Ecos De Acero

Cuando el tiempo otorgado por el Shokan terminó, los participantes regresaron al campo y se posicionaron en sus respectivas zonas. En el lado del equipo verde, Somi observó detenidamente al equipo contrario. Algo no encajaba.

—Oye, Sol, ¿se pueden hacer cambios por otros participantes? —preguntó, inquieta.

Sol, mientras se estiraba despreocupadamente, respondió:

—No he visto que eso pase antes.

Nezu, más alerta, observó al equipo rojo y señaló:

—Ion ya no está.

Todos dirigieron su mirada hacia la formación del equipo contrario. Ion, el oponente eléctrico, había desaparecido y en su lugar estaba un rostro nuevo: Azazel. Un aura inquietante parecía rodearlo, y su postura relajada contrastaba con el ambiente de tensión creciente.

Zen, con su característico tono apático, comentó sin miramientos:

—Han traído a alguien peligroso.

Somi, sintiendo un escalofrío, preguntó con preocupación:

—¿Incluso más que Ion?

Nezu, girando hacia ella, le respondió con firmeza:

—No pienses en los otros. Tu mente debe estar aquí, en lo que vamos a hacer.

Por otro lado, Azazel estaba extasiado. Extendió los brazos hacia la multitud, como si absorbiera la energía de los gritos y vítores. Respiró hondo, cerrando los ojos con una sonrisa peligrosa.

—¡Qué bien se siente estar libre por fin! —exclamó, como si sus palabras fueran un desafío dirigido al mundo entero.

Kael se acercó a él, mirándolo fijamente con su habitual gesto de superioridad.

—Te elegí por algo. No me decepciones, Azazel.

Azazel bajó los brazos lentamente y giró hacia Kael, su sonrisa volviéndose más siniestra.

—Tranquilo. Haré que todos recuerden este día. Y a mí.

La tensión en el campo era palpable. La multitud rugía de emoción, inconsciente del peligro que representaba el cambio en la formación. Mientras el gran tambor se preparaba para retomar el juego, los dos equipos se alistaban, sabiendo que el enfrentamiento iba a escalar a un nivel completamente nuevo.

El gran tambor resonó con fuerza, haciendo vibrar el aire y marcando el reinicio del juego. La ceremonia continuaba, y el rugido de la multitud llenaba la arena mientras ambos equipos se posicionaban con determinación.

Azazel y Kael avanzaron rápidamente por el medio, dirigiéndose hacia el territorio verde. Al verlos venir, Nezu y Nox se lanzaron en su dirección para interceptarlos. Sin embargo, Azazel, con una sonrisa llena de confianza, saltó ágilmente sobre ellos.

Nezu, que iba un poco más adelante que Nox, se percató del movimiento y gritó una advertencia:

—¡Nox, está sobre nosotros!

Nox, enfocado en su propia batalla, ignoró el aviso y continuó hacia su hermano Kael. Nezu chasqueó la lengua, molesto.

—¡Maldito! —murmuró mientras frenaba en seco y saltaba hacia atrás, interponiéndose en el camino de Azazel.

Azazel, que no esperaba esa reacción, lo golpeó con fuerza en el pecho, pero Nezu logró mantenerse firme.

—Vaya, vaya, —rió Azazel mientras lo observaba con interés—. Eres un niño bastante interesante.

El campo se paralizó. Todos los participantes quedaron quietos, evaluando la situación y esperando quién tomaría la ventaja. La tensión era palpable.

Azazel esbozó una sonrisa astuta e hizo una finta hacia la izquierda, intentando engañar a Nezu, pero luego saltó alto hacia su derecha. Nezu, atento, reaccionó rápidamente. Con un movimiento ágil, tomó el pie de Azazel en el aire y lo lanzó hacia atrás con fuerza.

—Esto se está poniendo divertido —dijo Nezu, con una sonrisa desafiante.

Mientras tanto, más atrás, Nox intentaba desesperadamente superar la defensa de su hermano Kael. Este, sin esfuerzo aparente, golpeó las piernas de Nox, haciéndolo trastabillar, y luego le propinó un golpe en la cara para dejarlo atrás.

—Siempre tan terco, hermanito —murmuró Kael mientras avanzaba.

Kael llegó junto a Azazel, pasando al lado de Nezu con una rapidez impresionante.

—¡Hazlo! —le ordenó Kael.

Azazel asintió con una sonrisa entusiasta. Mientras Kael corría por un lado, Azazel tomó el camino contrario, esquivando a Sol, quien intentó cerrarle el paso. Kael, anticipando el movimiento, se giró y empujó a Sol hacia Nezu, obligándolos a retroceder.

—¡Quítense del camino! —gritó Kael mientras ambos avanzaban rápidamente hacia la zona verde.

Nezu esquivó a Sol y retomó la persecución, pero el dúo rojo iba demasiado rápido. Kael, con una expresión seria, se detuvo en seco frente a Nezu y levantó su espada de madera.

—Si la escoria en el pozo ve una luz, me encargaré de apagarla.

Nezu apretó los dientes y se lanzó contra él, mientras Azazel continuaba avanzando sin mirar atrás. Zen, aprovechando la distracción, saltó frente a Kael y chocó espadas con él, tratando de ganar tiempo.

