Julia siempre ha sido una mujer de carácter fuerte, marcada por un pasado trágico que la dejó sin fe en el amor. Como hija de un CEO millonario, su vida está rodeada de lujos, pero también de heridas: su madre, destrozada por las infidelidades de su padre, terminó quitándose la vida. Ahora, su padre insiste en que Julia se case, organizando citas con hombres que él considera "adecuados". Pero Julia tiene un plan: sabotearlas todas.
Todo cambia una noche, cuando Julia, cansada de las manipulaciones de su padre, llega a una cita y, por error, se sienta en la mesa equivocada. Sin saberlo, su mordaz actitud y su lengua afilada despiertan el interés de un hombre que no es su cita: un peligroso mafioso acostumbrado a obtener lo que quiere. Fascinado por su audacia, él queda obsesionado con conquistarla, sin importar el costo.
Lo que comienza como un juego de poder y seducción pronto se convierte en una atracción incontrolable que arrastra
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capitulo 21
En la mansión Patricia se paseaba por el salón con una mirada calculadora. La imagen de Julia siendo escoltada fuera de la cena por aquel hombre no salía de su mente. Ese individuo, desconocido para ella hasta ahora, representaba un obstáculo que no podía ignorar.
Sentada frente a su hija Camila, Patricia tomaba un sorbo de su vino, sus pensamientos dando vueltas sobre cómo recuperar el control de la situación.
—Ese hombre… —dijo finalmente, rompiendo el silencio—. Necesitamos saber quién es.
Camila levantó la vista de su teléfono móvil, intrigada.
—¿El que se llevó a Julia de la cena?
—Exactamente —respondió Patricia, dejando la copa sobre la mesa de vidrio con un leve golpe—. No apareció por casualidad. Estoy segura de que tiene un papel más grande en todo esto, y quiero saber qué quiere de Julia.
Camila sonrió con malicia, entendiendo las intenciones de su madre.
—Conozco a alguien que puede ayudarnos. Es discreto y muy eficiente para este tipo de cosas.
Patricia asintió, su mirada calculadora fija en Camila.
—Entonces hazlo. Quiero que ese hombre sea investigado a fondo. Quiero saber todo sobre él: su nombre, su vida, sus debilidades.
El principio de la investigación
Esa misma noche, Camila contactó a un viejo conocido, un detective privado llamado Héctor, que se movía en círculos de moral cuestionable. Después de un breve intercambio de palabras y un depósito generoso en su cuenta bancaria, Héctor aceptó el encargo.
—Dame un par de días —le dijo Héctor por teléfono—. Te traeré todo lo que necesitas saber sobre ese hombre.
Dos días después
Héctor se presentó en la mansión con una carpeta en la mano. Patricia y Camila lo esperaban en el despacho, ansiosas por los resultados.
—No fue fácil —dijo Héctor mientras abría la carpeta—, pero tengo suficiente información para que entiendan con quién están lidiando.
Patricia le indicó con un gesto que continuara.
—El hombre que se llevó a Julia esa noche se llama Adrián —comenzó Héctor—. Es dueño de varias empresas legales, pero la verdad detrás de todo es mucho más oscura.
Patricia entrecerró los ojos, inclinándose hacia adelante.
—¿Qué tan oscura?
Héctor esbozó una sonrisa ligera antes de continuar.
—Adrián no es solo un empresario. Según mis fuentes, está vinculado a negocios turbios: lavado de dinero, tráfico de influencias, y algo más grave que todavía no puedo confirmar. Maneja todo con precisión y tiene contactos que lo protegen. Es un hombre peligroso.
Camila dejó escapar un silbido bajo.
—¿Entonces Julia está involucrada con un mafioso?
—Eso parece —dijo Héctor, entregando una serie de fotos a Patricia—. Lo seguí durante un par de días, y esto es lo que conseguí.
Patricia examinó las imágenes con detenimiento. Mostraban a Adrián entrando y saliendo de diferentes lugares, siempre escoltado por hombres que parecían más guardaespaldas que compañeros de negocios. En una de las fotos, incluso se veía a Julia con él, entrando a lo que parecía ser una lujosa residencia.
—Interesante… —murmuró Patricia, pasando las fotos a Camila.
—¿Y qué más tienes sobre él? —preguntó Camila mientras revisaba las imágenes.
