Shophie simplemente desapareció. No hubo explicaciones y dejó a Aiden con el corazón en mil pedazos. El destino siempre tiene la última palabra y después de cinco años vuelven a verse. ¿Tendrá Sophie una buena explicación para su ausencia?
NovelToon tiene autorización de Beamav para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 16
Aitana se queda profundamente dormida apenas despegan. El abogado se concentra en trabajar desde su laptop y ella se limita a observar por la pequeña ventanilla el cielo azul. Su mirada se pierde en el horizonte...
No sabe a donde llegarán, hay tantas cosas que desconoce, esto la asusta. Se reprocha una y otra vez su actuar. No pensó en las consecuencias, ni en como afectarían estas a su pequeña hija.
¿Fue injusta? Por supuesto, nunca debió huir así. Aiden tenía derecho a saber que se convertiría en padre. Ella lo amaba tanto...
¿De verdad has dejado de amarlo? es una pregunta que ronda su mente constantemente.
En su corazón sabe que la respuesta es No. Después de tantos años su amor sigue intacto. Lamentablemente, ella se encargó de echar a perder todo. Hoy no hay nada que hacer.
Le duele ver el odio que se refleja en su mirada cada vez que la tiene enfrente, es claro que ese es el único sentimiento hacia ella que perdura y no lo culpa, es razonable.
El vuelo es largo, casi cinco horas. A medio trayecto, la asistente de vuelo les sirve el desayuno y Sophie despierta a Aitana. Apenas termina sus alimentos y la niña vuelve a dormir.
Ella, sin embargo, siente como su ansiedad se acrecenta a cada minuto. Teme que apenas pise Londres, Aiden interponga una demanda para pelear la custodia de su hija.
El clima cambia considerablemente, el cielo que en España era azul y despejado, se transforma en gris y repleto de nubes. Vuelan sobre el Reino Unido y pronto llegarán a su destino.
Aitana despierta y observa atenta por la ventanilla.
- ¿Cuándo llegaremos, mami?
- Muy pronto, mi niña.
Aterrizan, afuera cae una ligera llovizna. Soohie cubre a Aitana y ella hace lo mismo.
Al bajar del Jet, ahí está él, esperando. No puede dejar de notar lo atractivo que se ve, viste una camisa negra, un pantalón gris y un abrigo del mismo color. Su cabello bien peinado, perfectamente afeitado como siempre. Imagina que huele delicioso, siempre es así.
La pequeña no duda en correr a los brazos de su padre.
- ¡Papi!
- Hola, mi niña hermosa- la recibe y besa sus mejillas- Bienvenida a casa.
- Hola, Aiden.
- Hola, Sophie. Vamos, las llevaré a su apartamento.
Suben a su auto, no es un deportivo como los que le gustan a él y ha instalado una silla adecuada para Aitana en la parte trasera.
- En mi deportivo era imposible instalar una silla para niños- menciona como si adivinara sus pensamientos.
- Claro, te agradezco que antepongas su seguridad.
- Eso siempre, no te quede la menor duda.
Sophie reconoce el camino, no puede creer que la esté llevando al mismo lugar en donde vivieron años atrás.
- Papi, ¿aquí siempre llueve?
- Hay temporadas en las que sí llueve mucho. ¿Te disgusta, pequeña?
- No, es lindo.
- Mañana te llevaré de compras, vas a necesitar ropa adecuada.
- ¿Mami puede ir con nosotros?
- Si así lo quieres, sí.
- ¿Cuándo voy a conocer a mis abuelitos, tíos y primos?
- Pronto, mi niña. Te lo prometo.
Estaciona el auto y le pide al portero que lo ayude con el resto del equipaje. Caminan juntos hasta el ascensor, Aitana no para de hablar, está muy emocionada y todo es nuevo aquí.
Antes de entrar en ese apartamento, Sophie toma una gran bocanada de aire, su corazón late acelerado y los recuerdos que tiene de ese lugar la invaden.
En cuanto Aiden abre la puerta, la niña corre hacia dentro buscando su habitación.
- ¡Aitana, detente!- grita Sophie- No debes correr así.
- Déjala, es una niña y está emocionada- justifica Aiden.
- ¡Mamá! Ven a ver mi habitación.
Atendiendo el llamado de su hija, camina por el apartamento hasta llegar a la habitación. No hay demasiados cambios, cosas mínimas.
Se sorprende al ver la que será la habitación de su hija desde hoy. Decorada en una hermosa variedad de tonos rosas, es lo que cualquier niña sueña. Hay juguetes y muchos libros infantiles en un estante.
- ¿Te gusta, pequeña?
- Muchísimo, papi. Ahora vamos a ver la habitación de mami.
