"He regresado de las profundidades del infierno, un viaje oscuro y tortuoso, para reclamar lo que me pertenece. Soy Lucía Casanova, la única heredera de una dinastía marcada por la traición y el secreto. Mis enemigos pensaron que podían arrebatarme mi legado, pero no conocen la furia que despierta en mí la injusticia. Ahora, con cada paso que doy, el eco de mi venganza resuena más fuerte. ¡El tiempo de la redención ha llegado!"
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Capitulo XVI El juicio. Segunda parte
La sala estaba en un tenso silencio mientras me preparaba para comenzar. Miré a Lucia, su rostro mostraba una mezcla de determinación y nerviosismo, pero sabía que estaba lista. Ella había pasado por tanto, y ahora era el momento de que el mundo viera la verdad que había estado oculta durante demasiado tiempo.
"Lucia," comencé con voz firme, "quiero que te tomes tu tiempo para responder. Este es un espacio seguro donde puedes contar tu historia." La miré a los ojos, transmitiéndole confianza. Ella asintió ligeramente, y su respiración se volvió más controlada.
"¿Puedes contarnos lo que sucedió la noche en que decidiste presentar la demanda contra la familia Lombardi?" le pregunté.
Con una voz clara, Lucia comenzó a relatar los eventos que llevaron a su decisión. Habló sobre las amenazas, el acoso y el sufrimiento que había soportado. Cada palabra era como una flecha que atravesaba el aire, apuntando directamente al corazón de Guillermo y su abogado.
Mientras ella hablaba, noté cómo Guillermo se inquietaba en su asiento. Su arrogancia comenzaba a desvanecerse, y eso me llenó de satisfacción. Sabía que Lucia tenía el poder de cambiar la narrativa; solo necesitaba seguir siendo valiente.
De repente, el abogado de los Lombardi se alzó para interrumpir. "Su señoría, esta declaración está llena de emociones sin fundamento. ¿No sería más apropiado preguntarle a la acusada sobre su comportamiento en vez de centrar la atención en sus sentimientos?"
Su comentario provocó murmullos entre el público. Lucia mantuvo la calma y sonrió con desdén. "Mis sentimientos son parte de mi historia," respondió con firmeza. "No se puede separar lo que he vivido de lo que soy hoy."
Me sentí orgulloso de ella. Esa era la Lucia fuerte y decidida que había llegado a conocer y amar. El abogado intentó desviar la atención nuevamente, pero cada vez que atacaba, ella respondía con más fuerza.
Continué con las preguntas, guiándola para que hablara sobre las pruebas que teníamos: mensajes amenazantes, testigos dispuestos a hablar y documentos que confirmaban sus acusaciones. Cada detalle era crucial para construir su caso.
En algún momento, no pude evitar pensar en cómo todo esto afectaría nuestra relación. La idea de pedirle matrimonio seguía presente en mi mente; era un futuro en el cual quería construir juntos después de todo este caos. Pero ahora no era el momento adecuado para distraerla con mis pensamientos románticos.
Finalmente, cuando terminó su declaración, sentí una oleada de orgullo y admiración por ella. Lucia había enfrentado no solo a sus enemigos, sino también sus propios miedos y dudas. Sabía que esta batalla era solo el inicio de un largo camino hacia la justicia.
Mientras regresaba a mi asiento junto a ella, nuestras miradas se encontraron por un breve instante. En ese momento silencioso, comprendí que independientemente del resultado de este juicio, habíamos pasado por tanto juntos y eso no podría ser arrebatado.
"Estás increíble," le susurré mientras tomaba su mano suavemente bajo la mesa. Aquel contacto me dio fuerzas; sabíamos que debíamos seguir luchando juntos.
El turno del abogado de los Lombardi había 2 llegado, ese hombre era implacable y no tenía ni un poco de escrúpulos, el llamo a Lucia a prestar su declaración, sabíamos que no sería fácil, pero tampoco imaginamos que este sujeto fuera tan despreciable.
“Señora Casanova... ¿Acaso no es cierto que usted mantuvo una relación amorosa con el señor Sebastián Lombardi?”.
“Así es, eso fue del dominio público”, la frialdad con la que Lucia respondió me dejó impresionado.
“¿También es cierto que el señor Sebastián termino con usted para casarse con su actual esposa?”.
“Así es, pero no entiendo a donde quiere llegar con esas preguntas”.
“Es obvio lo que está pasando aquí, usted solo está reaccionando por celos, usted quiere destruir a la familia Lombardi para tomar venganza, ya que la familia la rechazo”.
“¿En algún momento hará una pregunta sería?”, Lucia se mantenía con una postura solemne, en su voz no se escuchaba ni una gota de nerviosismo, ahora la admiraba muchísimo más.
El abogado seguía atacando sin contemplación, pero Lucia se mantuvo firme, su mirada no se desvió ni un instante. Sabía que el abogado intentaba jugar con sus emociones, pero estaba decidida a no dejarse llevar por sus provocaciones. "No estoy aquí por celos, ni por venganza. Estoy aquí para contar la verdad sobre lo que realmente sucedió," respondió con una claridad que resonó en la sala.
El abogado sonrió, como si hubiera encontrado una grieta en su defensa. "¿Y qué verdad es esa, señora Casanova? ¿La verdad de una mujer herida que busca atención a través del escándalo?" Los murmullos del público aumentaron, y pude sentir la tensión en el aire.
Lucia respiró hondo y continuó: "La verdad es que fui víctima de un patrón de abuso por parte de la familia Lombardi. No se trata de mí ni de mis sentimientos; se trata de las acciones que ellos tomaron y el daño que causaron." Era evidente que el abogado no esperaba esa respuesta. Intentó cambiar de táctica, buscando debilitar su testimonio con preguntas sobre su vida personal, pero Lucia no cedió. Cada ataque era respondido con una defensa más sólida.
"¿Acaso no le parece conveniente presentar su demanda justo después de que el señor Lombardi se casara?" insistió, intentando sembrar dudas en la mente del jurado.
"Conveniente o no, eso no cambia lo que sucedió," replicó Lucia con firmeza. "Mis experiencias son válidas y merecen ser escuchadas, independientemente del momento." Me sentí abrumado por la valentía que mostraba. En ese instante, comprendí que esta batalla no solo era legal; era una lucha por su dignidad y su voz. Cada palabra que pronunciaba resonaba como un eco de todas las mujeres que habían sido silenciadas. El abogado continuó intentando desacreditarla, pero cada intento parecía hacerla más fuerte. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, terminó su interrogatorio.
El juez miró a Lucia y le dijo: "Puede retirarse." Mientras ella se levantaba para salir del estrado, sentí un nudo en el estómago; era un momento crucial en su lucha. Cuando regresó a mi lado, la miré a los ojos y vi una mezcla de agotamiento y determinación. "Lo hiciste increíble," le dije mientras la abrazaba suavemente. "Eres más fuerte de lo que crees." Ella sonrió levemente, agradecida por mi apoyo. Pero sabía que esto aún no había terminado. El juicio apenas comenzaba y el camino hacia la justicia sería largo y complicado.