—Tiene una reputación impecable en los negocios legales, pero su verdadera fortaleza está en lo que maneja detrás de escena. Sus enemigos suelen desaparecer o sufrir accidentes repentinos. No es alguien con quien meterse sin cuidado.
Patricia se recostó en su silla, su mente trabajando a toda velocidad.
—Esto cambia las cosas. Julia está bajo la protección de un hombre que no dudaría en destruirnos si se lo propone.
Camila frunció el ceño, confundida.
—¿Entonces qué hacemos? ¿Nos retiramos?
Patricia la miró con una sonrisa fría.
—Por supuesto que no. Si Adrián cree que puede interponerse en mi familia, está muy equivocado. Pero no vamos a atacarlo directamente. Hay otras maneras de destruirlo… comenzando por Julia.
Patricia sabía que para debilitar a Adrián, debía apartar a Julia de su lado. El vínculo entre ellos era lo que le daba fuerza a la chica, así que decidió enfocarse en fracturarlo.
—Vamos a utilizar lo que sabemos de Adrián para hacer que Julia dude de él —dijo Patricia, tomando una foto de Julia y Adrián juntos—. Si logramos convencerla de que está en peligro junto a él, se alejará por sí sola.
—¿Y cómo piensas hacerlo? —preguntó Camila, intrigada.
—Con pruebas falsas —respondió Patricia, su tono firme—. Héctor, necesito que fabriques documentos que sugieran que Adrián está utilizando a Julia como una herramienta en sus negocios sucios. Algo que sea convincente y que no pueda ignorar.
Héctor asintió, tomando nota.
—Eso se puede arreglar. Pero necesitaré tiempo.
—Hazlo rápido —ordenó Patricia, su mirada gélida—. Quiero esos documentos en mis manos lo antes posible.
Mientras tanto, con Julia y Adrián
En otro punto de la ciudad, Julia y Adrián compartían una cena tranquila en la casa de él. Aunque Julia aún estaba perturbada por los recientes ataques a su reputación, la compañía de Adrián la hacía sentir segura.
—¿Estás mejor? —preguntó Adrián mientras le servía una copa de vino.
Julia asintió, agradecida por su apoyo.
—Gracias por todo, Adrián. No sé qué habría hecho sin ti.
Él le dedicó una sonrisa cálida, pero detrás de sus ojos había una alerta constante. Sabía que el peligro aún no había pasado, y que las personas detrás del artículo que difamaba a Julia probablemente harían otro movimiento pronto.
—Siempre estaré aquí para ti, Julia —dijo, tomando su mano—. Pero necesito que confíes en mí completamente, pase lo que pase.
Julia asintió, aunque no pudo evitar sentir un leve escalofrío.
Unos días después, Julia recibió un sobre anónimo en la puerta de su apartamento. Intrigada, lo abrió, solo para encontrar una serie de documentos que acusaban a Adrián de actividades ilegales, vinculándola a ella como cómplice.
—Esto no puede ser verdad… —murmuró, sintiendo cómo la duda comenzaba a crecer en su interior.
Justo entonces, su teléfono sonó. Era Patricia.
—Julia, hija, quería saber cómo estás. Me enteré de unas cosas muy preocupantes sobre tu amigo Adrián. ¿Estás segura de que estás a salvo con él?
Julia apretó el teléfono contra su oído, sintiendo que las palabras de su madrastra solo aumentaban su confusión.
—No quiero hablar contigo, Patricia —respondió, tratando de mantener la calma—. No después de todo lo que me hiciste.
—Solo quiero ayudarte, Julia —insistió Patricia, con una voz suave y casi maternal—. Si alguna vez necesitas regresar a casa, aquí estaremos para ti.
Julia colgó, pero las dudas ya se habían sembrado.
En el fondo del juego
Desde su despacho, Patricia sonrió satisfecha al colgar el teléfono. Sabía que había comenzado a tejer una red que pronto atraparía a Julia y debilitaría a Adrián. Para ella, esto no era solo un plan; era un juego de poder que estaba decidida a ganar.
Camila, a su lado, levantó su copa en un gesto de celebración.
—Pronto, mamá, Julia estará fuera de nuestras vidas.
—Y Adrián no será más que un recuerdo —respondió Patricia con una sonrisa gélida.
o quizá se refiere a eilana o como se llame 🤔