En un mundo donde las diferencias culturales pueden ser un obstáculo, dos personas se encuentran Pero su amor está condenado desde el principio. ¿Podrán superar los desafíos y encontrar un futuro juntos?
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Capítulo 16 La Reflexión
Frederik me escribió un mensaje de texto:
—Gracias por todo.
Un par de palabras frías, pero cargadas de algo más, algo que no supe cómo interpretar en ese momento. Dudé si responder, mi corazón se debatía entre el deseo de hablar y la necesidad de dar espacio a lo que había sucedido. Finalmente, después de unas horas, decidí escribirle solo un "hola".
La espera me hizo pensar que quizás las palabras sobraban, que lo que había entre nosotros no requería más explicaciones. Pero no volví a recibir respuesta. Al poco tiempo, revisé mis redes sociales y vi que me había bloqueado en todos lados. ya no podía escribirle más. Fue como un cierre definitivo, una puerta que se cerraba sin que nadie pudiera abrirla.
Un par de días después, Margot me habló, disculpándose por lo sucedido.
—Lo siento mucho, Helena. Sé que mi hermano no es el tipo de persona que busca algo serio.
—No te preocupes, Margot. Sé que no tienes culpa.
—¿Te ha hecho sentir mal?
—Sí, un poco. Pero sé que al principio lo que buscaba era solo una aventura. Yo misma lo permití. Y le dije que no buscaba amor
—¿Os acostasteis más de una vez?
—Sí, varias veces. Pero al final me di cuenta de que esas relaciones no me hacían sentir bien.
Recuerdo que en Suecia, antes de venir a Catar, había tenido amores de una sola noche y siempre terminaba sintiéndome vacía. Al principio, creí que podía encontrar algo más, pero entendí que esas relaciones solo me dejaban con una sensación de soledad aún mayor.
El mismo patrón se repitió con Frederik, y ahora entendía que estas relaciones, por más emocionantes que parecieran al principio, no eran lo que realmente quería.
Tal vez lo había hecho por soledad, o tal vez porque, en el fondo, tenía la esperanza de que alguna de esas relaciones pasajeras se convirtiera en algo más serio. Pero ya no podía engañarme a mí misma.
Margot, por otro lado, seguía con su vida de sexo casual. No le importaba con quién, ni qué pasaba después. No había ataduras, no había compromisos.
—Es lo mejor, Helena. Así evitas problemas emocionales.
Yo la escuchaba sin juzgarla, pues cada quien tomaba sus propias decisiones, aunque sabía que ese tipo de relaciones no eran para mí.
Amina, en cambio, tenía una visión completamente diferente.
—El matrimonio y el compromiso son fundamentales, Helena. No se pueden ignorar.
Se molestaba cuando Margot hablaba de sexo casual como si fuera algo tan sencillo.
—Debes buscar una relación seria, Helena. Algo que dure, algo con significado.
Las dos tenían opiniones opuestas, y a veces sentía que me encontraba atrapada entre sus dos mundos. Pero ambas eran mis amigas, y aunque a veces no estuviera de acuerdo con sus formas de pensar, las respetaba a ambas.
Una tarde, mientras pensaba en todo esto, decidí hacer una videollamada con mis padres.
—¡Hola, mamá, papá! —dije sonriendo mientras veía sus rostros en la pantalla.
—¡Hola, Hija! —respondieron
—¿Cómo están? Como Está Shary? — pregunté, sonriendo al ver su carita en la pantalla.
—Shary está más que bien, Helena quiero que la veas —dijo mi madre, mientras la cámara se movía para mostrar a mi perrita en su cama, feliz, moviendo la cola.
—¿Te ha dado alguna travesura hoy?
—pregunté, sonriendo al ver su carita.
—No, está tranquila, como siempre —dijo mi padre, quien se acercó a la cámara para verme.
—Te extrañamos mucho, hija. ¿Cómo te va en Catar? — preguntó mi padre.
Suspiré.
—Va bien, papá, pero también tengo mis días difíciles. Ya sabes, son momentos de aprendizaje. Aquí las cosas son diferentes pero también tengo mis días difíciles. Ya sabes, aquí las cosas son diferentes, las culturas son muy distintas... a veces me siento un poco perdida.
Mi madre me miró con ternura. —Eso es normal, mi amor. Pero recuerda que te apoyamos en todo lo que decidas. Lo importante es que estés bien contigo misma.
Asentí, sintiéndome reconfortada por sus palabras. —Gracias, mamá. Los extraño tanto, y a Shary también. Me hace falta todo eso, la familia, el hogar.
—Nosotros también te extrañamos, hija. Pero sé que estás haciendo algo increíble allá. —Siempre estarémos aquí para ti. Mi padre sonrió, y pude ver cómo Shary saltó al ver la cámara. —Aquí está Shary... te manda un beso, aunque no pueda hablar.
Reí. —Te extraño mucho, Shary. Un beso grande para ti también.
—Te Amamos Hija seguiremos en contacto, dijo mi madre
—Tambien los amo mucho.
La llamada me dejó una sensación de paz, como si todo estuviera en su lugar, aunque no pudiera ver todo con claridad en este momento. Lo importante es que ya no me sentía tan sola.
Después De Reflexionar. Lo que había pasado con Frederik no era solo un cierre, era una lección. Me estaba enseñando que no podía llenar mi soledad con amores que no tenían raíces, con momentos que parecían intensos pero se desvanecían como humo. Sabía que mi corazón anhelaba algo más profundo, algo que realmente me llenara, pero... ¿estaba lista para abrirme a ello?
Después de la llamada con mis padres, una mezcla de emociones me invadió. La calidez de su amor y el brillo en los ojos de Shary me hicieron sentir que una parte de mí siempre estaría allá, en Suecia, donde todo parecía más sencillo. Pero mi vida aquí en Catar era diferente, desafiante, y tal vez por eso me atraía tanto. Necesitaba encontrar el equilibrio entre el hogar que dejé atrás y el camino que ahora estaba construyendo.