces.

-Esta despertando.

-Llamen al médico.

No sabía dónde estaba, que había pasado, solo sentía un fuerte malestar en todo mi cuerpo, poco a poco comencé a tener control de mi y pude despertar por completo.

-Hija, al fin, Dios escucho mis oraciones.

-mamá,¿dónde estoy?

- Estás en el hospital.

-¿Que me pasó?

-Los secuestradores te dejaron tirada frente a la constructora, estabas muy mal, te trajeron inmediatamente al hospital.

- Cierto, la pastilla.

-¿que pastilla?

-No, nada mamá, y por cierto, ¿mis hijos, dónde están?

-Están el casa, ellos están muy bien, Andrew a pasado toda la noche cuidándote.

-¿El está aquí?

-Si hija, sabe que Toni es su hijo.

-¿Quien se lo dijo?

- No importa quien, lo que importa es que el estuvo todo este tiempo cuidado de su hijo y de Karol.

-¿De que hablas?

- El llegó al día siguiente de tu secuestro, y desde entonces a estando cuidando a los niños, y buscándote como un loco,

- Le mataba el remordimiento de conciencia.

- El te ama de verdad.

- El no me ama, el no sabe ni que es el amor.

- Hija escuchalo, dale una oportunidad de defenderse.

- El acaso escucho a su padre.

En ese momento el entro a la habitación.

- Ángela me alegra mucho de que hayas despertado.

- Quiero que te vayas.

- Hija no seas mal educada, me retiro para que puedan hablar. permiso.

- Ángela, se que te hice mucho daño, se que no merezco tu perdón, por un mal entendido me aleje de ti y de mi hijo.

- Ya es tarde, solo quiero que te vayas.

-Por favor, solo dame la oportunidad de decirte cómo pasaron las cosas.

- No, yo sé bien lo que pasó, y si preferiste creer el imbécil de Frank y no escucharme a mi, es mejor que te vayas.

- Ángela por favor, entiende me ganaron los celos, el estaba ahí.

- Salvando la vida de mi hija, no salvando un matrimonio, vete, no te quiero volver a ver, vete.

- ¿Acaso no me vas a perdonar nunca?

- ¿Acaso tú escuchaste a tu padre?¿acaso tú lo as perdonado?

-Eso no viene al caso.

- Entiende, quiero que te vayas.

-Pues no, no me voy a ir.

- Llamaré a seguridad para que te saquen.

Sin darme cuenta el me abrazo tan fuerte, y no me quería soltar, volví a sentir su aroma, su respiración que poco a poco fui cediendo, el me comenzó a besar, tan dulce y tiernamente, que por unos minutos olvide todo lo malo que había vivido.