Desafiando Al Destino

Observo mi reflejo en el espejo, no soy yo. Solo la sombra de quien fui, han pasado meses la verdad es que he perdido la cuenta y esperanza de volver a saber algo de Oliver.

Ya no me quedo leyendo sus mensajes hasta quedar rendido, ni lloro cuando recuerdo los momentos que vivimos.

Ya no despierto todas las noches agitado recordando la única noche que compartimos, en todas mis pesadillas vuelvo a la misma escena de él despidiéndose en la puerta.

Físicamente, los médicos dicen que estoy bien, pero me han recetado antidepresivos. No estoy bien lo sé.

Siento que toda mi vida se está yendo en picada, en la universidad apenas si sobrevivo y mis notas son paupérrimas.

No volví a saber nada de Charlie ni Carla, por más que quise acercarme otra vez no pude gracias a los guardaespaldas que ahora los acompañan.

Todo este hermetismo sobre qué sucedió con Oliver es más que sospechoso, pero no tengo los recursos suficientes para hacer algo eso me frustra demasiado.

He intentado hacer una investigación por mi parte, pero todas las puertas se me cierran.

Me han llamado dos veces con el director de carrera, la última vez fue más una amenaza que una advertencia, enfócate en terminar la carrera y seguir tu vida has hecho bastante para estar aquí no lo arruines ahora, no busques respuestas a preguntas que nadie te está haciendo. Fue todo lo que dijo.

Una tarde al volver a casa divisé a un joven caminando apurado, la escena se me hizo tan conocida... Esa espalda, ese cabello, esa complexión, antes de terminar de pensar salí corriendo detrás de él y lo sujete por la espalda, lo abrace y por un segundo mi corazón volvió a latir agitado.

Pero todo se derrumbó cuando el chico comenzó a gritar y la gente comenzó a murmurar, un par de brazos fornidos me separan del chico y me lanzan un golpe que me deja tendido en el suelo, al alzar la vista veo como el chico es consolado por su pareja y mi corazón se rompe otra vez, no es Oliver.

Camino hacia casa hecho un desastre y lo único en que pienso es que quiero olvidar todo, ya no me queda ni orgullo. Termino bebiendo todas las botellas de licor que encuentro en la casa, antiguos regalos que ha recibido mi Tía, alcoholizado, sin esperanzas y con el corazón desgarrado por un instante la única solución que encuentro para no sufrir más es no volver a abrir mis ojos.

No me arrepiento de nada... Eres la coincidencia más bonita que me regaló la vida... Sonrio al recordar sus besos, su voz y ahora entiendo que sentía mamá cuando decidió tomar la misma decisión. Abro mis ojos y la veo como la sangre sigue fluyendo de los profundos cortes en mis muñecas, el agua tibia de la tina me adormece.

Tengo sueño, tanto sueño...

¡Muchacho estúpido! ¿QUÉ HAS HE?, escucho como alguien grita, pero se oye demasiado lejos.

Abro mis ojos, pero la luz me obliga a volver a cerrarlos. No sé dónde estoy, pero sé que mi plan no funcionó eso es lo único que explica el suave pitido de las máquinas a mi alrededor.

Estoy en un hospital, ¿cuánto tiempo habrá pasado? Intento mover mis brazos, pero pesan demasiado, es como si fueran de cemento.

No tengo ganas de batallar con nada y si darme cuenta vuelvo a dormir. No sé cuántas horas habré dormido, pero ya esta oscureciendo, al parecer he recibido visitas porque ahora veo un jarrón con algunas flores que llenan la habitación con su olor.

Se abre la puerta y veo entrar a mi Tía, su estado no es bueno parece que ha envejecido cien años. Las ojeras que marcan las noches que no ha dormido, el rictus amargo de su boca y la expresión de piedra de su rostro.

Cuando me ve despierto noto como se iluminan sus pupilas y corre hacia la cama y cae a los pies de esta, la siento llorar aferrándose a la manta.

Por un largo tiempo pensé que no volvería a ver tus ojos despiertos otra vez... Jamás pensé en que podría perderte de la misma manera que a ella. Soltó entre sollozos.

No puedo evitar abrir mis ojos en señal de asombro, es primera vez que la veo llorar. Se ve tan frágil, que intento acercar mis manos hacia ella y me detiene.

No, tranquilo estoy bien es solo la impresión de verte despierto. Has estado en coma por tres meses. Los médicos dicen que no hay nada malo con tu cuerpo, a pesar de que dejaste de respirar por casi tres minutos, no había daño cerebral. Me dijeron que simplemente no querías despertar... Me dice conteniendo las lágrimas al final.

Lo siento, murmuro, no sé en qué estás pensando solo estaba muy ebrio y afligido. Creo que colapse por la universidad.

Tenemos muchas cosas de las que hablar, pero este no es el momento. Por ahora solo enfócate en recuperate para volver a casa. Creo que es tiempo de que ambos seamos honestos. Me dice mirándome fijamente a los ojos y no logro descifrar qué intenta decirme con esa mirada.