Sale corriendo y abre la puerta al otro extremo del pasillo. Ambos la siguen en silencio. Sophie no quiere mirar adentro, teme ver todo tal y como lo dejo cuando se fue.
Exhala al ver que hay cambios, sutiles, pero los hay.
- Espero que estén cómodas. Mandé comprar algunos víveres, cuando estén instaladas las llevaré de compras.
- ¿Vas a dormir aquí con mami?
- No, cariño- responde Sophie al instante- Papá no vive aquí, recuerda que él tiene su apartamento.
- Mmm, a mí me gustaría que viviéramos juntos.
- Nena, mamá y yo no estamos juntos- explica Aiden mientras baja hasta la altura de la pequeña- Ambos te amamos, lo sabes ¿verdad?
- Sí, papá. Pero no entiendo por qué mami y yo vivíamos tan lejos.
- Nosotros tuvimos problemas, cosas de adultos.
- ¿Pero tú querías a mamá?
- Sí, mi niña. El amor cambia. Lo entenderás cuando seas mayor.
- Los adultos siempre dicen eso cuando no saben qué decir.
- Hija, deberías ir a tu habitación y ayudarme a desempacar.
- Está bien, mami.
La niña obedece a su madre y los deja solos en la sala de estar.
- Lo lamento, a veces puede ser demasiado insistente.
- Es normal, será difícil explicarle la situación.
- Supongo que tienes cosas que hacer, gracias por recogernos en el aeropuerto.
- De hecho preferiría pasar el resto del día aquí con Aitana si no te molesta.
- Para nada, yo iré a desempacar y tú puedes estar con ella. Prometo no interrumpirlos.
- Gracias.
Sophie se dirige a su habitación y Aiden a la de su hija. Apenas entra, cierra la puerta y se deja caer en la cama. Cubre sus ojos con ambas manos, es demasiado para un día.
Estar en este lugar, las preguntas de su hija, verlo a él en su papel de padre...
¿Cómo pudo tomar tan malas decisiones? ¿Ahora que sigue? Él tiene una relación, ella deberá verlo constantemente con esa mujer y su hija tendrá que convivir con ella a la larga.
¿Siente celos? Totalmente y se arrepiente profundamente. Las lágrimas amenazan con salir, se frota los ojos y se incorpora. No es momento para llorar.
Levanta la valija y la coloca sobre la cama, comienza a desempacar y acomoda sus pertenencias en el armario.
La voz de su hija de escucha a través de la puerta, habla y ríe sin parar. De pronto se hace el silencio y escucha que ambos caminan por el pasillo. Llaman a su puerta.
- Adelante.
- Mami, papá nos llevará a comer.
- Yo puedo ordenar algo, vayan ustedes.
- Mami, quiero que vengas con nosotros.
- Cariño...
- Yo no tengo problema si vienes con nosotros- interrumpe él.
- Ok, trae tu abrigo Aitana.
Los tres se abrigan y en algunos minutos se encuentran ingresando a un restaurante. No es el tipo de lugar que Aiden suele visitar, es un establecimiento de comida rápida y por supuesto, hay juegos infantiles.
Resulta evidente que él se esfuerza por hacer feliz a su hija y ella lo agradece. Ordenan la comida y es Aitana quien elige la mesa, una que está justo junto al área de juegos.
Por primera vez desde que volvieron a verse Aiden ríe a carcajadas con las ocurrencias de la pequeña, pero en cuento su mirada se encuentra con la de ella regresa su seriedad habitual.
Una vez que han terminado sus alimentos, la niña les pide autorización para ir a los juegos, ambos asienten y la observan irse.
El silencio es absoluto, los dos miran a lados opuestos. Es ella quien decide hablar.
- Estoy consciente de lo mal que actué al irme como lo hice y esconderte la existencia de Aitana. Comprendo el odio y el rencor que sientes hacia mí, pero te suplico que no me quites a mi hija.
- No pienso hacerlo y quiero que quede claro que no lo hago por ti. Lo hago por ella, tú no mereces mi consideración, más nunca haría nada que dañara a mi hija, a diferencia de ti, yo analizo las consecuencias de mis acciones, mientras para ti fue muy fácil mantenerla lejos de mí. Siempre que ella esté presente haré mi mayor esfuerzo por llevar una relación cordial contigo, pero eso no quiere decir que te haya perdonado por lo que hiciste.
- Entiendo perfectamente y no fue una decisión fácil. Ha sido lo más difícil que hice en mi vida y me arrepiento.
- Guarda ese arrepentimiento para ti, porque a mí no me sirve de nada y tampoco me interesa saber como te sientes al respecto.
Aitana regresa y ellos fingen estar bien. Permiten que la niña juegue un poco más antes de volver al apartamento. Una vez ahí, Aiden se asegura de que tengan lo necesario, se despide de su hija y se marcha.