ESCLAVOS DEL DESEO.

Jehan.

— Cielo, he venido a relajarte. ¿Tienes tiempo? — Escucho la voz de Anaís.— He escuchado el escándalo de tu esposita.

— Si lo necesito — digo sonriendo y retirándome un poco de mi escritorio. Anaís pasa y se sienta sobre el escritorio frente a mí, abre sus piernas y las pone sobre mi asiento. Puedo ver que no trae bragas.

— Estoy aquí para relajarte — dice ella con un tono de voz sensual.

— Si es así, entonces en el piso ahora — le ordenó. Llevo días sin follar con nadie. Rubí ya no me provoca desde que nos salió con lo del embarazo. No he follado con ella aunque ella me espere desnuda todas las noches. No me provoca, y no soy tan malo; lleva a mi hijo dentro. Así que he escuchado que es malo hacerlo en el embarazo.

—¿Tu esposa no te puede dar lo que yo si? — dice sonriendo con coquetería.

— Jamás podría — digo siguiendole el juego, mientras ella me desabrocha el botón de mi pantalón y deja a la luz a mi miembro erecto.

Ella empieza a llevárselo a la boca y aunque no se lleva todo, la tomo por su cabello negro y hago que lo introduzca entero en sí boca. Ella gime del dolor, pues no es de costumbre que se lo coma entero, no puede.

— Cariño he oído los gritos de esa mujer....— Natalia no termina de hablar, puesto que mira a Anaís con mi miembro en su boca y Rubí vuelve a entrar empujándola.

— Jehan. ¿Que está pasando aquí? — dice Rubí molesta, y yo me molesto mas. Le dije que se fuera que no viniera más, y también me esta dañando mi momento.

— Eso mismo me preguntó yo — dice Natalia moleta.

— Tu te callas, aquí la que merece explicaciónes soy yo porque soy su esposa — dice Rubí molesta acercándose a Natalia.

Anaís se levanta relamiendo sus labios feliz; a ella no le importa compartir tampoco es de hacer shows como los de Rubí. Solo le importa que vuelva a ella como siempre.

— Yo me retiro, tengo trabajando que hacer. Me llamas cielo — dice Anaís guiñando un ojo.

— Si, tú te vas, pero a la calle zorra. Estás despedida — le dice Rubí sonriendo.

— Tu no tienes el derecho de despedir a nadie — le digo molesto.— Anaís, ve a tu trabajo, y tú también Natalia — añado, ellas salen normal y Rubí se queda molesta.

— Pero que te esta pasando. Primero me dejas en ridículo con la estúpida de mi hermana — dice y las imágenes de ella en la piscina de su tia vienen a mi cabeza — Después me dejas como ridícula delante de tu secretaria y ahora delante de unas de tus amantes. Esto es el colmo. Me voy a hablar con tu madre.

— Tu no vas a hablar con nadie. Me querías como esposo, querías ser la señora Volkov. Ya lo tienes, ahora te aguantas — le digo tomándola por el brazo.

— A mi no me quieres ni tocar, y a esas la metes hasga tu oficina — dice molesta, mientras la saco de la oficina a la fuerza.

— Iván, Lleva a Rubí al departamento y encárgate de que no vuelva a la empresa sin mi autorización — le digo molesto, tomado a Rubí y dejandola en el asiento del auto. Solo la escucho gritar unos segundos hasta que ya no veo rastro del auto.

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Mía.

Mario se fue después de un rato y volví a mi habitación a seguir con mos clases, Marisol va junto conmigo.

— ¿Te pidió ser tu novia ? — dice Marisol sonriendo feliz.

— Si — le respondo.

— Y le dijiste que si, obvio — dije ella aún con la sonrisa en sus labios.

— No. Le dije que no, no estoy preparada para ser su novia — le digo volteando a verla.

—¿Que? — dice ella sorprendida — ¿Como que no está preparada.?

— Si Mari, no quiero enamorarme y ilusionarme con Mario y que me rompa el corazón como mi padre hizo con mi madre — digo sería.

— Mía, pero solo iban a salir y ser novios, no se iban a casar — dice ella mirándome.

— Lo sé, Marí, pero eso no es impedimento que me pueda engañar como le hizo tu hermano a su novia, la engañó conmigo y yo no quiero que me haga lo mismo — digo sin expresión alguna.

— Tienes que darte la oportunidad para que experimentes cosas nuevas, que se que te van a gustar. Mario es un chico lindo — dice ella con coquetería.

— Lo sé, Marí, pero es lo único que puede llagar a ser solo un entrenamiento sexual, y solo eso — digo seria.

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Cinco meses después...

Jehan.

Llevo más de 4 años buscando a ese desgraciado y no tenemos rastro de el. No puede ser posible que la tierra se lo haya tragado.Hoy estoy más furioso y ansioso que nunca, ya que mis hombres me informaron que tienen información de su paradero y por fin podré cobrámelas por mi padre.

Por otro lado, la panza de Rubí, ha ya creído un poco y ella ya no se me acerca ni viene a la empresa, y eso es un alivio. Puedo estar tranquilo que no llegara en cualquier momento. Pero lo raro es que no me deja tocarle la panza, aunque no le digo nada para que no haga sus berrinches que tanto mes molesta.

Ella se fue de viaje hace unos días con su madre. Estamos en navidad y quiso ir a Nueva York por unos días antes que sea Nochebuena.

Rin...Rin.

Suena mi celular y son unos mensajes de mi madre.

<< Hijo, Lucía la madre de Rubí me acaba de informar que acaban de tener un accidente y que están en el hospital de Nueva York, me dice que tú no le contestas las llamadas >>

Julieta. V.

📞 —¿Rubí estás bien? ¿Le pasó algo a nuestro hijo? — le digo cuando me contesta el celular.

📞— Jehan, soy Lucía. Rubí está fuera de peligro, pero el bebé ha fallecido —escucho del otro lado del aparato. Aunque no quería hijos aún, ni con Rubí, era mi hijo de todas formas.

Cuelgo la llamada y le digo a mi secretaria que mande a preparar mi jet privado para viajar enseguida a Nueva York.

- Jhoenny.