Azazel, mientras tanto, utilizó la espalda de Zen como apoyo para impulsarse aún más alto.

—¡Volaré como un dragón! —gritó con entusiasmo mientras caía directamente hacia la zona verde.

Kael bloqueó a Nezu con fuerza, deteniéndolo por completo.

—No pasarás.

En la zona verde, Somi ya esperaba la llegada de Azazel. Sin dudarlo, se lanzó para detenerlo. Azazel, con movimientos ágiles, esquivó su primer intento con facilidad, giró y la empujó hacia un lado con una patada.

—Buen intento, niña —rió Azazel mientras avanzaba.

Cuando estaba a punto de entrar al hueco para anotar, Somi, sin rendirse, se lanzó con todas sus fuerzas, tacleándolo desde atrás. Ambos rodaron por el suelo, terminando al borde del campo. Azazel, aún tumbado, soltó una carcajada.

—¡Esa es la actitud que me gusta!

Tomó a Somi por el rostro con fuerza, levantándola en el aire mientras ella intentaba liberarse.

—Pero me temo que este es mi punto.

Con un movimiento rápido y brutal, Azazel lanzó a Somi al hueco, asegurando el punto para su equipo.

El tambor resonó nuevamente, y el marcador cambió: 2-2.

Azazel se levantó, riendo a carcajadas, con los gritos del público resonando a su alrededor.

Los participantes fueron devueltos a sus zonas, mientras el rugido de la multitud celebraba la intensidad del juego.

—¡Viven para entretenerme! —gritó mientras extendía los brazos.

El eco del tambor todavía resonaba cuando Azazel se llevó una mano a la cara, extasiado. Sus dedos temblaban mientras sonreía de manera desquiciada.

—¡Esto... esto es lo que buscaba! —murmuró con fervor—. ¡Puedo sentir cómo me activa! —Se giró hacia Kael y, sin previo aviso, lo abrazó fuertemente—. ¡Te lo juro, Kael! ¡Quiero que sigas apoyándome siempre!

Kael, visiblemente incómodo, lo apartó con un empujón seco.

—Concéntrate en ganar, demonio.

Azazel, lejos de ofenderse, soltó una carcajada.

—Cuando ganemos, te pediré matrimonio.

Kael suspiró, ignorándolo mientras adoptaba su postura seria de siempre.

—Haz lo que quieras, pero enfócate.

Azazel se llevó una mano al pecho, inclinándose teatralmente hacia Kael.

—Lo verás, ángel.

—Cállate y prepárate —respondió Kael, mirando al frente sin darle importancia.

Unos metros atrás, Christian observaba la escena junto a Sea, con una mezcla de sorpresa y desdén.

—No necesitaron de nosotros, ¿eh? —dijo con amargura.

Sea asintió, recargándose contra la pared mientras cruzaba los brazos.

—Son unos monstruos juntos. Es como si no necesitaran más equipo.

Vira, que estaba más alejada, giraba su disco con los dedos mientras esbozaba una sonrisa despreocupada.

—Úsenlos de escalón, entonces. Si ellos nos eclipsan, úsenlos para mejorar.

Christian apretó los puños, bajando la mirada.

—Desde el principio, mi único plan ha sido superar a Kael.

Sea lo observó de reojo, pero no dijo nada. Solo dejó que la tensión de Christian hablara por sí sola.

Del otro lado del campo, el equipo verde se reunía en círculo. Zen, con su tono impasible de siempre, rompió el silencio.

—El balance ha sido roto.

Sol, apoyando una rodilla en el suelo mientras ajustaba sus guantes, asintió.

—Su ataque ahora es mucho más peligroso.

Nox, parado junto al abismo, miró al frente con seriedad.

—Los destruiré de frente.

Nezu, sin embargo, comenzó a aplaudir lentamente, atrayendo la atención de todos.

—No podemos seguir con la misma estrategia sabiendo que ellos nos superan en ataque.

Sol se puso de pie y se acercó a Nezu, abrazándolo por el hombro mientras inclinaba un poco la cabeza para estar a su altura.

—Entonces, ¿qué tienes en mente, genio?

Nezu señaló al frente mientras respondía con calma.

—Los mejores en ataque somos Nox y Zen. Así que ellos irán al frente. El resto de nosotros nos concentraremos en defender nuestra zona.

Somi, que observaba desde un costado, inclinó la cabeza, pensativa.

—¿Y si ellos necesitan apoyo?

—Si eso ocurre, subiré para apoyar el ataque —respondió Nezu sin dudar—. Pero si ellos tienen problemas en la defensa, Zen bajará para equilibrar.

Sol rió, soltando el hombro de Nezu mientras asentía.

—Está bien, me parece justo.

Zen encogió los hombros, manteniendo su tono indiferente.

—Me da igual.

Nox, por su parte, se limitó a ajustar sus guantes, ignorándolos mientras se preparaba para el reinicio del juego.

