Queda huérfana y tiene que cuidar de sus hermanos, así que con sólo 15 años se casa con un hombre ciego y malhumorado.
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Capitulo 14.
Camila sale a tomar un poco de aire, piensa en las cosas que dijo Luis. se pregunta por qué Bruce se ha casado y divorciado tantas veces.
— ¿Será verdad que es malo con sus esposas?
Ella tiene muchas dudas, siempre ha sido cariñosa con el, pero el se empeña en alejarla. Su cabeza es un lío. No quiere creer en las palabras de su cuñado. Pero tampoco está segura de creer ciegamente en su esposo.
— Hace un poco de frío aquí. — Bruce habla a sus espaldas.
— ¿Cómo supiste que estoy aquí? — Pregunta Camila.
— Tú perfume es muy escandaloso. — Se justifica Bruce.
— ¿Perfume? — Camila huele su ropa. — Pero no tengo perfume. — Una ráfaga de viento pasa y Camila siente frío, olvida su pregunta y abraza a Bruce para entrar en calor.
— ¿Pasa algo? — Pregunta el.
— Tengo frío y necesito abrazar a alguien. Ya que estas aquí te quiero aprovechar.
— Saliste muy aprovechada esposa mía. — Comenta el con una sonrisa de lado.
— Sólo un poquito. — Dice ella sonriendo. El la rodea con sus brazos y también sonríe. Cecilia y Luis los observan desde una ventana.
— Lo ves. Te dije que ella lo quiere. — Cecilia se siente orgullosa de su buena intuición.
— No entiendo por qué. El la abandonó varios meses. El corazón de las mujeres es un caos.
— El corazón de los hombres no está más ordenado. También son complicados. — Asegura Cecilia.
— No es verdad.
— Claro qué si. Tú por ejemplo...
— ¿Yo? — Pregunta Luis con nerviosismo. Piensa que su madre sabe algo que no debe.
— Tu nunca has amado a ninguna mujer. Eso no es normal. Tienes 28 años. — Luis se calma, saber que su madre no sospecha de sus sentimientos es un alivio para el.
— No ha nacido la mujer que pueda enamorarme.— Asegura orgulloso y con prepotencia.
— Yo creo que ya nació y tú no la has conocido. — Luis se queda observando a Camila.
— O tal vez ya la conozco. — Murmura el mirándola fijamente.
....
Unos minutos después Bruce y Camila entran a la casa. Desayunan junto a los otros integrantes de su familia y Franco no deja de ver a su cuñado. Bruce lo nota así que para no molestar al pequeño se porta muy atento con Camila.
Todos se sorprenden con su amabilidad. Camila no tanto ya que el se lo había prometido. Y ella confío en su palabra. Después del desayuno el la lleva a su trabajo y se va al suyo. Ya no hace berrinche por verla trabajar.
.....
Los días pasan y Camila se siente muy feliz, de nuevo está viviendo de maravilla, Bruce la abraza todas las noches y se porta bien. Franco lo ha tenido muy vigilado. Tal vez sea por eso. O tal vez a el le nace ser así con ella.
Luis no está nada contento con la actitud de su hermano. Cada día que pasa ve a Camila más contenta con el, teme que se enamore de verdad, sus otras cuñadas fueron fáciles por qué no amaban a Bruce. Y teme que Camila sea la excepción.
— Tengo que hacer algo. — Piensa el. Cuándo nadie lo ve entra a la habitación de su hermano y cambia sus pastillas por unas que no sirven. Así el de nuevo se volverá agresivo.
Bruce está en el jardín con Camila. Ella le está dando un beso muy apasionado, Bruce la quiere frenar, pero ella no lo deja. Quiere seguir probando esos labios que tanto le gustan.
— Debemos parar. — Pide el.
— Lo siento. — Dice Camila y le da un beso en la mejilla. — Te quiero mucho.
— Yo también te quiero. — Camila se siente en las nubes al oír la palabra "te quiero".
— ¿Enserio me quieres? — Ella no oculta su felicidad. Bruce quiere retractarse, pero al verla tan contenta no puede.
— Pero no te quiero tanto. — Intenta minimizar sus palabras anteriores.
— No importa. Mientras me quieras un poquito yo seré feliz. — Camila vuelve a besar los labios de el, pero está vez con suavidad. — ¿Y si nos enamoramos y pasamos el resto de nuestras vidas juntos? — Pregunta ella aún con esa sonrisa sincera. Bruce siente que es injusto hacerle eso.
— No creo que quieras pasar toda tu vida conmigo. — El deja de ver los ojos de ella. No quiere que note su tristeza.
— ¿Por qué no?
— No me preguntes.
— Bruce yo te quiero. Y seríamos una linda pareja. Tú de veintiseis y yo de dieciséis.
— ¿De dónde sacaste eso?
— De alguna canción. — Comenta tranquilamente.
— Te llevó muchos años.
— Tonterías. Eres perfecto.
— No digas eso. — Bruce deja de abrazarla. — Estoy muy lejos de la perfección.
— Eso es todavía mejor. Así no me esforzaré tanto por alcanzarte. Seré una mujer imperfecta para un hombre imperfecto. — Ella se mete en sus brazos nuevamente.
— ¿Siempre sabes que decir?
— Creo que si.
....
Cecilia ve a su hijo desde la puerta transparente que da al jardín. Lleva días tranquilo y sonriente. O las pastillas están funcionando, o el cariño sincero le está haciendo bien. No importa cuál sea la razón. Lo único que quiere es verlo feliz siempre.
— Creó por fin elegí a la indicada. — Murmura con una sonrisa.
— ¿Cuándo perderás la costumbre de espiar a nuestro hijo? — Le habla su esposo mientras la abraza.
— No estoy espiando. — Se defiende Cecilia.
— Promete que si no funciona, no volverás a conseguirle una esposa. — Pide el.
— Ésto va funcionar. Confía en mí.
— Dijiste lo mismo de su cuarta esposa. Y viste cómo terminó.
— No me recuerdes mi fracasó. — Cecilia se siente molesta consigo misma.
— Quiero lo mejor para nuestro hijo.
— También quiero lo mejor.
— Deberíamos dejar que haga su vida. Tal vez esté mejor solo.
— En ocasiones pienso lo mismo. Pero recuerda que no llega a dormir cuándo no tiene una mujer.
— Es hombre. Tiene necesidades.
— Para tener necesidades se ha frenado mucho últimamente.
— ¿De que hablas?
— No la ha tocado.
— ¿A Camila?
— Así es.
— ¿Cómo lo sabes?
— Las mujeres sabemos de esas cosas.
— Tal vez no lo hace por qué sabe su edad.
— ¿Cuántos años tenías y cuántos tenía yo cuándo lo hicimos por primera vez?
— Nosostros nos amamos. Bruce y Camila están casados por obligación.
— Mira esos besos que se dan. ¿Te parece que son obligados?
— No.
— Entonces no me lleves la contraria. Yo sé que el se está enamorando. Y Camila está en la misma situación.