El tambor marcó el reinicio, y los jugadores se lanzaron al centro del campo. Nox avanzaba con determinación junto a Zen, encontrándose rápidamente con Kael y Azazel. Sin esperar, Nox dirigió su mirada a su hermano, decidido a enfrentarlo, pero Zen lo sujetó del brazo y, con un movimiento brusco, lo arrojó hacia Azazel.

—¡Encárgate! —dijo Zen, sin apartar la vista de Kael.

Nox rodó salto por los bambues, reincorporándose con agilidad y esquivando un ataque veloz de Azazel. El demonio, divertido, soltó una carcajada.

—Así que tú eres el hermanito del ángel. —Azazel esbozó una sonrisa burlona, midiendo cada movimiento de Nox.

—¡Cállate! —rugió Nox, lanzando un golpe directo.

Azazel detuvo el impacto con su espada de madera, y sus ojos brillaron con malicia mientras sus armas chocaban.

—¿Sabes? Él me eligió a mí. Eso debe doler, ¿no?

La rabia de Nox se intensificó. Presionó a Azazel, obligándolo a retroceder mientras repetía con furia:

—¡Cierra la maldita boca!

Sin embargo, cerca de ellos, Christian avanzaba sin pausa, aprovechando la distracción entre los otros cuatro. Nezu apareció como un rayo, derribándolo sin esfuerzo y lanzándolo al abismo cercano. Christian gritó, frustrado, mientras Nezu seguía su camino.

Azazel intentó interponerse para frenar a Nezu, pero Nox aprovechó la oportunidad y lo empujó, obligándolo a retroceder aún más. Nezu continuó avanzando, pero pronto sintió una presencia pesada frente a él: Sea.

—Estoy aqui para ponerte una correa —dijo Sea, su voz cargada de confianza.

Nezu se tensó al sentir la presión en el aire, pero antes de reaccionar, Sea lanzó una serie de ataques rápidos con su estoque. La velocidad y precisión desarmaron a Nezu, quien apenas tuvo tiempo de retroceder. Cayó al abismo, usándo los bambues para recuperar su equilibrio y la espada. Desde allí, saltó entre las cañas, alejándose de Sea y buscando una posición más segura.

Mientras tanto, Kael enfrentaba a Zen. Cansado de no poder avanzar, Kael tomó una decisión drástica: destruyó los bambúes bajo los pies de Zen con una patada contundente, haciendo que el espadachín cayera al vacío.

Antes de que Zen desapareciera por completo, Sol apareció de la nada, saltando entre los bambúes con destreza y atrapándolo justo a tiempo.

—¡Vuelve al campo! —gritó Sol, impulsándolo de regreso.

Zen aterrizó junto a Nezu, agradeciendo el apoyo con un simple movimiento de cabeza. Pero las cosas se complicaron rápidamente. Azazel y Sea atacaron en conjunto, forzando a los dos a separarse. Sea, ágil y precisa, se enfocó en Zen, mientras Azazel mantenía la presión sobre Nezu.

Kael, por su parte, encontró una apertura y avanzó hacia la zona verde del equipo contrario. Allí lo esperaba Somi, plantada con firmeza.

—Esta vez no pasarás —le dijo, su voz temblando de determinación.

Kael apenas le dirigió una mirada. Con un movimiento rápido, la derribó y continuó su camino. Somi, desde el suelo, se negó a rendirse. Con una fuerza renovada, tomó su espada de madera, que repentinamente chispeó con un fuego brillante. Con un giro feroz, golpeó a Kael, obligándolo a retroceder, impresionado por la intensidad del ataque.

—Eso fue... inesperado —murmuró Kael, mientras retrocedía fuera de la zona verde.

Somi cayó de rodillas, exhausta pero satisfecha.

Con el tiempo ganado por Somi, Nezu y Zen lograron posicionarse en la zona verde, listos para defender.

Nezu y Zen se movían en perfecta sincronía, como si hubieran practicado juntos durante años. Zen bloqueaba los ataques rápidos de Sea mientras Nezu contrarrestaba las fintas de Azazel. Cada vez que Kael intentaba avanzar, uno de los dos lo frenaba.

Zen, que normalmente no mostraba emoción, habló mientras lanzaba un corte hacia Sea:

—Ahora veo como el aburrimiento me encerró como a un preso...

Usó la postura defensiva de Nezu como apoyo, girando para lanzar a Sea hacia el abismo.

—Pero gracias a él... —Zen sonrió ligeramente, algo inusual— puedo comenzar a ver los colores. Jugar con él es divertido.

En un movimiento amplio y perfectamente calculado, ambos lograron desestabilizar a Kael y Azazel, lanzándolos hacia el borde del campo. Kael cayó por completo, pero Azazel, con un grito salvaje, logró sujetarse a un bambú.

—¡Esto es lo que soy, un salvaje! —gritó Azazel, mordiéndose el labio hasta sangrar, mientras escalaba de regreso al campo—. ¡Esta es mi naturaleza!

Impulsándose con fuerza, Azazel destruyó uno de los bambúes para lanzarse hacia la zona verde. Nezu y Zen intentaron detenerlo, pero su embestida fue imparable.

Azazel atravesó el campo y, con un salto final, se lanzó al agujero, asegurando un punto para su equipo.

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